Es una de las citas más especiales para Carolina de Mónaco, con la que mantiene vivo el legado de su padre y su abuelo. Los Premios de la Fundación Pierre de Mónaco, creados en 1966 por Rainiero de Mónaco en homenaje a su padre, el príncipe Pierre —quien fue importante mecenas—, siempre han ocupado un lugar importante en el corazón de la princesa, que ha sabido transmitir este cariño a sus hijos. Carlota Casiraghi la ha acompañado en varias ocasiones y, esta vez, se ha sumado también Alexandra a esta gala, celebrada en la Ópera Garnier de Montecarlo, en la que se reconoce la labor de artistas y escritores.
La pequeña de las hijas de la princesa Carolina parece que ha heredado la pasión por las letras de su madre y su hermana, a quien ha acompañado en uno de sus últimos encuentros literarios. Con esta aparición, en la que las tres se dejaron ver cómplices y muy unidas, se ponen fin a los rumores que circulaban en las últimas semanas, en la prensa francesa y alemana, que apuntaban a un posible distanciamiento entre Carolina y Carlota, por la entrevista concedida, por esta última, al diario británico The Telegraph. En ella, confesaba que prefería "desvincularse de su estatus Real" y "ser libre", algo que, dicen, no habría gustado a su madre, quien sí está muy volcada en su papel institucional.