La princesa Leticia María, la quinta hija de la princesa Astrid y el archiduque Lorenzo de Austria, recibió las aguas bautismales el pasado fin de semana en el castillo de Stuyvenbergh, la residencia oficial de sus padres.
La pequeña, que no lloró en ningún momento y se dejó cuidar y querer tanto por sus abuelos maternos, los Reyes de los Belgas, como por sus hermanos y sus padrinos, se dedicó a dormir placidamente durante toda la ceremonia y ni siquiera protestó cuando los flashes de las cámaras comenzaron a saltar para inmortalizar el momento.
Laeticia María, que llegó al mundo el pasado 23 de abril, unos días después de la boda de su único tío soltero, el príncipe Laurent (su madre no pudo asistir a la ceremonia temerosa de que el alumbramiento se produjera en cualquier instante) pesando casi cuatro kilos y midiendo 52 centímetros, fue presentada en sociedad el 28 de abril en el hospital donde nació (Clínica San Juan de Bruselas); volvió a aparecer a finales de mayo (28), en primera fila, sentada en el regazo de su abuela, la reina Paola, para la toma de la última fotografía oficial de la Familia Real en pleno; y ahora, de nuevo, ha reaparecido ante las cámaras después de haber recibido el primer Sacramento de la fe católica en la que va a ser educada.
Los abuelos embelesados con la princesita
Una preciosa ceremonia que se desarrolló en la intimidad (también la celebración posterior dentro del mismo castillo) y que trajo consigo uno de los momentos más maravillosos después de que la Santa Misa tuviera lugar... Y esto sucedió cuando el Rey Alberto cogió a su nieta en brazos. Podría decirse que el "abuelo" se olvidó por completo de su condición para "derretirse" (literalmente hablando) con la pequeña... De hecho, el Rey no sólo la abraza como si se tratara de un tesorito de frágil cristal o se queda mirándola embelesado, sino que tampoco puede evitar acariciar su cabecita cuando la abuela se apropia de su nieta y se "niega" a compartirla con nadie. Ni siquiera con sus padrinos (una broma de la Reina ante la que los demás reaccionan con más bromas): su hermano pequeño, el príncipe Joaquín quien tuvo que recurrir a la princesa Astrid (su madre) y a su hermana, la princesa María Laura, para que le enseñaran cómo sostenerla, apropiadamente, en brazos; y la princesa Nora de Liechtenstein a quien la madre del neófito eligió como madrina por tratarse ésta de su amiga más incondicional.
Nora de Liechtenstein, viuda del marqués de Mariño (el padre de Isabel Sartorius) podría haber estado acompañada en este viaje por su hija Teresa, aunque este dato no se ha confirmado oficialmente. La pequeña, a través de su madre, conoce mucho a los hijos menores de la princesa Astrid e incluso ha compartido con algunos de ellos estancia en un campamento de verano en Austria.