La Familia Real belga se ha dado este sábado un auténtico baño de multitudes. Dos celebraciones han sido las responsables. Por un lado, la celebración de los cinco años en el trono de Felipe de Bélgica, quien fue investido como rey después de que su padre, el rey Alberto II, renunciase voluntariamente después de dos décadas al frente de la Corona. Por otro, los actos conmemorativos del Día Nacional de Bélgica. Fue en 1831 cuando el rey Leopoldo I juró la Constitución gracias a la que el país adquirió la independencia y se convirtió en un estado soberano. Desde entonces, es una cita ineludible en la que no falta ni la música, ni el baile, ni las celebraciones eucarísticas ni, por supuesto, los desfiles militares.
El viernes los Reyes acudieron al Baile Nacional popular en la plaza Vossenplein de Bruselas y, poco después, se desplazaron hasta el Palacio de las Bellas Artes para presenciar, junto a la princesa Astrid y su marido Lorenzo, el tradicional Concierto Preludio al Día Nacional ofrecido por la Orquesta Nacional de Bélgica. Al día siguiente, Felipe y Matilde de Bélgica decidieron ceder todo el protagonismo a sus cuatro hijos: Elisabeth, Gabriel, Emmanuel y Éléonore. Los seis llegaron a primera hora de la mañana de este sábado al Te Deum celebrado en Catedral de San Miguel y Santa Gúdula. Esta vez no les acompañaron la princesa Astrid y su esposo, que hicieron lo propio en la catedral de San Pablo de Lieja. Allí, los monarcas belgas se mostraron de lo más cercano con los ciudadanos que les esperaban a las puertas del templo.
Sus hijos, muy aclamados, no dudaron en hacerse selfies con todo aquel que se lo pidió. La familia al completo respondió con sonrisas y palabras de agradecimiento a los mensajes y a los ramos de flores con los que el pueblo quiso obsequiarles. En un momento dado, Matilde de Bélgica se dejó ver charlando animadamente con un grupo de personas, mostrando así su lado más tierno y humano, tal y como se desprende de las imágenes. A su lado, dos de sus hijos, que escuchaban atentamente las indicaciones de su madre. Un auténtico baño de masas para la Familia Real belga en este importante día, en el que Felipe, Matilde y sus hijos mostraron, además de una imagen de unidad, sus mejores galas.
La esposa del rey eligió para la ocasión un total look en rojo troquelado de Natan con flores bordadas, cuello barco y manga francesa. Combinado con zapatos, cartera y sombrero a juego, este último perteneciente a la colección Couture de la Casa Fabienne Delvigne, fabricado con fibras naturales que le confería un aire de lo más elegante. Por su parte, la primogénita de Felipe y Matilde de Bélgica destacó con un vestido midi negro con estampado floral de manga corta y con un lazo rojo a la cintura. En cuanto a Gabriel y Emmanuel, lucieron sendos trajes azules. La pequeña, Éléonore, lució un vestido de manga corta en color amarillo.
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Esta semana, la Casa Real ha difundido nuevos retratos oficiales de la Primera Familia belga. Destaca una fotografía del rey vestido con uniforme militar con galones, así como otra del matrimonio con su hija mayor, Elisabeth. Completa la serie de instantáneas una imagen, ya más informal, de la familia al completo en los jardines de su residencia de Laeken. Las celebraciones por el Día Nacional de Bélgica y por el quinto aniversario de reinado de Felipe culminan este sábado con un desfile militar en las inmediaciones del Palacio Real y fuegos artificiales. Dos han sido los grandes ausentes de estos festejos, concretamente los reyes Alberto y Paola, que se encuentran disfrutando de sus vacaciones en su residencia de Villa Carlotta, a orillas del italiano Lago Como.
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