Ningún miembro de la Familia Real belga acudió al tradicional Concierto de Navidad que cada año organizan los los reyes Felipe y Matilde en el Palacio Real de Bruselas y que tiene como objeto agradecer al personal de la Casa Real su dedicación durante el año. La prensa belga pone el acento hoy en que pese a que tanto los padres del Rey como sus hermanos estaban oficialmente invitados, ninguno de ellos decidió acudir al evento y ni siquiera informó sobre la razón de su ausencia.
Los soberanos solo contaron con la presencia de sus cuatro hijos, los príncipes Elisabeth, Gabriel, Emmanuel y Eléonore, que irrumpieron en el salón de palacio unidos de la mano. Gesto que la prensa local atribuye al simbolismo del comienzo de una nueva etapa para la Corona belga y un mensaje de unidad, pese al resto de los demás miembros de la Familia Real y sus continuas disputas, que pertenecen a un periodo ya superado.
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Según el diario Het Nieuwsblad en su edición de hoy, la princesa Astrid, hermana del Soberano, habría preferido celebrar de forma privada el cumpleaños de su marido, el príncipe Lorenzo, que ayer cumplía 60 años. El periódico apunta, por otro lado, que las relaciones entre el Rey y su hermano pequeño, el príncipe Laurent, serían en estos momentos prácticamente inexistentes, lo que justificaría su desplante. Por su parte, es conocido que los antiguos reyes Alberto y Paola rechazan acudir a la mayoría de los actos oficiales de la Familia Real belga. Se trata de la primera vez, en cualquiera de los casos, que los Reyes, anfitriones del acto, no son acompañados por todos sus familiares o, al menos, por alguno de ellos. El año pasado, por ejemplo, las princesas Claire, esposa del príncipe Laurent, y Astrid sí estuvieron presentes.
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La velada musical estuvo protagonizada por Mesías de Haendel, que fue interpretado por la orquesta Concert d'Anvers y por el coro Vlaams Radio Koor, dirigidos por el maestro Bart van Reyn y con la presencia de diversos solistas de la Muziekkappel Koningin Elisabeth. Tras el concierto los Reyes y sus hijos felicitaron a los músicos personalmente. Ausencias reales al margen, fueron los niños reales, conjuntados en negro y granate, los grandes protagonistas en esta ya tradicional aparición oficial con motivo de la Navidad. La princesa Elisabeth, toda una mujercita, volvió a demostrar soltura en estas lides protocolarias, protección de hermana mayor y elegancia con un precioso vestido con falda evasé, similar al de su hermana pequeña, y un recogido juvenil acorde a sus 14 años. Los Príncipes, grandes aficionados a la música, afición heredada de su madre, la reina Matilde, incluso pudieron tocar alguno de los instrumentos. La buena disposición navideña palió al fin y al cabo las faltas.
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