De los casamientos arreglados y las alianzas políticas —siglos y siglos de dinastías— al triunfo del romanticismo. Tras un recorrido de cientos de años, los cuentos de hadas se hacían realidad en los palacios de Europa a golpe de sorpresas, anillos de compromiso que abrieron puertas a los grandes enlaces reales, tiaras legendarias, aderezos de piedras preciosas… Grace de Mónaco, Silvia de Suecia y Sonia de Noruega pusieron los pilares y empezó a escribirse la historia más "romántica" de la realeza. Llegaba el nuevo milenio y, con él, después del matrimonio de los Reyes de Bélgica —el último que se celebró en el siglo XX—, las bodas de los Reyes de España, Dinamarca, los Países Bajos, los príncipes Gales, de Noruega, de Suecia…
El amor había irrumpido en los palacios de Europa, demostrando que llevar corona no es incompatible con estar enamorado. Las jóvenes princesas desembarcaron en palacios y fueron tocadas con joyas que llevan escrita la historia de las monarquías de Europa, pero también con un sinfín de piezas con las que Reyes y príncipes han documentado sus grandes historias de amor: aniversarios de boda, nacimientos de sus hijos, cumpleaños... Cualquier momento importante, sellado a golpe de promesas y de joyas de enorme mayor valor sentimental.
Reinas y princesas han llenado sus cofres con joyas de enorme simbolismo que cuentan su historia de amor: grabadas con palabras inolvidables, ocupan un lugar importante entre aderezos y tiaras legendarias
Desde piezas con las iniciales de sus hijos —de las que presumen a menudo Victoria, Máxima, Letizia y Kate— o con otro tipo de inscripciones invisibles o muy visibles, como el ya famoso colgante con la "F" de Federico que Mary de Dinamarca llevó por bandera durante los momentos más duros de su matrimonio. En resumen, joyas de enorme simbolismo, grabadas con palabras inolvidables, ocupando un lugar importante entre tiaras y grandes aderezos heredados de generación en generación. Abrimos el joyero más romántico de reinas y princesas.
El cofre de Kate
Si creíamos que el amor entre Kate y Guillermo era fuerte, tras el año tan duro que han vivido con la enfermedad de la princesa, no hay duda de que todo lo puede. Eran estudiantes cuando se conocieron y en 2021 cumplieron diez años de matrimonio convertidos en una de las parejas más alabadas del mundo. Del primer regalo del príncipe —una sortija de oro rosa con detalles de perlas y granates (las piedras de nacimiento de Kate y Guillermo)— al legendario anillo de compromiso con zafiro que antes fue de Diana, al que siguieron un reloj de Cartier, el Ballon Bleu, engastado con pequeños zafiros, porque su marido quería que tuviera uno parecido al que llevaba Diana; pulseras, pendientes y collares…
Muchas, con el sello de su madre para ir completando la colección (diamantes y zafiros); otras, como los pendientes de algas que le llevó el año pasado después de un viaje a África, para señalar el compromiso de ambos con el medio ambiente. Porque hay regalos carísimos en el cofre de Kate, pero también muchas piezas asequibles con las que el príncipe heredero ha dejado constancia de la devoción que siente por ella. En cada aniversario, nacimiento de los hijos y momentos importantes, Kate siempre ha recibido una pieza especial. Entre los destacados, los pendientes de amatista y diamantes (Navidad de 2011); el anillo de "la eternidad" de diamantes (nacimiento del príncipe George, en 2013), o la cadena de oro con tres monedas unidas grabadas con las iniciales de sus hijos. Sin olvidar las últimas: los pendientes de topacios con los que la hemos visto estas navidades y el anillo-banda de diamantes y zafiros, que también estrenó recientemente.
Beatrice y Pierre: la vida en rosa
No son príncipes ni herederos al trono, pero los traemos a estas páginas porque Beatrice Borromeo y Pierre Casiraghi hicieron historia con su enlace, regalando a la dinastía Grimaldi un día grande en sus siete siglos de historia. Este 2025 celebran diez años de matrimonio.
