La Familia Real de Bélgica está viviendo un día de celebraciones y enorme alegría. La princesa Elisabeth, heredera al trono y duquesa de Brabante, ha cumplido este viernes 18 años, una fecha de lo más significativa que la Corona ha querido enmarcar con un solemne acto que ha tenido lugar en el Salón del Trono del Palacio Real de Bruselas. En la ceremonia, la primogénita de los reyes Felipe y Matilde ha sido condecorada con la Gran Orden de Leopoldo, de la que el monarca es el actual gran maestre. Lejos de la institucionalidad del paso que la Princesa acaba de dar como heredera, la histórica ceremonia ha dejado momentos únicos en los que se ha visto a unos Reyes muy emocionados y orgullosos en su papel de padres, a punto de saltarse el protocolo cuando casi afloran las lágrimas al escuchar el primer gran discurso de su hija como mayor de edad.
Después del discurso del soberano en el que ha manifestado que “tu madre y yo estamos muy felices de que seas nuestra hija y orgullosos de cómo eres y de como ves la vida” y de la intervención de una selección de chicos de su edad que la han felicitado, ha llegado el gran momento de la homenajeada. El Rey ha impuesto a su primogénita la insignia del Gran Cordón de la Orden de Leopoldo, tras lo cual, la princesa Elisabeth ha dirigido unas palabras.
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Ha sido entonces cuando, por unos instantes, los Reyes han sacado a relucir su faceta de orgullosos padres. Por un día, Felipe y Matilde de Bélgica han dejado su característica discrección para dejar aflorar sus sentimientos. Con las manos entrelazadas y a punto de llorar, han escuchado la intervención de su hija. “Durante los últimos dieciocho años he vivido muchos momentos enriquecedores que me han hecho ser quien soy. Juntos formamos un gran equipo. Gracias mamá por estar siempre disponible y por escucharme con atención. Gracias papá por tu confianza. Sé que siempre podré contar contigo en el futuro”, han sido las palabras más familiares y cariñosas que la Duquesa ha dedicado a su familia.
Tras su discurso, Elisabeth ha tenido una cerrada ovación, en la que sus padres no han parado de aplaudir sin borrar la sonrisa de sus caras. Al volver a su asiento ha recibido el saludo de su padre y los brazos abiertos de la reina Matilde. Acto seguido, se ha acercado a sus hermanos y al resto de familiares, entre los que se encontraban sus abuelos, los reyes Alberto y Paola.
Con esta solemne ceremonia, Bélgica ha cerrado las festividades por la mayoría de edad de su princesa, que en breve regresará al prestigioso UWC Atlantic College de Gales para continuar con sus estudios. Aunque al alcanzar los 18 años, y según recoge la Constitución, Elisabeth puede actuar como regente, sus padres prefieren que continúe con su formación académica y, por tanto, ha rechazado temporalmente la asignación de 920.000 euros anuales a la que desde este viernes tendría derecho.