Nicolás de Grecia y Chrysi Vardinoyannis sellaron un noviazgo de siete meses con una boda de récord. Se conocían de siempre, estaban solteros y la vida los puso al mismo tiempo en el mismo lugar: Axion Hellas. Entonces, la relación pasó a otro nivel: un flechazo en toda regla que derivó en un golpe de sorpresas nada más arrancar el año: eran novios, estaban prometidos y tenían fecha para casarse, el 7 de febrero. Sería una boda de invierno, muy familiar y a los pies de la Acrópolis, en la iglesia de San Nicolás de Rangava, la más antigua de Atenas. Y todo salió como esperaban, aunque no contaban con generar tanta expectación internacional.
Nicolás es el primero de la familia en casarse con una mujer griega, después de protagonizar el primer divorcio en un siglo, y para la novia, madre de dos hijos, también es su segundo matrimonio
No todos los días hay una boda real inesperada ni con un extra: sangre azul y oro negro. Nicolás entronca a lo largo de siglos con reyes de toda Europa. Y Chrysi, aunque hasta ahora desconocida, está ligada por sangre a una de las familias más ricas, poderosas e influyentes de Grecia. Petróleo, navieras, hoteles… De hija de un armador a nueva Alteza Real.
Abrazando a su hijo mayor, George
Pasaban unos minutos de las 17:00 horas (las 18:00 en Atenas) cuando la ahora nueva princesa protagonizaba el momento más esperado. Del brazo de su padre, Giorgios Vardinoyannis, y abrazando a su hijo pequeño, George, nacido de su primer matrimonio, la 'novia de Grecia' aparecía muy tímida en escena sosteniendo su ramo y desafiando el frío con un diseño de alta costura de Christos Costarellos.
La Reina Ana María, muy amiga de la familia de la novia desde hace décadas, acompañó a su hijo al altar con una sonrisa que lo decía todo y afirmó que su nuera es "hermosa"
Un traje nupcial realizado en encaje de Chantilly francés, con sutiles transparencias y bordado a mano, inspirado en las columnas jónicas. Historia y arte griego con detalles románticos replicados en el velo nupcial. Metros de tul de seda alzados al viento por una ráfaga de viento entre destellos. Los últimos rayos de sol cayendo sobre Atenas y un traje de novia repleto de cristales reforzando el brillo de los diamantes de su histórica diadema.
Destellos de diamantes
En la Familia Real griega, todas las novias llegan al altar tocadas con tiara. Así ha sido siempre y Chrysi cumplió con la tradición. Para una segunda boda, que han querido celebrar de la manera más privada, podría haber elegido una corona de flores blancas, que le encantan, pero se casaba con un príncipe y llegó a la iglesia tocada con la 'Antique Corsage', de perlas y diamantes, de la gran colección de la princesa Luisa de Prusia, gran duquesa de Baden (1856).
La Reina Sofía fue recibida con una ola de cariño, '¡Viva España!' y '¡Viva la Reina!', a su llegada a la iglesia de San Nicolás de Rangava, y la infanta Cristina destacó por su elegancia entre todas las invitadas
La joya tenía el 'inconveniente' de que había sido usada por Tatiana Blatnik, la primera esposa del príncipe Nicolás, de la que se separó hace nueve meses, pero pesó más la historia y el 'gesto' hacia su suegra: es la diadema que Ana María recibió de su madre, la Reina Ingrid, con 18 años, y que cedió a todas sus nueras para el día de sus bodas. Y no fue el único guiño a la Reina helena.
La princesa Teodora regresó a casa cinco meses después de su boda, viviendo otro día inolvidable, y Victoria de Borbón-Dos Sicilias demostró con su asistencia lo cerca que está de la Familia Real griega
Pasando de las posibles comparaciones, eligió para el ramo nupcial sus flores preferidas: lirios de los valles, un símbolo de amor que Tatiana incluyó también en su bouquet de novia. Tradición, naturalidad y normalidad. Al fin y al cabo, Tatiana y Chrysi han compartido muchos momentos en la última década, tienen intereses en común y siempre se han llevado bien.
El príncipe Constantino, ahijado de Felipe VI, levantó pasiones en la boda de su tío y su padre, el príncipe Pablo, adelantó que "se unirá al Ejército aquí, en Grecia. Estoy feliz por esto"
Novio a la espera
Cinco minutos después de la hora fijada, la novia real entraba en la iglesia, donde la esperaba Nicolás arropado por su madre, la Reina Ana María, y sus hermanos, con la excepción de Philippos y Nina Flohr, que causaron baja sin que hayan trascendido los motivos de su ausencia.
