Hace tres días, el abogado de Alberto de Bélgica, Alain Berenboom, hacía público un mensaje en el que el monarca reconocía, por un lado, haber recibido los resultados de la muestra de ADN a la que se prestó en su día y, por otro, ser el padre biológico de Delphine Böel, la mujer belga de 51 años que lleva desde 2013 reclamando la paternidad del padre del rey Felipe. "El rey ya no tiene tres hijos, sino cuatro. Delphine heredará de la misma manera que los otros tres", explicaba el letrado en aquel momento, abriendo de par en par la puerta a un delicado derrotero aún por explorar: la cuestión de la herencia.
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La resolución del examen genético, que deja claro que Delphine es la hija biológica del monarca -algo que para ella y su familia era de vital importancia aclarar, tal y como deslizaba este miércoles su abogado Yves-Henri Leleu-, deja paso ahora al siguiente paso, la vía económica. Y es que, aunque la artista belga se ha afanado en numerosas ocasiones en decir que la reclamación de la paternidad no venía motivada por un objetivo monetario, de lo que no hay duda es de que tiene derecho, como el resto de sus hermanos, Felipe, Astrid y Laurent, a una parte de la herencia de su progenitor.
La última información al respecto llegaba este mismo jueves, cuando el Boletín Oficial de Bélgica desvelaba que los reyes Alberto y Paola llegaron a modificar, ante un notario y hasta en dos ocasiones, el régimen de su matrimonio. Es decir, cambiaron el contrato que habían rubricado cuando se dieron el 'sí, quiero'. Lo hicieron, al parecer, en el año 2014, curiosamente poco después de que Delphine Böel comenzara a mover ficha en su lucha por ser reconocida legalmente como hija biológica de Alberto de Bélgica. Según varios medios de comunicación del país, la intención del matrimonio no sería otra que salvaguardar su situación ante lo que pudiera suceder con Delphine. Con todo, la ya hija biológica del monarca tendrá derecho a una pequeña parte de la herencia.
Otro sector de la prensa alega que, una vez que se inicie el proceso legal, la belga se verá abocada a renunciar al derecho de heredar la enorme fortuna de su padre legal, Jacques Böel, que es mucho mayor que la del propio rey Alberto. Concretamente, está estimada en 1.600 millones de euros. Según el experto en economía Ludwig Verduyn, le habría sido más rentable a Delphine Böel continuar siendo la sucesora de su padre legal, en vez de luchar por ser reconocida por Alberto de Bélgica.
En cualquier caso, el procedimiento legal no ha terminado. La petición de reconocimiento de la paternidad, que se basa entre otras cosas en los resultados genéticos, deberá debatirse en una audiencia ante el Tribunal de Apelaciones de Bruselas. Esto sucederá el próximo 4 de junio. Será entonces cuando la justicia delibere y dictamine un fallo en el plazo de 30 días desde ese momento. Eso sí, el padre del rey Felipe de los Belgas podría reconocer legalmente antes a Delphine y, en ese caso, no se requeriría llegar al 4 de junio para declarar cerrado el proceso judicial.
Aunque la belga no aparecerá en el orden de sucesión al trono ni ostentará título alguno de princesa de Bélgica, sí podría cambiar el nombre y utilizar el de la Familia Real belga, tal y como recoge Le Soir. O bien seguir manteniendo el que ha llevado hasta el momento, el de Böel.