Una década ya desde su boda, una de las más románticas que recordamos, sellada con un anillo de compromiso difícil de olvidar. La pieza, un precioso diamante rosa con forma de gota (casi de corazón), "a juego" con su vida en rosa, rodeado por una corona de diamantes. Se lo vimos por primera vez en público en la Semana de la Moda de París de 2015. Estaba radiante junto a su prometido y, desde entonces, la acompaña siempre junto a su alianza
El amor todo lo mueve
Los Reyes de España han cumplido 20 años de casados. Una fecha muy especial (22 de mayo) que quisieron compartir con sus hijas, que fueron las verdaderas protagonistas posando para la historia, en familia, en el Palacio Real. Sin duda, unas fotografías diferentes de los cuatro para las que, como es habitual desde hace años, doña Letizia no se puso ni la alianza ni el anillo de compromiso —la denominada "alianza de la eternidad"—, pero sí una de las joyas con mayor valor sentimental de su joyero.
Se trata de su última pieza inseparable: de la firma Coreterno, es un anillo realizado en oro amarillo de 18 quilates por orfebres italianos y que cuenta con un significativo grabado: "Amor che tutto move" ("El amor todo lo mueve"), una cita inspirada en la última frase de La divina comedia, de Dante Alighieri.
En su interior también lleva inscrita otra frase en inglés: "As long as I’m existing, you will be loved" ("Mientras yo exista, serás amado"). A pesar de que los obsequios de familia son un asunto privado, se sabe que Felipe VI ha regalado a su mujer varias piezas a lo largo de los años. Entre ellas, el broche de libélula de Van Cleef & Arpels, de oro, diamantes y zafiro, que recibió por su 35 cumpleaños, o el ópalo negro con talla cabujón, montado en un anillo de oro, que llegó a su joyero en su primer cumpleaños como princesa de Asturias. No obstante, quizá, la pieza más especial sea la tiara "Princesa", que el Rey Felipe (entonces príncipe de Asturias) le regaló por su quinto aniversario de boda. Fue creada por Ansorena en oro blanco, con una flor de lis y lleva 450 brillantes y diez perlas
La "F" con la que Mary lo dijo todo
La de Federico y Mary de Dinamarca también ha sido una de las grandes historias de amor de nuestro tiempo. Padres de cuatro hijos, han superado polémicas y crisis, capeado tempestades y parece que todo va bien. Que su relación vuelve a gozar de buena salud… y que Mary como Reina hace y deshace en el imponente joyero, en el que, desde que fue "coronada" con el aderezo de rubíes y diamantes que le dejó la abuela Ingrid, han seguido entrando piezas espectaculares.
Mary es la única que, desde su llegada a palacio hasta que se sentó en el trono, pudo estrenar cuatro tiaras. Un impresionante lote al que Federico sumó un collar con cinco hileras de perlas y una gran aguamarina rodeada de zafiros y unos pendientes a juego de cinco aguamarinas y diamantes; el brazalete de esmalte negro con relieves en oro de sus cuatro hijos y el monograma conjunto de la pareja que recibió en su décimo aniversario de boda; el collar con medallón, a juego con la pulsera, que se puede abrir.
Dentro, las fotografías de sus cuatro hijos, y en la parte de atrás, 21 diamantes sobre esmalte negro. También haciendo referencia a sus hijos, un colgante con las iniciales grabadas: una "C", una "V", una "I" y una "J" —Christian, Vincent, Isabella y Josephine—, y otro más con el que dio la vuelta al mundo: el colgante con la "F" de diamantes, creado por el joyero danés Halberstadt, con el que Mary dijo: "Mi amor por Federico es eterno"
Mette-Marit: Joyas con simbolismo
Como es tan discreta en joyas, parece que no lleva, pero Mette-Marit se ha hecho con una colección importante coronada por la diadema de su boda. Haakon le ha regalado aderezos de perlas, que le encantan; relojes; pulseras de diamantes; anillos de la eternidad… Diseños elegantes y minimalistas nada llamativos, acorde con su estilo de "no llamar la atención", al que este año el futuro Rey sumará alguna pieza más, ya que se cumple un cuarto de siglo de la pedida de mano que revolucionó la historia de las monarquías, aquel 1 de diciembre del año 2000.
La princesa no ha dejado nunca de lucir las joyas que recibió entonces: el anillo de compromiso de rubíes y diamantes, el aderezo de perlas y la tiara nupcial. También hay que destacar su gusto por las joyas con simbolismo: de las piezas "animalia" (defensa planeta) a la herradura de la suerte, la "H" de Haakon o los nombres de sus tres hijos encadenados a su cuello
Matilde, el valor sentimental
El año pasado, Felipe y Matilde de Bélgica cumplieron 25 años de casados pudiendo presumir de un matrimonio feliz y de haber formado una familia cuyo amor traspasa fronteras —la princesa heredera estudia en Estados Unidos—. Con romanticismo y cargados de valor sentimental, muchos han sido los regalos que a lo largo de estos años el soberano belga ha tenido con su mujer. Por sus diez años de matrimonio la sorprendió con un anillo de zafiro, que atesora con cariño junto a otras joyas que no se ha quitado en los últimos 20 años.
