Camino de cumplir 86 años -el próximo 2 de noviembre-, la reina Sofía se encuentra en "un momento magnífico y muy especial", según desvela su círculo a ¡HOLA!, "aunque ensombrecido por la muerte de sus seres queridos, especialmente la de sus dos sobrinos Fernando y Juan Gómez-Acebo, y algunos leales amigos".
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Pese a todo lo que ha pasado estos doce meses –"han sido muchos golpes", y las noticias sobre su vida y su matrimonio -que han atentado contra su intimidad-, doña Sofía continúa incombustible, sin dar un paso atrás y siempre con una sonrisa dibujada en su rostro.
"Está en otra etapa vital", nos dicen. Ni ha visto ni desea ver lo publicado porque no le importa. Su prioridad es servir al Rey, a la Corona y al país, como ha demostrado a lo largo de su reinado.
Se siente querida y reconocida por los españoles, que valoran su trabajo, su legado y su compromiso. Por eso, la Reina mira hacia delante, sin perder su sentido del humor porque "uno nunca se jubila de la actitud".
Siempre al día
Doña Sofía duerme siete horas y comienza el día con un café y prensa. Está al tanto de todo lo que sucede en el mundo -sigue las noticias de la guerra Rusia-Ucrania e Israel-Palestina-; y le preocupa, en especial, el conflicto en Oriente Próximo. De hecho, ha dispuesto que su fundación extienda la ayuda humanitaria -que aprobaron de emergencia a la Franja de Gaza- al Líbano.
Disfruta mucho de la lectura -para aprender cosas nuevas-, pero también le gusta pintar -una afición que desconocíamos-, el cine, las series y, por supuesto, la música, una de sus grandes pasiones.
Adelantada a su tiempo
Lo que ya no practica es ejercicio. Aunque fue muy deportista -y fue olímpica-, ahora se enfoca en mantener unos buenos hábitos de alimentación. Nos detallan que se cuida mucho -por coquetería y por salud-; y su dieta es muy completa. No faltan las verduras, el arroz, la pasta, las ensaladas, los quesos, la fruta y el pescado -sus preferidos son el lenguado y el salmón marinado-.
Hace años que no come carne. Aunque decidió no volver a probarla tras la muerte de su padre, lo cierto es que la Reina está muy concienciada con el maltrato animal, y adora a los animales –"¡hasta las lagartijas!"-, como recuerdan sus amigos. Tiene gatos, perros -como diez, sobre todo, de la raza schnauzer- y burros -su favorito-.
Siempre ha sido una Reina adelantada a su tiempo, comprometida, desde hace muchísimo tiempo, con la protección de los animales y del medio ambiente.
'Morirá siendo reina'
Se siente bien, tiene muchas ganas de ayudar y este año ha tenido más agenda institucional que nunca. Destaca la labor de la Fundación Reina Sofía, que suma cada vez más resultados, especialmente en el área de enfermedades neurológicas -se ha duplicado el número de investigadores y de proyectos-; y, también, el apoyo a la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), con cerca de tres millones de euros.
Los años pasan, pero no planea retirarse. Como suele decir, "si sigo trabajando, no sé por qué me llaman Reina emérita", no le gusta este título porque continúa al 'pie del cañón'. Confesaba recientemente a una amiga, que "hay que ser realistas, me voy a morir, estamos en la edad, pero lo voy a hacer con las botas puestas". Será "Reina hasta la muerte, aunque no reine".