Diana de Gales durante una gira por Tailandia en 1988© Getty

El peluquero de Diana de Gales cuenta los lugares más inverosímiles donde peinó a la Princesa

Es la primera vez en 27 años que Richard Dalton habla sobre su trabajo como estilita de la madre de los príncipes Guillermo y Harry


4 de septiembre de 2024 - 6:25 CEST

Acaban de cumplirse 27 años de la muerte de la princesa Diana y durante estas casi tres décadas se ha contado y se ha dicho casi de todo sobre ella. Sin embargo, hasta ahora, había una persona que había guardado silencio y que fue durante un tiempo alguien muy cercano a ella. Se trata de su peluquero, Richard Dalton, que ha hablado en un libro sobre cómo se crearon algunos de los peinados más mediáticos de la Princesa y también cómo se convirtió en su confidente. 

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© Getty Images

Lo cierto es que la imagen de la princesa Diana fue evolucionando según iba cambiando su vida, pero lo que siempre se mantuvo fue su icónico pelo corto rubio, con ligeras modificaciones. Solo se vio alterado una vez cuando la hizo un moño en la apertura del Parlamento británico de 1984 que se llevó todas las miradas y que enfadó a Isabel II por haber acaparado todo el protagonismo. Desde entonces, Diana decidió llevar siempre el pelo corto, un estilo “sencillo y favorecedor” que se podía retocar en tan solo un cuarto de hora. Además, el peluquero se adaptaba a las circunstancias y la llegó a preparar en sitios tan variados como los baños de los aviones o el fregadero de la cocina de su propia casa. 

Richard Dalton cuenta muchas revelaciones en el libro It’s All About The Hair: My Decade With Diana (Se trata del pelo: una década con Diana), en el que ha participado junto a su amiga Renae Plant, comisaria del Museo Princesa Diana, donde hace revelaciones por primera vez en todo este tiempo. “Como súbdito leal a la Familia Real, nunca compartí nada públicamente hasta ahora para protegerla (...) Tengo 76 años, la misma edad que [el Rey] Carlos, y quería documentar mi verdadera historia. Ahora me siento cómodo: han pasado 27 años y nada en mi libro es perjudicial para el Diana. Solo recuerdos maravillosos”. 

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Carlos III y Diana de Gales en su luna de miel en Balmoral en agosto de 1981

Curiosamente, Dalton no fue el responsable de peinar a Diana en su boda el 29 de julio de 1981, sino que fue su colega, Kevin Shanley. Ese día a la novia no le gustó su look. “Diana me dijo que le hubiera gustado volver a hacer la boda para que el peinado quedara bien”, ha contado el estilista a People. “Sin embargo, nunca mencionó ningún otro arrepentimiento mientras la peinaba”. 

Peinada desde las 8:00 horas

Durante los diez años que estuvo junto a la Princesa surgió entre ellos una estrecha relación de confianza, en la que él se convirtió en un buen amigo y un paño de lágrimas durante las horas más bajas del matrimonio de la Princesa y Carlos de Inglaterra. “Diana estaba perdidamente enamorada de su marido. La veía día tras días. El amor que sentía por él era genuino”, asegura. El modus operandi para dejar a la Princesa impecable era casi siempre el mismo. Él iba a diario al Palacio de Kensington, donde la Princesa vivía, a primera hora de la mañana, y la arreglaba. Además, la acompañó en algunas giras reales y ayudó a formar la imagen icónica que hoy tenemos de ella. 

   
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La única vez que la Princesa llevó moño fue en la apertura del Parlamento de 1984

También recuerda anécdotas tan surrealistas como la vez que colocó una tiara con la goma de la ropa interior. En la década de los años 80, durante una gira por Australia, la Princesa se quemó y no podía sujetar la diadema sobre la frente por el dolor. “Cogí un extremo del elástico al collar de esmeraldas y lo puso sobre su cabeza. Lo coloqué en la parte de atrás para que no se cayera”. No fue la única vez que una tiara dio problemas a Diana. En otra gira en Nueva Zelanda se quitó la diadema Lover’s Knot, una de la que más usa Kate Middleton, porque le molestaba. “Corrí a mi habitación, saqué la goma de las bragas, me puse la tiara en la cabeza y la ajusté. Baje, se la coloqué, la arreglé el pelo para ocultar la goma y nunca más se quejó de dolor”. 

   
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La princesa Diana, en un evento en Australia con la tiara de esmeraldas que su peluquero tuvo que adaptar

La primera vez que peluquero y clienta se vieron fue cuando él era gerente de unos grandes almacenes y ella, acudió con sus hermanas, Lady Sarah y Lady Jane, con tan solo 17 años. Richard Dalton no empezó a trabajar para ella hasta después de su boda con Carlos tras vender su salón de belleza y poder dedicarse a Diana a tiempo completo. 

Además de responsable del cabello de Diana, Dalton también fue artífice de los cortes de pelo de los príncipes Guillermo y Harry durante su infancia. “La primera vez que le corté el pelo a Harry, las ventanas estaban abiertas y yo sostenía su mechón de pelo rojizo, pensando: ‘Oh, si esto se vuela tendré problemas. Me meterán en la Torre de Londres”. Sobre los hermanos, el estilista asegura que “eran muy dulces. Yo les cortaba el pelo en su habitación. Cada vez que me veían entrar, Guillermo se emocionaba muchísimo. Corría a buscar la pequeña silla blanca y la ponía sobre la mesa de café cuadrada. Se sentaban en la silla y miraban la televisión mientras les cortaba el pelo”. 

   
© Anwar Hussein

La Princesa con sus hijos, los príncipes Guillermo y Harry, en agosto de 1988 en Londres

El 'look' más bonito de Diana

También cortó el pelo al ahora Rey. “Le corté el pelo al príncipe Carlos de vez en cuando”. En su libro recuerda que Diana le dijo: “Por favor, hazlo y haz algo con él” y añade que “quería que lo arreglara y lo hiciera un poco más moderno”.  

   

Para Daltonel peinado más bonito de su clienta más célebre es el que le hizo en febrero de 1988 durante una velada en Tailandia. Corrió por el hotel Imperial en Bagkok cogiendo orquídeas de los centros flores para ponerlas sobre el pelo, a juego con su vestido. Esa noche estaba increíble. Así la recordaré siempre”. Finalmente, dejó de ser su peluquero en 1991 para emprender otros caminos y asegura que fue entonces cuando se dio cuenta de la presión que soportó.