Tras aterrizar en el aeropuerto de Tokio, Felipe y Matilde de los belgas tuvieron su primera cita con la tradición japonesa y visitaron uno de los lugares más turísticos de la ciudad, el santuario sintoísta de Nezu
Los Reyes de los belgas recorrieron a pie los templos, algunos de ellos datan de 1700, esta fue la forma de comenzar un viaje oficial que ha conmemorado los 150 años de relaciones bilaterales entre ambos países
Los Reyes de los belgas cumplieron todas las tradiciones en un lugar cargado de historia
El emperador Akihito de Japón y su esposa, la emperatriz Michiko, ofrecieron a los reyes belgas una ceremonia de bienvenida que contó con la presencia del primer ministro nipón Shinzo Abe y su esposa Aki, informó la agencia imperial nipona.
Los Emperadores ofrecieron a Matilde y a Felipe de los belgas una cena de Estado en su honor. Un encuentro que ha sido muy celebrado por ambos países ya que las casas reales de Japón y de Bélgica han estrechado su amistad desde que el emperador Akihito se reuniera con el rey Balduino I durante su viaje a Europa y Estados Unidos en 1953 como príncipe heredero.
Entre los asistentes se encontraron también el príncipe heredero Naruhito y la princesa Masako, en la que fue su primera aparición en un acto de estas características desde octubre de 2014, cuando los reyes Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda visitaron el país asiático. Masako, conocida popularmente como la "princesa triste", redujo sus apariciones públicas y compromisos oficiales por la depresión que sufre desde hace más de una década.
Cientos de japoneses aguardaban la llegada de los monarcas la ciudad de Yuki en donde asistieron a una demostración de los procesos de tejido locales
Matilde y Felipe de los belgas dedicaron el cuarto día de su viaje a conocer Nagoya, la cuarta ciudad más grande de Japón y a la que fueron en shinkansen, el tren de alta velocidad. Una vez en la ciudad descubrieron, entre otras cosas, los mercados en los que se venden productos belgas, entre ellos el apreciado chocolate.
La Familia Imperial se volcó para dar la mejor despedida a los Reyes de los belgas con un concierto que se ofreció en su honor
La princesa Masako fue la única dama de la Familia Imperial que prescindió del tradicional kimono para despedir a los Reyes de los belgas