Amelia Morales, hija de la princesa Alexia e inesperada protagonista en la boda de su tío, triunfó, a sus 17 años, con un vestido marrón bordado con lentejuelas, que ahora vale ocho euros
Emocionados, de verdad, lo recibieron el príncipe Pablo, actual jefe de la Casa Real griega, con su mujer, Marie-Chantal, y dos de sus cinco hijos, los príncipes Constantino Alexios (26) y Aristides (16); Alexia con su marido, Carlos Morales, y sus hijas, Amelia y Ana María, y la princesa Teodora con Matthew Kumar, el abogado estadounidense con el que se casó el pasado septiembre, después de seis años de espera y tres intentos de celebrar su boda.
Era el segundo matrimonio para ambos, pero, como dijo el príncipe Pablo, "este es un momento de máxima felicidad", y también contaron con el apoyo de sus mejores amigos y una pequeña representación de las Familias Reales a las que están unidos por sus lazos de sangre. Desde España, viajaron la Reina Sofía; su hermana, la princesa Irene y la infanta Cristina. Y desde Dinamarca, su tía materna, la princesa Benedicta, acompañada de sus hijos, Gustav y Alexandra von Sayn-Wittgenstein-Berleburg, y de su nuera, Carina Axelsson.
Una lista muy pequeña
Finalmente, aunque en las últimas horas habían sonado campanas, tras confirmarse que el heredero al trono danés, Christian, asumía la regencia por unos días, ni la Reina Margarita ni los Reyes Federico y Mary acudieron a las celebraciones. Bien es cierto que, días antes de la boda, viajaron a Copenhague —había que hacer las presentaciones protocolarias— y que, en unos meses, todos tendrán la oportunidad de celebrarlo juntos en la fiesta de verano que los recién casados quieren hacer expandiendo la lista de invitados. Así lo apunta la prensa griega. Y es que, realmente, esta ha sido muy pequeña, tratándose de familias numerosas conectadas con reinos, élites empresariales y personalidades internacionales.
"Mi sueño siempre fue que mi hija estuviera bien, nada más. Que sean felices, tal como lo son ahora. Se aman", dijo la madre de la novia, Agapi Politi
Menos de cien personas —una cifra más reducida todavía para la iglesia—, entre las que llamaron mucho la atención la infanta Cristina, por lo guapa que iba con su conjunto malva-topo, su peinado con ondas y su maquillaje luminoso, y la Reina Sofía, que fue recibida con una ola de cariño. "¡Viva España!" y "¡Viva la Reina!", se alzaron las voces a su llegada entre los cientos de atenienses, mientras las dos, muy protectoras con la princesa Irene, que iba en silla de ruedas, hacían el recorrido a pie hasta la iglesia de arquitectura bizantina, que no fue adornada con flores. Así lo quisieron también los novios, aunque Faye Vallidis, la encargada de dar vida a los espacios, sí decoró el patio con ciclámenes blancos.
Doña Sofía, una reina muy querida
Increíble cómo fue recibida doña Sofía, que respondió de inmediato a la bienvenida con gestos de agradecimiento y una enorme sonrisa. Es muy importante para ella sentirse tan querida. Sabemos que los aplausos la llenan de vida… y el reconocimiento la emocionó de verdad. Se ve en las imágenes tomadas antes de que llegaran a la puerta de enrejado blanco, vestida con ramas verdes de olivo para guardar el acceso, tan bonito como poco accesible, a esta iglesia del siglo XI que respaldó el deseo de los novios de celebrar una boda familiar, privada, sencilla. Un escenario muy diferente al de la majestuosa Catedral Metropolitana de Atenas, donde se casaron los Reyes Constantino y Ana María, el 18 de septiembre de 1964; dos años antes, sus tíos los Reyes Juan Carlos y Sofía, y más recientemente, los hermanos pequeños de Nicolás. En 2021, Philippos con Nina Flor, y el pasado septiembre, su hermana Teodora con Matthew Kumar.
Chrysi llevó un vestido de encaje de Chantilly, con sutiles transparencias y bordado a mano, con referencias a las columnas jónicas, y un ramo con las flores preferidas de la Reina Ana María, que le cedió su tiara de diamantes y perlas
El príncipe Constantino se unirá al ejército
A las cinco y diez se cerraron las puertas y comenzó la ceremonia, que se celebró según el ritual bizantino tradicional y fue concelebrada por tres sacerdotes y un obispo, entre ellos el metropolitano de Kissamos y Selinos, Amphilochios, que es pariente de la novia.
Los cristianos ortodoxos pueden casarse por la Iglesia tres veces. La primera se bendice, la segunda se celebra, la tercera se tolera, la cuarta se prohíbe. Un segundo matrimonio nunca puede ser idéntico al primero, pero son muy pequeñas las diferencias.
