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Nicolás de Grecia y Chrysi Vardinogiannis ya son marido y mujer. La pareja se ha casado siete meses después de que oficializaran su relación en una íntima ceremonia en Atenas a la que han acudido un centenar de invitados. Entre ellos, la Familia Real helena y miembros de la realeza española y danesa. El novio es sobrino por vía paterna de la reina Sofía, quien no ha faltado al enlace acompañada de la infanta Cristina y de la princesa Irene de Grecia. Además, también es sobrino por el lado materno de la reina Margarita de Dinamarca y de la princesa Benedicta, quien asistió con sus hijos, Gustav y Alexandra von Zayn-Wittgenstein-Berleburg, y su nuera, Carina Axelsson.
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La ceremonia se ha celebrado este viernes por la tarde en la iglesia de San Nicolás de Rangava, en Atenas. Es el templo más antiguo de la capital helena y se ha desarrollado por el rito ortodoxo griego. Por expreso deseo del novio no ha habido decoración, enfatizando así el carácter discreto de la misma. Los padrinos han sido el príncipe Pablo, junto con el empresario Vasilis Kefalogiannis, Nasos Thanopoulos y George V. Vardinogiannis, primo de Chrysi. También ejercieron de madrinas las princesas Alexia y Teodora, hermanas del novio, Maria Gryllaki, prima de la novia, y Nasia Thanopoulos, amiga de la pareja. Las coronas que se han usado en la ceremonia, típicas de los casamientos ortodoxos, son las que se usan en las bodas la Familia Real griega y solo se sacan para estas ocasiones.
La novia, como manda la tradición, ha sido la última en llegar con un look nupcial firmado por Christos Costarellos, uno de los diseñadores favoritos de royals y celebrities como Máxima de Países Bajos, Matilde de Bélgica, Rajwa de Jordania o Meghan Markle. Además, tal y como manda la tradición en las novias reales helenas. Chrysi ha sido una novia real diferente. Ha sorprendido con un vestido con transparencias y pedrería, ajustado y un sencillo velo rematado con encaje. Junto a ella, además de su padre, Giorgios Vardinogiannis, procedente de una importante saga naviera y petrolera, con su hijo George, fruto de su primer matrimonio.
La nueva Princesa ha coronado su estilismo con la tiara corsario, que han llevado las nueras de la reina Ana María en sus enlaces. Tal y como adelantó ¡HOLA!, es una pieza del joyero de la Familia Real griega, pero la primera propietaria fue la reina Victoria de Suecia y desde principios del siglo XX ha estado presente en las novias que se han casado con príncipes helenos. Las princesas griegas de cuna han elegido para sus bodas otra pieza.
Tras la ceremonia, que ha sido íntima y con pocos invitados pese a ser un enlace real, los recién casados y sus allegados han ido hasta el puerto ateniense de El Pireo, al Castor Place, un histórico almacén de piedra construido en 1900, tal y como ha informado la prensa local. Se trata de un local de enormes techos con muchas posibilidades.
Tanto el Príncipe como su ua ,iker han contraído matrimonio en segundas nupcias, pues los dos han estado casados con anterioridad. El primo hermano de Felipe VI se separó de su primera mujer, Tatiana Blatnik, hace nueve meses después de catorce años de matrimonio. Por su parte, Chrysi estuvo casada cinco años con el cantante Nino (Stefanos Xypolitas) con el que tuvo dos hijos que ya son adolescentes. Tras el divorcio, que tuvo lugar en 2017, mantuvo una relación con el director y actor Konstantinos Markoulakis que acabó en diciembre de 2023.
Al ser el segundo enlace para la pareja, esta boda ha sido más discreta y menos multitudinaria que otros ‘sí, quiero’ de la realeza griega. La Familia Real helena, a pesar de no tener trono, es tremendamente querida y respetada por todas las Casas Reales europeas y por eso han estado presentes en sus grandes acontecimientos. Sin embargo, en esta ocasión la intimidad ha sido la nota predominante y solo han estado presentes los familiares y los amigos más cercanos de los contrayentes. Además, al celebrarse en viernes, jornada laborable o de clases, ha hecho que haya habido menos invitados.