La Familia Imperial japonesa mide cuidadosamente sus apariciones públicas. No obstante, la reciente muerte de la princesa Yuriko, tía abuela del emperador Naruhito, ha reunido a los miembros de la dinastía Yamato, la más antigua del planeta, ante las cámaras en el Palacio Imperial de Tokio para rendir un último tributo a la princesa más longeva del mundo. La muerte de la princesa a los 101 años ha recordado a todos que la Casa Imperial Japonesa se enfrenta a una encrucijada: la familia se reduce y no aumenta. A pesar de las presiones internacionales, las leyes y posturas internas siguen firmes: la sucesión sigue siendo un asunto exclusivo de los hombres, y los desafíos se acumulan sobre los hombros de la nueva generación.
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El príncipe Hisahito tiene 18 años y es la gran esperanza
Hisahito, nacido en 2006, es actualmente el único varón joven en la línea de sucesión. Su papel es crucial para la continuidad de la dinastía, y su educación y formación están cuidadosamente supervisadas. A medida que crece, las miradas están puestas en cómo manejará las responsabilidades que conlleva su posición, algo que los dos emperadores anteriores, su abuelo y su tío, han admitido que es bastante complicado dada la dificultad que entraña el desempeñar su trabajo en un mundo moderno pero en un sistema totalmente tradicional. Es el hijo del príncipe Akishino, que actualmente ejerce de heredero de su hermano, el emperador Naruhito.
Aiko de Japón tiene 22 años y es la única hija del actual emperador
Aiko, nacida en el año 2001, es la única hija de los emperadores Naruhito y Masako. En otra monarquía sería una figura clave, pero en la japonesa está destinada a desaparecer, ya que no forma parte de línea de sucesión debido a que las leyes actuales impiden que una mujer acceda al trono, que represente a la institución si se ha casado con un hombre que no es de sangre real y tampoco que transmita sus derechos dinásticos a sus hijos. Aiko, como la mayoría de miembros de la Familia Imperial, ha recibido una preparación académica y diplomática al más alto nivel, es querida y respetada. Sin embargo, ni el Gobierno japonés ni la arcaica estructura institucional han dado pasos para crear una legislación que le beneficie. El último intentó llegó por parte del Comité de las Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer que desde Suiza instó a Japón a revisar sus políticas sobre las mujeres, algo que Japón aceptó con la excepción de todo lo que afectara a su monarquía.
Kako de Japón tiene 29 años y es la más carismática
La princesa Kako pasó un calvario cuando el matrimonio de su hermana mayor, la princesa Mako, con Kei Komuro se convirtió en un asunto nacional por el que la joven sufrió todo tipo de presiones y críticas que le costaron la salud mental. A sus 29 años y con sus estudios universitarios, realizados entre Japón y el Reino Unido, finalizados, Kako es conocida por su implicación en causas benéficas y es la más espontánea y natural en un ambiente de gestos tensos y medidos. Su educación internacional y su personalidad podrían aportar una perspectiva moderna de la familia imperial, algo que ya ocurrió con su hermana Mako que llegó a tener una agenda en el extranjero y en solitario, sin embargo, esos mismos antecedentes, dado lo compleja que fue la salida de su hermana de la institución, hacen que ahora vayan con pies de plomo.
Con este escenario, el futuro de la Familia Imperial depende en exclusiva del miembro más joven de su generación, el príncipe Hisahito, que ha crecido ya con la presión de ser el único as en la manga para la supervivencia de su dinastía y con el compromiso de mantener unas tradiciones y una estructura milenaria en un mundo en constante cambio. La nueva generación de Japón mira al futuro y de nuevo está en el centro de este debate.