Al finalizar la ceremonia, los invitados lanzaron arroz y pétalos de rosas a los novios, degustaron los 'diples' (dulces griegos) y tomaron 'raki', un licor de Creta, en honor a la novia
Al son de un coro que cantaba himnos bizantinos, ocuparon su lugar los padrinos. Los hermanos del novio, Pablo, Teodora y Alexia; sus amigos Vasilis Kefalogiannis, Nasos y Nasia Thanopoulos; los primos de la novia Jorge V. Vardinoyannis y Maria Gryllaki, y el sobrino de Nicolás, Constantino, que según adelantó su padre, el príncipe Pablo, a Mega "se unirá al Ejército aquí, en Grecia. Estoy feliz por esto". El heredero de la Casa Real helena, que levanta pasiones, hizo la carrera de Relaciones Internacionales en Georgetown (la misma universidad en la que estudiaron su padre y su padrino, el Rey Felipe VI), ama los deportes, toca el piano y la guitarra y es un apasionado de la fotografía. Vive entre Grecia, Inglaterra y Nueva York; salió con la modelo y actriz Poppy Delevingne, doce años mayor que él, y, en julio de 2024, hizo oficial su relación con la modelo Brooks Nader, en la boda de Olivia Culpo… Pero a la de su tío acudió solo.
"Parecían felices y no nerviosos"
Según declaró Alexandros Kariotoglou, el padre que ofició la ceremonia, al programa de la televisión griega "Sonríe otra vez", los novios "parecían felices y no nerviosos" y la ceremonia duró 45 minutos. Se usó el Santo Evangelio, reliquia de la Familia Real; los anillos de boda fueron intercambiados por el padre de la novia, George Vardinoyannis, y se alzaron tres veces sobre sus cabezas las coronas Romanov bañadas en oro (traídas a Grecia por la gran duquesa Olga) en lugar de guirnaldas.
Al finalizar la ceremonia, los invitados lanzaron arroz y pétalos de rosas a los novios, degustaron los «diples» (dulces griegos a base de una masa fina aderezada con miel, frutos secos y canela) y tomaron 'raki', un aguardiente de Creta, en honor a la novia. Asimismo, recibieron un regalo: un pisapapeles, creación de Murano, con las iniciales de la pareja y una corona.
"Sí, me pisó el pie"
Dos minutos antes de las 19:20, Chrysi Vardinoyannis, convertida ya en Alteza Real —según el periodista experto en la Casa Real, Christos Zambounis, se llamará Chrysi de Grecia o Su Alteza Real la Princesa Nicolás— y su marido abandonaron la iglesia con sus invitados y todos se desplazaron al puerto ateniense de El Pireo para celebrar su unión en un espacio alternativo: el Castor Place. Un edificio industrial de piedra, construido en 1900 y con una altura de doce metros en sus espacios, que, a lo largo de los años, ha sido almacén, taller de maquinaria y una discoteca.
El príncipe Nicolás confirmó que, durante la ceremonia, celebrada por el rito ortodoxo, Chrysi cumplió con el ritual y "me pisó el pie", lo que le da el mando en el matrimonio, según la tradición
Los recién casados llegaron en primer lugar y fue entonces cuando Nicolás confirmó que su mujer "sí, me pisó el pie", lo que significa, según la tradición, que ella tomará las riendas en lo relacionado con las decisiones importantes.
Asimismo, la madre de Chryssi Vardinoyannis, Agapi Politi, haría también sus primeras declaraciones al programa Weekenders: "Por supuesto que me emocioné, clásica mamá". "Mi sueño siempre fue que mi hija estuviera bien, nada más. Que sean felices, tal como lo son ahora". En cuanto a la ceremonia, dijo que todo fue muy sencillo, pero con "mucho amor y mucha energía positiva, porque se aman".
Durante la noche, actuó un grupo de baile de Creta, la tierra natal de la familia de Chrysi, y no faltó el típico 'pilaf' cretense en la cena, que culminó con una espectacular tarta nupcial de fresas.
Las celebraciones, que arrancaron el jueves 6 de febrero, en el hotel Grande Bretagne y el restaurante Voulkanizater, concluyeron el sábado 8 a mediodía. Con la mayor discreción, los novios recibieron a 45 invitados en la séptima planta del Nuevo Hotel, situado en el centro de Atenas, con vistas a la Acrópolis. Allí disfrutaron de un brunch en el que, como en el resto de las celebraciones nupciales, la gastronomía griega, con pequeños guiños a la cocina de Creta, fue la gran protagonista.