La novia ya nació Windsor. Una de las claves, seguramente la clave principal de la boda de Eugenia de York y Jack Brooksbank, es que cada detalle gritaba alto y claro que la novia es princesa de cuna. En una era en la que el “efecto Kate” o el “huracán Meghan” lo sacuden todo, el viernes 12 de octubre, en la Boda Real del Otoño se ha reivindicado el protagonismo de una princesa que ha crecido al servido de la Corona.
Pequeños y grandes detalles. Tanto la Reina de Inglaterra, como el duque de York o la propia Eugenia han recordado en una boda retransmitida en directo al mundo que la protagonista del día es Alteza Real por derecho de propio. Desde el emblema del coche que le traía a la iglesia hasta la elección de un vestido que cumple la tradición de las novias Windsor, eso sin olvidar que se ha coronado con una tiara propia de reinas del cofre de la Reina. Otro detalle, en el que no muchos habrán caído, es que Eugenia de York no se ha casado en fin de semana, como hicieron Harry y Meghan, se ha casado en viernes, igual que Guillermo (segundo en la línea de sucesión al trono británico) y Kate. Una elección muy “royal”, no hay que olvidar que Isabel II se casó en jueves, y fue en miércoles cuando se casaron tanto el príncipe Carlos, como la princesa Ana y los propios duques de York.
Reivindicativa. Eugenia de York ha aprovechado que todos los ojos estaban puestos en ella para lucir con orgullo su cicatriz, esa que le recorre la espalda desde los doce años. La ausencia del velo, el pelo recogido y una escotada espalda en pico invitaban a recorrer con la mirada cada centímetro de esa cicatriz que le quedó tras la operación escoliosis que le hicieron en el año 2012 en el Real Hospital Ortopédico Nacional. Una experiencia que le ha convertido en parte activa de esta organización que tendrá una unidad de alojamiento que se llamará Casa Princesa Eugenia, para pacientes y familiares que se tengan que someter a tratamientos similares.
¡Un punto para Jack! No era fácil encontrar unos pendientes que tuvieran presencia al lado de la impresionante tiara de diamantes y esmeraldas que Isabel II ha prestado a su nieto pero Jack Brooksbank, descendiente de los barones Brooksbank, empresario y yerno ideal, según los duques de York, lo ha conseguido. Su llamativo regalo ha estado a la altura de la diadema y del día. Él también ha recibido un regalo lleno de significado aunque no tan espectacular, el alfiler de su corbata era rosa blanca de York, regalo de Sarah Ferguson. Un gesto que la duquesa también ha tenido con Thomas, el hermano de Jack y el best man de la boda.
El regreso de Sarah Ferguson. Cuenta la leyenda que el día de su boda con el príncipe Andrés, en 1986, Sarah Ferguson gritó a sus amigos: “¡Os aseguró que no cambiaré!”. Dicho y hecho. Por ella han pasado los años, varios escándalos y un divorcio pero sigue espontánea como el primer día. Se bajó del coche con efusividad, saludó al público con entusiasmo y entro en la Capilla de San Jorge para ocupar un lugar entre los Windsor, al lado del duque de York y delante de la Reina y del duque de Edimburgo. Con motivo de la boda de su hija ha vuelto al lugar reservado para la realeza, un tratamiento que no tiene desde que firmó el divorcio en 1996. ¿La alternativa? Seguramente hubiera sido muy comentada y criticada, que es que se hubiera sentado justo enfrente, en el lugar que ocupó Doria Ragland durante la boda de su hija Meghan.
Kate y Meghan, en un segundo plano. Si no hubiera sido por los gritos que sonaban en Windsor en cuanto se han visto los dos jeeps oficiales, la llegada del “dream team” de la monarquía británica, los duques de Cambridge y los duques de Sussex, podría haber pasado desaperciba. Era el día de Eugenia de York y todos lo han respetado, Kate y Meghan (de azul, igual que Cressida Bonas y Chelsy Davy, ex de Harry) han ocupado con maestría un segundo plano, exactamente igual que hizo Kate el día de la boda de los duques de Sussex. La cara de Guillermo viendo a su prima hermana Eugenia llegar al altar lo dice todo: ha sido un día especial para todos los Windsor.
¡Ups! Esto sí llamó la atención. La imagen de las espectaculares piernas de Meghan bajándose del coche al más puro estilo Hollywood no podían pasar desapercibidas.
