La salud de Yuriko de Japón, de 101 años, ha empeorado, tal y como ha comunicado con preocupación Takeichiro Kuroda, vice director general de la Casa Imperial, que ha detallado que el funcionamiento del corazón, riñones y otros órganos se está deteriorando. La princesa viva más longeva del mundo, tía abuela del actual emperador, lleva ingresada en el Hospital Internacional de Saint Luke de Tokio desde el mes de marzo, cuando sufrió un ictus y una neumonía de los que aún se está recuperando.
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A pesar de su avanzada edad, no hace tanto de su última aparición pública, tres meses antes de sufrir el ictus que la llevó al hospital. Fue en Año Nuevo cuando asistió a una ceremonia en el palacio imperial y visitó a su sobrino Akihito de Japón y a su esposa, la princesa Michiko. Aunque seguía en activo, en los últimos años su actividad se había visto mermada precisamente por sus problemas de salud. Cuando cumplió un siglo de vida aseguró en un comunicado: "Me gustaría seguir pasando mis días mientras rezo por la felicidad de la gente".
Yuriko, tía abuela del emperador Naruhito, se convirtió en la princesa Mikasa a los 18 años tras su matrimonio en 1942 con el príncipe Takahito, cuarto hijo del emperador Taisho y su esposa Teimei. Procedía de la nobleza japonesa, como dictan las férreas tradiciones niponas, y estudió en la prestigiosa escuela femenina de Gakushuin reservada para la alta sociedad. Con Takahito tuvo cinco hijos: la princesa Yakuso, el príncipe Tomohito, la princesa Yoshihito, el príncipe Katsura, la princesa Masako y el príncipe Norihito. Actualmente, solo viven Yakuso y Masako. Ambas renunciaron al título de princesas al casarse, igual que ocurrió recientemente con Mako de Japón.
Siempre involucrada en varias organizaciones benéficas, como la Cruz Roja, solía acompañar a su marido en los viajes internacionales, en los que actuaba como el gran activo que era para la Casa Imperial. Era especialmente buena en mantener buenas relaciones con los anfitriones en sus visitas al extranjero y también ayudaba a al príncipe Mikasa a recabar información de utilidad sobre los lugares que visitaban que le eran de gran utilidad para preparar los discursos. Su esposo, longevo como ella, falleció en 2016 a los 100 años.
Testigo de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki y de la posterior rendición de Japón en la II Guerra Mundial, cuando el emperador Hirohito tuvo que renunciar a la divinidad de su título al firmar la nueva Constitución redactada por Estados Unidos, la princesa Yuriko es historia viva de Japón. También ha observado desde hace décadas cómo se gestaba el principal problema que acecha a la casa imperial: la escasez de varones en una casa en la que impera la ley sálica. Con el trono de Crisantemo vetado para las mujeres, la línea sucesoria cuenta solo con tres personas: el hermano del emperador, el príncipe Akishino, su hijo Hisahito, y el príncipe Hitachi, de 87 años, hermano del antiguo emperador Akihito.