Entre ellas, su querido Rolex con diamantes o los pendientes de diamantes y perlas que utiliza casi a diario, de la firma de joyería belga Leysen y que, como los anteriores, también recibió de su marido en momentos especiales de su vida. Apasionado de la joyería clásica y sobre todo histórica, Felipe se ha convertido en todo un experto en subastas. En una de ellas adquirió la tiara de su heredera, Elisabeth, y en otra (Christie’s, en Ginebra, 2019) el broche-lazo de diamantes antiguos. La primera vez que la lució en público Matilde de Bélgica fue en septiembre de 2022.
Victoria, entre corazones
Con uno de los joyeros más impresionantes del mundo a su disposición y habiendo crecido entre piedras preciosas —su primera tiara la recibió con 18 años—, el mayor valor sentimental de su colección lo han aportado algunas de las piezas que le ha regalado su marido, Daniel, en fechas importantes.
Victoria tiene dos pulseras de la marca sueca Sophie by Sophie con pequeños corazones grabados con las iniciales de sus hijos, Estelle y Oscar, y sus fechas de nacimiento, quizá dos de las más especiales en su haber. Otra pieza que lleva siempre es la pulsera Bridge, de plata con diamantes, de Ebba Brahe, también una marca sueca, con forma de corazón, otra joya que marca la diferencia —más sencilla imposible—, junto con su anillo de pedida que nunca se quita.
Magdalena y la pulsera más valiosa
Otra de las historias de amor más bonitas de las Casas Reales es la protagonizada por Chris O’Neill y la princesa Magdalena de Suecia. La hija de Reyes, que creció entre grandes piezas de joyería, recibió a lo largo de los años regalos de lo más simbólicos por parte de su marido. Entre ellos, su pulsera favorita, la Love de Cartier, que tienen también Mary, Meghan y Marie-Chantal y simboliza el amor en su manera más pura.
También destacan los pendientes desmontables que le regaló su prometido antes de su boda y que ha lucido en multitud de ocasiones gracias a su versatilidad. Piezas a las que hay que sumar el anillo de compromiso con el que Chris le pidió matrimonio, en 2012, y que se salvaron del gran robo que sufrieron en su casa de Miami, donde perdieron algunas de sus posesiones más preciadas. Mientras que a Chris le robaron gran parte de su colección de relojes, Magdalena perdió joyas de Hermès, Óscar de la Renta, Lanvin y Marni, muchas de ellas, regalos de su marido a lo largo de los años.
Máxima, la reina de las joyas
Cuando Máxima cumplió 53 años, no dudó en describir su amor por su marido: "Él es mi ancla. Él me empuja a hacer realmente mi trabajo, pero al mismo tiempo me sostiene". Durante estas décadas de relación, ambos han expresado en multitud de ocasiones el cariño que se profesan, de ahí que cuando hay algo que celebrar de verdad siempre viene envuelto en una joya, que apasionan de verdad a la Reina.
No solo tuvo acceso casi desde el principio al joyero real —a excepción de las tiaras de las Reinas—, sino que Guillermo siempre ha tenido algún detalle que pusiera de manifiesto lo enamorado y orgulloso que ha estado siempre de su mujer. Pulseras con los nombres de sus hijas, broches y pendientes, joyas cargadas de valor sentimental, entre los que destaca el conjunto formado por el collar y brazalete a juego con diamantes, esmeraldas talladas, rubíes y zafiros, conocido como "Tutti Frutti", que ella estrenó en el 40 cumpleaños de su marido.
En su 50 aniversario, el Rey agasajó a su mujer con una de sus piezas favoritas, un reloj de Hermès, en concreto el modelo "Cape Cod", que suele llevar, como también lo hace con los tres anillos, cada uno con una piedra asignada a sus hijas.
También atesora una pulsera con sus tres nombres, Amalia, Alexia y Arianne; el de su marido, y el suyo, siendo la pieza más familiar de todas y, sin duda, una de las más importantes en su imponente joyero. Un cofre real en el que sigue ocupando un lugar importantísimo su anillo de compromiso, una joya de platino con un diamante naranja —el color del reino y de la fantasía— en forma de óvalo abrazado por dos brillantes.