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Kate princesa de la moda y Kate princesa Windsor. Corría el año 2014 cuando Kate Moss fue invitada a una cena de gala del príncipe Guillermo para para celebrar el trabajo de The Royal Marsden, uno de los hospitales que apoyaba la Diana de Gales. Entonces los medios recogieron la anécdota de que Kate Moss le pregunto al Príncipe por Kate. ¡Ha llegado el día! Las ‘Kates’ han coincidió en la boda de Eugenia de York y la elección de un tocado con rejilla. Foto: Cordon Press / Getty Images
Beatriz de York sigue la norma. La línea de discreción de Kate y Meghan es la misma que ha seguido Beatriz de York. La hermana mayor de la novia ha ejercido de Dama de Honor en cuanto a los preparativos pero no le ha robado ni un ápice de protagonismo durante la ceremonia, no ha formado parte del corte nupcial y no ha seguido los pasos de su hermana hasta el altar. Muchos esperaban que hiciera “un Pippa” (el papel de Pippa Middleton en la boda de los duques de Cambridge marcó un antes y un después) pero no ha sido así, Beatriz ha entrado con su madre y solo ha tomado protagonismo en el momento de su lectura.
Vuelve Pippa. A punto de convertirse en madre por primera vez se dudaba de la presencia de Pippa Middleton en la boda de Eugenia. Sin embargo, la hermana de la duquesa de Cambridge no ha decepcionado. Ha llegado como siempre “escoltada” por sus James (su marido James Matthews y su hermano James Middleton) y ha recuperado un protagonismo que no tenía desde su boda.
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Mis amigas son las más ‘cool’. El desfile de gente ‘guay’ de la alta sociedad británica no ha tenido precedente. Eugenia y Beatriz de York se mueven en círculos exclusivos y entre sus amigas están los Branson, las Delevingne y un sinfín de chicas ideales como la actriz y aristócrata Cressida Bonas, ex del príncipe Harry. Fotos: Cordon Press / Gtresonline
... y se eleva el número de 'celebrities' por metro cuadrado. Eugenia y Jack no solo han contado con la presencia de un largo listado de personalidades británicas como las modelos Kate Moss y Naomi Campbell o los cantantes Robbie Williams, James Blunt y Ellie Goulding, la pareja a ha elevado el número de celebrities en Windsor hasta cifras inesperadas con la llegada de actrices de estadounidenses como Liv Tyler y Demi Moore o el cantante Ricky Martin con su marido el pintor Jwan Yosef.
El otoño como aliado. La propia Casa Real ha anunciado el "sí, quiero" de la hija pequeña de los duques de York como la Boda Real del Otoño y han conseguido hacer de esta estación del año su mejor aliada para diseñar una boda que nada tenga que ver con la de Harry y Meghan pero que resulte espectacular. La decoración arriesgada pero bien ejecutada por Rob Van Helden ha funcionado como un engranaje perfecto con los detalles color esmeralda, presentes en los vestidos y los tocados de las damitas o en los ojos y la tiara de Eugenia. Esa línea marcada ha continuado hasta la recepción posterior con detalles como la tarta de Sophie Cabot, a juego con un Windsor que ha cambiado el verde brillante que vimos en la boda de los duques de Sussex por los colores propios de esta época. Una boda que ha recordado a la de la propia Reina de Inglaterra y el duque de Edimburgo, que se casaron en noviembre de 1947.
El viento como enemigo. Si hay que sacarle un pero al otoño es este. El viento ha dificultado la llegada de las invitadas, ha hecho volar los tocados y ha permitido las faldas muestren más de lo que sus dueñas esperaban. Algún caballero ha tenido que salir corriendo detrás del sombrero de su dama y las banderas de la Unión Jack saludaban frenéticas.
La unidad de los York. Los duques de York, que a travesaron una tensa separación y una ruptura rodeada de polémica, han vuelto a demostrar lo que ya Eugenia señaló en alguna entrevista, que son los “divorciados ideales”. A lo largo de los años y a pesar de momentos de distancia con algunos miembros de la Familia Real, la unidad de la familia York ha sido inquebrantable. Eugenia y Jack han tenido una boda de ensueño y toda la familia ha disfrutado con ello. Los novios se marchan de la recepción en un coche que dejó a la novia (y a muchos otros) sin palabras. ¡Aquí comienza un nuevo matrimonio Windsor!