Este 15 de septiembre es una fecha destacada en el calendario de la Familia Real española ya que es el 52º cumpleaños de doña Letizia, quien lo celebra con sus hijas viviendo fuera de Zarzuela ya que la princesa Leonor está en Galici con la Armada, mientras que la infanta Sofía cumple con sus obligaciones académicas en Gales. Inicia un nuevo ciclo tras doce meses marcados por importantes cambios como Reina pero, ante todo, como madre. Analizamos a continuación las tres claves principales que resumen el año que deja atrás.
Un paso al lado para dar más protagonismo a Leonor
Institucionalmente, pero sobre todo como madre, para la reina Letizia ha habido un importante cambio en este año que deja atrás: la mayoría de edad de su hija mayor, la princesa Leonor. Según ha ido creciendo y dejando atrás la niñez, la heredera al trono ha ido adquiriendo de forma paulatina un mayor peso en la vida pública, pero el punto de inflexión se sitúa en la jura de la Constitución que hizo en el Congreso de los Diputados. Ese histórico 31 de octubre de 2023 cumplió 18 años y comenzó de forma automática una nueva era en el reinado de Felipe VI.
Perfeccionista, activa, con una gran personalidad y una vena periodística que forma parte de su ADN, desde que doña Letizia llegó a la Familia Real se ha esforzado por demostrar que todo se puede hacer de otra manera y por ser una Reina con estilo propio, sin imposiciones. Desea que Leonor de Borbón también se construya a sí misma como princesa heredera y ahora que es mayor de edad ha dado un paso al lado para darle más protagonismo. Y es que sabe que la única manera de prepararse para reinar en el futuro es estar en primera línea y dando pasos en solitario.
En estos meses de cambios, los Reyes no pueden sentirse más orgullosos de sus hijas. Así lo explicaba el monarca en nombre de ambos durante su discurso en la última edición de los Premios Princesa de Girona. "Os vemos, vuestra madre y yo, cada día más responsables, más atentas e interesadas en lo que ocurre, en lo que hacemos como Institución y en cómo ayudar a hacerlo mejor y en cómo seguir mejorando en nuestro afán no solo de cumplir con los fines institucionales, sino de implicarnos en la sociedad de tantas maneras".
Compromiso férreo y naturalidad
En el compromiso y la implicación de la que hablaba el jefe del Estado, la princesa Leonor y la infanta Sofía tienen en su madre a un valioso ejemplo. El hecho de que la heredera al trono haya adquirido un mayor peso institucional, ha permitido a doña Letizia diseñar una agenda en solitario en la que ganan cada vez más peso las causas en las que cree, divididas en cuatro grandes grupos: la salud, la justicia, la educación y la cultura. Está volcada en la lucha contra el cáncer y las enfermedades raras, en la igualdad de género, la nutrición, las desigualdades, el bullying, el cambio climático y el correcto uso de las nuevas tecnologías, entre otros aspectos.
La Reina se prepara minuciosamente cada uno de sus actos, en los que a lo largo de esta última etapa la hemos visto cada vez más cercana, siendo ella misma. Tiene un sentido innato del deber y del servicio, pero también está convencida de que los tiempos han cambiado y que hay cabida para esa naturalidad que antes era impensable en una institución como la Corona. En este sentido, la hemos visto, por ejemplo, posar con los atletas españoles de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París como una seguidora más y 'rapear' por la salud mental.
Esa naturalidad que define a la reina Letizia queda reflejada en cada uno de sus discursos, que tienen un proceso previo de rigurosa documentación. Escribe en el móvil sus textos y suele incluir experiencias personales que nos permiten que nos permiten conocer cómo es la intimidad. Así lo vimos con una anécdota que contó durante una visita a la Universidad Complutense de Madrid, la misma en la que estudió Periodismo. "Me acuerdo de una vez en una clase, no sé si era cuarto o quinto, con un catedrático de aquellos brillantes. En mitad de la clase, el hombre, un poco harto, me dijo en voz alta, casi estaba gritando: Ortiz, yo no sé lo que va a ser de su vida, pero desde luego a pesada (se refería a las preguntas, a la curiosidad), ahí no tiene rival", contaba.
Le gusta interactuar con las personas con las que coincide en los actos y muestra una gran curiosidad, siempre interesándose por su situación y su labor. Algunas de estas conversaciones privadas le han servido de inspiración para discursos, como ocurrió en la última edición de los Premios SM de Literatura Infantil y Juvenil El Barco de Vapor y Gran Angular.
"Luis Mateo Díez, premio Cervantes, en estos días en los que estuvimos juntos me comentaba que se asombraba de ver cómo sus nietos se pasaban las horas con el dedo, navegando por las redes y viendo, según él, videos sin sentido. Luego yo hablaba con Mónica, una de sus nietas, que está en segundo de Bachillerato y me decía: 'Es verdad, paso mucho tiempo haciendo scroll infinito por vídeos rándom'. El abuelo me decía: A veces pienso que la batalla está perdida, pero cuando abre un libro y lee, le cambia la mirada, su brillo, y veo lo que significa ese gesto simple y benéfico de leer", relataba.
A través de su gran capacidad de oratoria también nos muestra cómo piensa, cómo se involucra estrechamente en diferentes causas y las ideas propias que aporta. "La salud mental va más allá de lo sanitario, tiene que ver con lo social, con las oportunidades de trabajo, con condiciones de trabajo dignas, con la integración, con la educación, con evitar los estigmas, con las leyes de dependencia, con la información rigurosa desde los medios de comunicación, con la protección también a las cuidadoras y los cuidadores", contaba en el XXII Congreso Salud Mental España.
Un giro en su armario y en sus looks beauty
El 6 de noviembre de 2003, cuando se celebró en el Palacio de El Pardo su compromiso con el entonces heredero al trono, el traje blanco por el que apostó doña Letizia se hizo viral. Desde entonces, cada uno de sus looks son analizados al detalle y muy aplaudidos en la prensa internacional, donde consideran a la Reina un icono de elegancia y sofisticación. En estos últimos doce meses, sus apuestas estilísticas han conservado la misma esencia, pero han dado un giro al prescindir de los tacones altos.
Para sus planes privados, la reina Letizia siempre apuesta por calzado plano, el mismo que ha introducido para sus actos oficiales desde que en mayo sufriera "una fractura en la falange proximal del dedo central del pie derecho" que incluso la ha obligado a hacer sentada o apoyada algunos besamanos como el de la recepción estival en el Palacio de Marivent o el del banquete de Estado en Ámsterdam. A raíz del accidente doméstico, que se suma al neuroma de Morton que padece de forma crónica desde hace años, ha aparecido en citas institucionales con calzado barefoot y con zapatos de tacón sensato. Una elección por salud que parece que ha llegado para quedarse.
La naturalidad es el rasgo de los looks beauty de la Reina, que en este terreno ha ido también un paso más allá. Y es que en algunas de sus apariciones ha lucido radiante sin nada de maquillaje, un gesto muy alabado. Así la vimos, por ejemplo, durante el paseo que dio con sus hijas y doña Sofía por el casco histórico de Mallorca coincidiendo con su estancia veraniega en la isla.
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