Los antiguos reyes Alberto y Paola de los belgas, acompañados de la princesa Astrid y el marido de ésta, el príncipe Lorenzo, han acudido esta mañana en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas a la misa Te Deum con la que se celebra el tradicional "Día del Rey", con el que desde 1866 se conmemora la onomástica del rey Leopoldo, primer rey de los belgas desde 1831 a 1865. A esta celebración no acuden los Reyes vigentes, una vez que, según las reglas protocolarias, no está bien visto que el homenajeado esté presente en una ceremonia celebrada en su honor.
Los graves atentados del pasado viernes en París han marcado la jornada. La presencia policial alrededor de la catedral bruselense fue muy notable, así como en torno a Palacio de la Nación, donde por la tarde se celebró una recepción institucional organizada por la Cámara de Representantes, el Senado y el Gobierno Federal. Si bien los miembros de la Casa Real se acercaron a saludar, como es habitual, a los ciudadanos congregados en la plaza de la catedral, lo hicieron de forma más breve que en otras ocasiones, dirigiéndose rápidamente al interior del templo para oír la misa.
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La celebración del Día del Rey ha supuesto la primera aparición de la reina Paola en público desde el pasado abril. En agosto pasado Palacio anunció que la antigua Soberana tendría que guardar reposo durante un periodo indeterminado por razones médicas. "Tras la realización ayer de una serie de exámenes médicos, a la reina Paola se le ha recomendado un total descanso. Consecuentemente, todas las actividades oficiales programadas para los reyes Alberto y Paola quedan anuladas por el momento", rezaba la nota. A finales de septiembre la Casa Real comunicó que la Reina padecía problemas cardíacos, poniendo así fin a varios rumores sobre su estado de salud.
La gran ausencia de la jornada de ayer fue la del príncipe Laurent y su esposa, la princesa Claire. El viernes el príncipe Laurent envió un comunicado en el que anunciaba que no asistiría a la celebración "por razones médicas". Sin embargo, los medios belgas apuntaron la semana pasada que el Príncipe se encontraría "en huelga". La razón de esta postura tendría que ver con la revelación por parte de la prensa de una serie de datos relacionados con su declaración de gastos oficiales. Según este documento, el Príncipe habría cargado a las cuentas del estado pagos realizados en un supermercado o durante sus vacaciones de invierno. La semana pasada una mayoría parlamentaria aprobó una diligencia en la que pide al Príncipe devolver estas cantidades, consideradas como gastos improcedentes.