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La familia Satrústegui durante sus vacaciones de verano en 1945 en la Torre Satrústegui en San Sebastián

Alegre, optimista, discreta y prudente, la secretaria de la reina definía su trabajo como de "enorme responsabilidad"

Muere Marisa Satrústegui, antigua colaboradora de la reina Sofía y de las infantas Elena y Cristina

La asesora llegó al Palacio de la Zarzuela en 1977 y en 1980 ya era una de las personas de máxima confianza de la mujer de Juan Carlos I


16 de septiembre de 2024 - 18:38 CEST

Colaboradoras, asesoras y secretarias desempeñan una labor vital al lado de la realeza y con frecuencia su trabajo pasa inadvertido. Ese fue el caso de Marisa Satrústegui Aznar, que se definía como una "desconocida" y que desde 1977 ocupó un puesto en el Palacio de la Zarzuela como asesora de la reina Sofía y colaboradora de las infantas Elena y Cristina. El pasado martes 10 de septiembre Marisa Satrústegui falleció en su casa de Madrid cuando estaba a punto de cumplir los 93 años y sus familiares y amigos (incluida la infanta doña Elena) la despidieron en el Tanatorio de Tres Cantos. Su vida fue muy interesante y su labor casi desconocida.  

La reina Sofía en el funeral de Miguel de Grecia el 1 de agosto de 2024 en Atenas © Gtresonline
La reina Sofía en una imagen de archivo tomada el pasado agosto

Marisa era la segunda de los ocho hijos que tuvo el coronel de Caballería Ignacio Satrústegui y Sainz de Vicuña y de María Isabel Aznar de la Puente. Sus  estudios en el Reino Unido le permitieron ocupar un puesto como secretaria de dirección en el Chase Manhattan Bank hasta que una tragedia familiar le obligó a cambiar de planes. Su madre falleció en un accidente de tráfico en el que también perdió la vida uno de sus hermanos y un sobrino, fue entonces cuando Marisa renunció al trabajo para encargarse de sus hermanos pequeños y de su padre, que había perdido la vista durante la Guerra Civil.

Marisa Satrústegui
Marisa Satrústegui

A él se dedicó hasta su muerte en 1976 y fue entonces cuando pudo abrir una nueva y emocionante etapa laboral en su vida, gracias a su tío, Joaquín Satrústegui, un antiguo colaborador de don Juan de Borbón y miembro de su Consejo Privado, el rey Juan Carlos la llamó para que se incorpora al gabinete de comunicación de la Casa del Rey. En solo tres años se convirtió en una persona de la máxima confianza para la reina Sofía, hasta el punto de que fue ella la que se encargó personalmente, junto a otra colaboradora, Laura Hurtado de Mendoza, de preparar y velar a la reina Federica tras su repentino fallecimiento en febrero de 1981, hasta que la reina Sofía regresó a Madrid.

La familia Satrústegui durante sus vacaciones de verano en 1945 en la Torre Satrústegui en San Sebastián
La familia Satrústegui durante sus vacaciones de verano en 1945 en la Torre Satrústegui en San Sebastián

Alegre, optimista, discreta y prudente, definía su trabajo como de "enorme responsabilidad" y confesaba que cuando viajaba con las infantas no se relajaba hasta que el coche no atravesaba los terrenos de La Zarzuela y las devolvía a su casa sanas y salvas, ya que era ella la que acompañaba a las infantas Elena y Cristina tanto en actos oficiales como en viajes privados. Marisa guardaba un recuerdo especial de uno de los viajes que hizo con las infantas Elena y Cristina en abril de 1981 por París, Holanda y Bélgica. A su paso por Bruselas fueron recibidas por la reina Fabiola de Bélgica en el Castillo Real de Laeken y es que la reina de los belgas, española de nacimiento, era amiga de la infancia de Marisa Satrústegui. Ya en 1990 la figura de la "colaboradora" generaba curiosidad y El País le dedicó un artículo por sus diez años como asesora de la reina Sofía. Un reportaje sin foto en el que aseguraba que ser una "desconocida" era muy bueno para su trabajo