La princesa Leonor cuelga el traje caqui del Ejército de Tierra y lo cambia por el uniforme de la Armada, para dar continuidad a su formación militar como futura Jefa del Estado. Nueva etapa, nueva vida, camino de cumplir 19 años. Eran las siete de la tarde del 29 de agosto, cuando llegó sola al recinto de la Escuela Naval de Marín, marcando una gran diferencia con su ingreso en la AGM de Zaragoza. Entonces, vestida con vaqueros y tirando de maleta, daba el primer paso en las Fuerzas Armadas, y correspondía ser acompañada, recibir abrazos de la familia y consejos de último momento de su padre el Rey… Pero ahora, la experiencia y la trayectoria son un grado. La dama alférez cadete del Ejército de Tierra es, desde el 23 de julio, guardiamarina de Primero de la 427 Promoción del Cuerpo General de la Armada y, como tal, ejerce mando sobre subordinados.
Las imágenes lo dicen todo. Vestida de blanco impoluto, se bajó del coche como Su Alteza Real, se ajustó la gorra de plato y avanzó para ser recibida, con los honores que le corresponden, por el capitán de navío y comandante director de la Escuela Naval, Pedro Cardona.
"Experiencias importantes"
Con mucho aplomo —se nota la experiencia castrense—, doña Leonor saludó a los jefes de servicio de la ENM y accedió al edificio de dirección, para firmar en el Libro de Honor, dejando otra imagen para la historia y una dedicatoria. "Hoy me incorporo, con gran ilusión, a esta Escuela Naval Militar… Estoy segura de que aquí tendré la oportunidad de aprender mucho y compartir muchas experiencias importantes junto a mis compañeros de formación".
Media hora después, la princesa reaparecía vestida con el uniforme de trabajo, señalando que comenzaba su actividad a bordo. Acompañada por Erik Hellman Muñoz, su comandante de brigada instructor, la guardiamarina empezó a familiarizarse con su nueva casa. Los cuarteles, el comedor y el casino, el patio de armas, las casas de los mandos, las pistas deportivas, el gimnasio en el que deberá entrenar una hora al día, la piscina de seis calles con trampolines, el planetario con realidad virtual, las salas de simuladores, muelles, helipuerto y talleres.
Un complejo militar espectacular, ubicado en plena ría de Pontevedra, que fue inaugurado en agosto de 1943 y es la única escuela donde se forman durante cinco años los futuros oficiales de la Armada. Leonor ya lo conocía de pasada. El 16 de julio acudió a la entrega de despachos de la Armada y Felipe VI, ejerció de guía de excepción en unas horas inolvidables. La heredera al trono es la cuarta generación de la Familia Real que cursa estudios en la Armada. De su bisabuelo, el conde de Barcelona, y abuelo, el Rey Juan Carlos, a su padre, quien entró en la escuela como guardiamarina hace 38 años.
La alegría de ganar
Pero ahora es su turno y se la ve realmente contenta. A las 7:55 del día siguiente, la princesa ya estaba en formación con los compañeros. Era otra jornada para la historia y quedó testimonio de ello. Empezando por la entrega de la insignia, que recibió como alumna distinguida junto a otros compañeros y se concede al comienzo del curso, cuando se cumplen ciertos requisitos el año anterior. Entre ellos, los relativos a las calificaciones obtenidas, nota de instrucción y adiestramiento, o ausencia de faltas disciplinarias. La propuesta de alumna distinguida procede de la Academia General Militar de Zaragoza, y el reconocimiento confirma que completó su formación con éxito.
En ese primer día y mostrando algo más de lo que será su vida, Casa Real difundió también imágenes de la princesa participando en una competición deportiva inter brigadas, que ganó la tercera. En ellas, se la ve salir corriendo junto a su equipo, tras alzarse con la victoria y gritar de emoción mientras se abrazaban. Como dijo en su dedicatoria, está segura de que juntos vivirán "experiencias importantes". Asimismo, se la ve también embarcándose para realizar su primera salida al mar en instrucción marinera, por la ría de Pontevedra.
Habitación compartida
Leonor fue "una más" en la Academia del Ejército de Tierra y lo será también en la de la Armada. En la víspera de su ingreso, Margarita Robles, ministra de Defensa, recalcó durante su visita a la escuela que no tendrá un trato especial, salvo las excepciones que deriven de su condición, y que va a estar en el mismo régimen que sus compañeros, siguiendo un programa docente "demandante y exigente" que forma gente "muy preparada".
