La agenda oficial trae a veces gratas sorpresas: la aparición de los miembros menos visibles de la familia real. Alberto y Paola de los belgas, que tras el relevo en el trono ejercen menos de reyes y más de abuelos, asistieron ayer en compañía de su nieto el príncipe Amadeo y de la esposa de éste, la princesa Elisabetta, popularmente conocida como Lili, a la representación de la ópera de Rigoletto de Giuseppe Verdi que se celebró en el Teatro Real de la Ópera de Valonia, en Lieja.
Los cuatro dieron muestra de su buena relación en el palco, donde contemplaron el montaje de Stefano Mazzonis di Pralafera con música de la orquesta de la Ópera de Valonia, dirigida por el maestro Renato Palumbo. El rey Alberto y la princesa Lili conversaron distendidademente antes de que la obra diera comienzo y el príncipe Amadeo estuvo muy atento en todo momento de su abuela la reina Paola, que recibió a su llegada un ramo de rosas blancas idéntico al que recibió la joven princesa.
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La de ayer fue una de las escasas ocasiones en las que los antiguos soberanos participan en actividades oficiales. La última vez fue a comienzos de mes, cuando los reyes Alberto y Paola viajaron a París para asistir a la proyección de una película dedicada al abuso infantil, una vez que la reina Paola es Presidenta de Honor de la organización Missing Children Europe.
La mayoría de las veces los antiguos reyes belgas participan en eventos de carácter cultural. Así, mañana está previsto que presidan en el Palacio de las Bellas Artes de Bruselas el Concierto de Gala de la Capilla de Música Reina Isabel que estará protagonizado por la Orquesta Nacional de Bélgica bajo la dirección de Eivind Aadland y por varios solistas formados en la Capilla de Música, como el pianista Kaito Kobayashi o la mezzosoprano Sarah Laulan.
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Se muestran más unidos que nunca no sólo en la vida oficial. Y es que, al parecer, los reyes Alberto y Paola habrían modificado recientemente los términos de su contrato matrimonial, según el diario Het Nieuwsblad. El régimen de separación de bienes con el que contrajeron matrimonio en 1959 habría pasado a ser una comunidad de gananciales. Según el periódico, el antiguo soberano, de 80 años, habría tomado esta medida con el objeto de proteger en el futuro a su esposa, de 77 años, de posibles disputas familiares sobre su herencia.
Desde que los soberanos se casaran, el patrimonio del rey Alberto ha aumentado de forma considerable, sobre todo gracias a adquisiciones inmobiliarias en el sur de Francia y Ostende. El cambio del contrato matrimonial se produjo el 16 de julio, cuando el rey Alberto, acompañado de la reina Paola, acudió a un notario de Bruselas.
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Por su parte, los príncipes Amadeo y Lili apenas han aparecido en eventos oficiales después de que contrajeran matrimonio el pasado 5 de julio en Roma. Desde que hicieran acto de presencia en los funerales de la reina Fabiola, el pasado 12 de diciembre, los Príncipes, siempre reacios a los focos de la prensa, no habían acudido a ningún acto público. La pareja vive y trabaja en Bruselas.
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