Amalia de Países Bajos está teniendo unos días de lo más intensos donde ha sido la protagonista. El martes acompañó a sus padres, los reyes Guillermo y Máxima, y junto a su hermana mediana, la princesa Alexia, al Teatro Real de La Haya con motivo de los solemnes actos del Día del Príncipe. Un día después, la heredera al trono neerlandés volvió a impactar en la cena con los miembros del Consejo de Estado donde estrenó un importante e histórico collar de diamantes de las Reinas de Orange, la dinastía que reina en Países Bajos, con lo que deja claro que aunque aún es Princesa ya tiene acceso al valioso joyero de la Casa Real.
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Desde que cumplió los 18 años, la princesa de Orange, al igual que la reina Máxima, pertenece al Consejo de Estado y puede participar en sus reuniones, aunque no tiene derecho a voto. Hace dos años, la primogénita del rey Guillermo acudió a su primera cena de este tipo y este martes ha vuelto a acudir soberbia, con un elegante vestido azul oscuro de gala de Alex Perry Rowan y joyas de diamantes cuya historia pasamos a desvelar.
El collar que Amalia ha estrenado se trata de un diseño enrejado de la colección de los Orange de su tatarabuela, la reina Guillermina, quien estuvo en el trono desde 1890 y hasta 1948. La espectacular joya fue un regalo de bodas que su madre, la reina consorte Emma, le compró en 1901 tras casarse con el príncipe Hendrik. Se trata de una pieza tipo choker realizada por la prestigiosa firma alemana Koch.
Guillermina se convirtió en Reina con tan solo diez años tras la muerte de su padre, Guillermo III. Debido a su corta edad, fue su madre la que ostentó la regencia durante ocho años hasta que su hija alcanzó la mayoría de edad. Ocho años después de casarse con el príncipe Hendrik de Mecklemburgo-Schwerin, el 30 de abril de 1909, nació la reina Juliana. A lo largo de su reinado de casi 58 años, la tatarabuela de la princesa Amalia destacó por ser una soberana precavida, cuidadosa y que actuó dentro de las limitaciones de lo que esperaba de ella el pueblo neerlandés. Además, mostró una fuerte voluntad y personalidad, lo que le granjeó una gran popularidad. Su gran instinto empresarial y su buen ojo con las inversiones la convirtieron en una de las mujeres más ricas del mundo.
El 4 de septiembre de 1948, la reina Guillermina abdicó a favor de su hija Juliana, quien reinó con un estilo completamente diferente al de su madre. Así, por ejemplo, prefería que la llamaran señora en lugar de majestad y acercó la Corona a los ciudadanos, lo que la hizo tremendamente querida. El 31 de enero de 1980 abdicó en favor de su hija, la reina Beatriz, abuela de la princesa Amalia, aunque siguió apareciendo asiduamente en público. Su salud se fue deteriorando debido a una neumonía y finalmente murió un mes antes de cumplir los 95 años.
La Princesa europea a la que más le gustan las joyas
Amalia ha expresado en alguna ocasión que “no hay escuela para ser Reina” y su imagen pública está llena de majestuosidad. Todo apunta a que se convertirá en una soberana tan estilosa como lo es su madre, apasionada de los complementos y las joyas, una fascinación que también ha conquistado a la heredera. “Amo las tiaras, muéstrame una y te diré cuál es. Puedo reconocer las europeas. De niña solía ponerme las de mi madre (...) Me gustan mucho sus joyas”, contó en su libro autobiográfico Amalia, basado en una serie de conversaciones que Claudia de Breij tuvo con la Princesa con motivo de su mayoría de edad.