"Los exámenes y el estrés han terminado. Las vacaciones pueden comenzar. Les deseamos a todos unas felices vacaciones". Con estas palabras y varias instantáneas familiares, la familia real belga inauguraba las vacaciones estivales a la vez que revelaban a sus ciudadanos y al resto del mundo el primer destino escogido. Tal y como se puede observar en las imágenes, Felipe y Matilde de Bélgica, junto a sus cuatro hijos, la princesa Elisabeth, de 16 años, el príncipe Gabriel, de 14, Emmanuel, de 12 años, y la pequeña Éléonore, de 10, han visitado la abadía de Villers-la-Ville, uno de los lugares arquitectónicos más importantes de Europa declarado patrimonio de la Región Valona.
Los Reyes y sus hijos descubrieron este entorno natural e histórico a través de unos paneles y pantallas táctiles en las que aparecía una maqueta monumental que reconstruye la antigua abadía a través de la cual pudieron comprobar cómo era la vida de los monjes en la Edad Media. A través de las diferentes imágenes que han compartido, podíamos ver a la familia al completo descubriendo este espectacular lugar ubicado a escasos 50 kilómetros de Bruselas. Especialmente entusiasmada se mostró la benjamina de la familia, que mostraba a su madre su pantalla.
Este pistoletazo de salida a las vacaciones familiares era la excusa perfecta para ofrecer una vez más varios retratos familiares. Así, Felipe y Matilde de Bélgica posaban en solitario con los arcos de la abadía de fondo y también junto a su hija Elisabeth, la futura heredera. Los príncipes también posaban juntos para la ocasión, dejando ver que poco queda de aquellos niños, pues ya son unos adolescentes.
Para la ocasión, Matilde de Bélgica optó por una camisa color crema de mangas tres cuartos y abullonadas que combinó con pantalones floreados de colores mientras que el monarca optaba por unos pantalones deportivos y camisa de rayas que combinó con una americana color crema.
El año pasado, la Familia Real belga también quiso compartir su ya tradicional posado veraniego mostrando un día de turismo en un lugar de interés de Bélgica. Los Reyes y sus hijos visitaron en aquella ocasión dos museos de la capital europea: el de instrumentos musicales y el dedicado a los cómics, que dejaba grandes instantáneas de la familia.