Durante el funeral de Isabel II, un joven enfundado en el uniforme militar de los Royal Marines llamó poderosamente la atención. Se trataba de Arthur Chatto, nieto de la princesa Isabel II e hijo de Daniel y lady Sarah Chatto. Aunque Arthur Chatto tuvo un pasado muy activo en redes –a los dieciocho años se abrió un perfil en el que mostraba sus rutinas de entrenamiento y, por tanto, su cuerpo atlético–, decidió salir de ellas y volcarse en su trabajo en los Royal Marines, pero también como entrenador. Sin embargo, dejó de lado su papel de influencer cuando ya contaba con más de cien mil seguidores, lo que hizo que se crearan páginas de fans que comparten imágenes de Arthur Chatto… ¡porque es la encarnación de un príncipe azul del siglo XXI”.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
De hecho, allá por el lejano 2017, no gustó mucho en la Casa Real que el joven subiera una imagen entrenando en ropa interior. Lógicamente, los Windsor no estaban acostumbrados a que uno de los suyos presumiera en redes de bíceps y tríceps sin ningún recato. El pasado 5 de febrero, Arthur cumplió veintiséis años y prefiere no recordar esos “excesos” de la posadolescencia. Ahora, se centra en el servicio a su país –un año antes de la muerte de Isabel II pudo comunicarle a su tía abuela su decisión de pertenecer a los Royal Marines– y en su pasión por los deportes extremos. Entre otros logros, junto a tres amigos realizó durante la pandemia una regata de remo benéfica gracias a la cual recorrió toda Gran Bretaña. Nada más y nada menos que 3.200 kilómetros, en treinta y ocho días. La prensa se volcó en los jóvenes, especialmente en Arthur. Precisamente, en el contexto de esta hazaña deportiva concedió una de las pocas entrevistas que ha dado nunca y habló, muy someramente de su familia, a raíz de una pregunta sobre The Crown: “Supongo que no es más que una interpretación. Así que me limito a recordar cómo son en realidad y no dejo que el personaje televisivo estropee mi concepto de cualquiera de ellos”.
Aunque es muy cercano a los suyos, no es habitual verlo en los grandes acontecimientos públicos de los Windsor. En la actualidad, Arthur Chatto ocupa el puesto trigésimo primero en la sucesión al trono. Es decir, las posibilidades de ver al “príncipe azul” como Rey son tan remotas, que resulta impensable ni siquiera imaginarlo.
Los entrenamientos de Arthur
En los tiempos de la pandemia, Arthur Chatto se encontraba en Edimburgo, estudiando la carrera de Geografía en su prestigiosa universidad. Durante los días de encierro, decidió colgar en redes sociales vídeos en los que se le veía practicando sus rutinas de entrenamiento… y triunfó. Él ya había trabajado como entrenador en un gimnasio de la ciudad y supo ganarse un nutrido grupo de seguidores. Después, cuando llegó la calma, tomó las decisiones con vistas a futuro; entre ellas, la de ingresar en los exigentes Royal Marines, para lo que se precisaba tomar un curso de treinta y dos semanas de entrenamiento. El curso es tan demandante que no muchos logran superarlo. De hecho, cuentan que cuando iba a visitar a Isabel II a Balmoral, el joven hacía recorridos andando de más de treinta kilómetros, y con su kit de supervivencia a cuestas, para seguir forjando su cuerpo y su espíritu a la alta exigencia de los Marines Reales, un cuerpo de élite de la infantería anfibia. Cabe reseñar, que una vez superado el curso, Arthur Chatto se convirtió en el primer miembro de la Familia Real británica en pertenecer a este escuadrón. En los años ochenta, el príncipe Eduardo de Inglaterra comenzó el curso, pero pasadas unas semanas decidió abandonarlo para continuar su formación hacia el mundo de las artes.