La heredera al trono se alojará con tres compañeras de promoción en el Cuartel de Alumnos (son nueve mujeres con ella), en una habitación con dos literas dobles, armarios empotrados y baño común. Asistirá a las clases que se imparten en la Escuela y, según el comandante director, Pedro Cardona, seguirá las mismas normas que sus compañeros. "Su día a día corresponderá a un “régimen estricto y de internado” muy intenso, ya que tienen que alcanzar la excelencia. Siempre hay una tarea asignada y “es un no parar”".
El día a día
La princesa se despertará a las 06:45 con el toque de diana y, tras hacer la cama —no vale con estirarla—, arreglar la habitación, prepararse y desayunar, formará con el batallón en el patio interior del edificio de aulas, donde tienen que presentarse perfectamente uniformados para pasar revista. A las 8:10, tras el izado de bandera, comienzan las clases de 45 minutos cada una: cinco por la mañana y tres por la tarde, que se reanudan tras una hora de deporte y el almuerzo. A las 18:00 horas tiene lugar la "lectura de la orden" y, después, empieza el horario de estudio, que se interrumpe para la oración y la cena. A las 22:30 tiene lugar el toque de silencio y, salvo que pidan permiso para estudiar hasta más tarde, todos deben estar en cama y con la luz apagada a las 22:45.
Una compañera más
El tiempo de ocio se limita fundamentalmente al sábado —es lectivo hasta las 11:30— y al domingo. Esos dos días, se toca diana dos horas más tarde y los alumnos de tercero pueden pasar el día fuera, siempre que cumplan con los protocolos de uniforme y permisos necesarios. La princesa los cumplía y, en su primera tarde libre, salió a descubrir la provincia con catorce compañeros de promoción, demostrando también su enorme capacidad de integración y que es una más. Acabaron en la Tapería D’Elvi, en Meira, Moaña, a media hora en coche de la Escuela. Llegaron al mediodía, todos con uniforme, y después de un picoteo de calamares, tortilla y croquetas, pidieron carne a la brasa. Estaban a gusto y se quedaron charlando en la terraza, al lado del mar, con vistas a la ría de Vigo, hasta casi las seis de la tarde. Después, ya por la noche —la hora límite, de regreso a la escuela, los sábados es a las 3:00 de la mañana— se los vio de copas en La Botica y el pub Moncloa de la zona monumental de Pontevedra.
Actividad a bordo
Leonor se formará en el Cuerpo General de la Armada y recibirá una educación integral —científico-técnica, militar, naval, física— que tiene un eje: la formación en valores. Son cuatro pilares los que la Escuela inculca a sus alumnos y presiden el patio: "Honor, Valor, Disciplina y Lealtad, verdadera estrella Polar que guía a los marinos de España".
El periodo inicial del curso, que dura casi cuatro meses, es más académico, pero, en paralelo, además de las asignaturas militares y civiles, también tienen maniobras y prácticas. Parte que incluye salidas a la ría con las lanchas de instrucción, periplos en barcos de la Armada que hagan escala en Marín, primeros auxilios, buceo… La princesa aprenderá a usar ametralladoras y granadas, y cursará asignaturas como Maniobra y Navegación en los simuladores de la escuela, que replican exactamente los puentes de mando de los buques. Sin moverse, hará prácticas manejando dos escenarios. El del mar —sorteando temporales, por ejemplo— y el del interior del buque, preparándose para incidentes como un incendio en cubierta.
Vocación de marinera
Concluida la parte académica y tras disfrutar de las vacaciones de Navidad, la princesa se embarcará en enero en el buque escuela de la Armada Juan Sebastián Elcano, para realizar el XCVII Crucero de Instrucción, que se completará con un periodo de prácticas en unidades de la flota. El bergantín-goleta, que cumplirá 100 años (desde su botadura) el 5 de marzo de 2027, tiene una doble misión. Por un lado, la formación de los futuros oficiales en un viaje a través de la historia y la cultura y, por otro, la representación de España y la Armada (embajada flotante) en los países donde hacen escalas, fortaleciendo los lazos de España con el mundo. La princesa aprenderá a navegar de la manera tradicional, guiándose "por las estrellas", según explicó la profesora y teniente de navío Loreto Fontanals. Una gran oportunidad para que descubra su vocación de marinera y termine el año sintiendo pasión por la vela, lo que nos llevaría a verla compitiendo con su padre en la Copa del Rey de Vela.