Todo está en orden y se nota. La infanta Cristina es una mujer nueva que se ha quitado años de un plumazo, aunque los sesenta están a la vuelta de la esquina. Son las ganas de vivir y su mundo en paz. Atravesó un infierno, sintió la traición y lloró mucho, pero ahora está radiante, de lo más guapa. Solo hay que ver los aplausos que recibió en la boda griega del príncipe Nicolás. Ya había llamado la atención, porque el cambio ha sido progresivo: corte de pelo, kilos fuera, mejores looks y el ánimo cada vez más alto, pero acaba de superar todas las expectativas como invitada. El reflejo de ello está en los titulares que le dedicó la prensa española. "La infanta Cristina triunfa en la boda de su primo", "Guapísima", "Espectacular", "La más elegante", "El mejor look de invitada"… Y lo mejor es que el conjunto que llevó ni siquiera era nuevo. La infanta, que nunca hizo grandes concesiones a las modas pasajeras, tiene mucho de todo y recicla porque mira el dinero y también quiere un mundo más sostenible. Y no solo es la ropa, también son los complementos. Joyas que no habíamos visto, pero que no son nuevas, y bolsos de firma heredados de doña Sofía, que está repartiendo todo en vida con sus hijas y nietos. Ropa de su armario personal —los trajes de alta costura pasarán a la Reina Letizia— y piezas de joyería con valor histórico y sentimental, que no están ligadas a la dinastía Borbón.
Pescetariana, como doña Sofía
La infanta sigue una dieta pescetariana rica en antioxidantes y vitaminas. Cuando eran jóvenes, las dos infantas y su prima, la princesa Alexia, se propusieron seguir los hábitos dietéticos de doña Sofía, casi vegetariana, y de la princesa Irene, que es vegana, pero solo doña Cristina se mantuvo firme. Doña Elena cambió enseguida de opinión, porque es carnívora, y Alexia también terminó comiendo de todo.
La reina Sofía tomó la decisión de no comer carne al morir su padre, el rey Pablo, pero la realidad es que lo hizo porque le horroriza el maltrato animal y, como contó su círculo más cercano a ¡HOLA!, "no hay mujer que quiera más a los animales. ¡Hasta las lagartijas! Son su único vicio". Doña Cristina también se lo propuso y cumplió su 'promesa', al igual que su madre, no sólo por mantener el peso 'a raya' sino como un gesto de compromiso.
Doña Cristina cuida muchísimo la alimentación y su dieta incluye verduras, frutas, legumbres, huevos, lácteos, marisco y pescado. Le apasiona el sushi, al igual que a sus hijos, la cocina española y no se puede resistir a un arroz, una tortilla o un gazpacho. A partir del almuerzo, los carbohidratos están prohibidos y la mayoría de las cenas las salda con un puré de verduras. Le gusta hacer la compra, sabe cocinar —aprendió en 1990, cuando hacía un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Nueva York—, aunque no es una apasionada de los fogones.