Su historia familiar
Por cierto, como curiosidad, los padres de Arthur Chatto se conocieron en la India durante el rodaje de una película, “Heat and Dust”, dirigida nada más y nada menos que por el genio de James Ivory. Daniel Chatto trabajaba de actor y lady Sara, de asistente de vestuario. Años después, en 1994 se anunció el compromiso entre Sara Armstrong-Jones, la hija menor de los condes de Snowdon, y Daniel Chatto, hijo del actor Tom Chatto y de la agente de talentos, Rosalind Joan Thompson. Cuentan que el 14 de julio de 1994, fecha elegida para su íntima boda, el novio llegó noventa minutos antes a la ceremonia de lo nervioso que estaba ante el “sí quiero”. En 1996, nació el primer hijo de la pareja, Samuel, el hermano mayor de Arthur, quien también estudió en Eton College, aunque luego su vida se ha decantado por actividades más bohemias: de instructor de yoga a alfarero. Como su hermano menor, también tiene fama de rompecorazones, aunque nunca han estado envueltos en ningún escándalo. De hecho, Arthur Chatto lleva años relacionado con Lizzie Friend, una joven a quien conoció mientras estudiaba en la Universidad de Edimburgo, y quien, de manera muy discreta, suele estar en la meta para felicitar a Arthur cada vez que se embarca en una aventura deportiva.
Pero regresando a los dos atractivos hermanos, Samuel y Arthur tienen una relación muy estrecha. Como ejemplo, el día de la boda de Harry y Meghan, Sam subió a sus redes sociales una imagen de los dos con el siguiente mensaje: “Te amor hermano (y no lo digo solo porque eres tan grande que podrías aplastarme)”.
La realeza más cibernética
Es curioso que Arthur Chatto, que coqueteó al principio con las redes, y tenía madera de influencer, optara por cerrarlas, en un momento en el que muchos descubrieron en ellas una bicoca. No ha sido el caso de otros famosos “royals”, que encontraron en ellas no solo una manera de expresarse, y una forma de vida, sino un trabajo que les proporcionaba cuantiosos ingresos económicos.
No se puede hablar de la relación entre las Casas Reales y las redes sociales y no citar, al menos, a Victoria Federica de España, Olympia de Grecia, lady Kitty Spencer, la princesa Eugenia de York, el príncipe Nicolás de Dinamarca o las hermanas Carolina y Clara Borbón-Dos Sicilias, hijas del príncipe Carlos de Borbón y Chevron-Villette, por poner solo unos ejemplos de las Casas Reales europeas.
En el caso de Victoria Federica, la hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar suma seguidores y, a día de hoy, solo en Instagram supera los trescientos treinta mil. Olympia de Grecia le va a la zaga con poco más de trescientos mil seguidores. Claro que Olympia tuvo de quien aprender. Su madre, Marie-Chantal, tiene doscientos cincuenta y siete mil fieles seguidores, a quienes fascina el concepto de moda y la elegancia imperecedera de la esposa del príncipe Pablo de Grecia. Sus “looks” son reproducidos y copiados por una séquito de seguidoras.
Una de las “reinas” que une redes sociales con vida “royal” es Kitty Spencer, quien ya ha superado los setecientos mil seguidores. Sobrina de lady Diana y, por tanto, prima de los príncipes Harry y Meghan, sus “looks”, elegantes y chics, se ganan miles de “likes”. En cuanto a hombres, el príncipe Nicolás de Dinamarca, modelo de profesión y sobrino de Federico X, ya ha superado los cien mil seguidores.
Sin embargo, si lo que queremos es hablar de cifras millonarias habría que recurrir a los miembros de las monarquías árabes. La Reina Rania –que usa sus redes eminentemente para información institucional y familiar– tiene diez millones de seguidores. Su hijo Hussein ya supera el millón; y el príncipe heredero de Dubái, Sheikh Hamdan bin Mohammed bin Rashid al Maktoum supera los dieciséis millones de seguidores. Otra monarquía no europea, la del país más feliz del mundo, Bután, también ha encontrado en Instagram un medio de comunicarse con su pueblo. La reina Jetsum Pema ya acumula trescientos veintinueve mil seguidores. Curiosamente, ella solo sigue a una persona y es… su marido.