El encaje de Joaquín y Marie de Dinamarca en la casa real nunca ha sido fácil, pero sí han conseguido lo que no lograron los duques de Sussex: estar con un pie dentro y otro fuera. Los príncipes residen con sus hijos en Washington desde hace casi un año después de cuatro viviendo en Francia, pero eso no quiere decir que este exentos de deberes oficiales. Eso sí, son esporádicos. Antes del comienzo del curso en Estados Unidos y en medio de la gira de verano de los reyes Federico y Mary, Marie ha presidido la inauguración del Festival de Tonder, uno de los eventos musicales del periodo estival en Dinamarca del que es patrona. La sorpresa ha sido ver con ella a sus hijos Enrik, de 15 años, y Athena, de 12, que han aprovechado las vacaciones escolares para acompañar a su madre en sus tareas oficiales.
En la agenda real solo aparecía la princesa Marie, pero durante su discurso, especialmente aplaudido, por cierto, en el que hizo reír al público en varias ocasiones, los medios daneses se fijaron en la presencia de sus dos hijos a un lado del escenario. Según el diario Billetbladet, estaban maravillados con la buena acogida a las palabras de su madre y su dominio del escenario. Tras la apertura del festival, Enrik y Athena se unieron a ella para visitar el recinto, asistir a varios conciertos y saludar a los artistas. Vestidos con ropa cómoda e informal acorde al evento y moviéndose con soltura en un registro prácticamente nuevo para ellos, ha llamado poderosamente la atención lo mucho que ha crecido Enrik que cada vez se parece más a su padre.
Es la primera vez que vemos a los hijos de Joaquín y Marie de Dinamarca en un acto oficial desde que su abuela, la reina Margarita, les retirase el título de príncipes en enero de 2023. Una decisión en consonancia con la reducción de las monarquías que existe en otras casas reales, pero que levantó ampollas en la suya propia. Marie llegó a decir que Athena tuvo problemas en el colegio por ello. "La están intimidando, sus compañeros se acercan a ella preguntándole si ya no es princesa", contó entonces al medio danés BT.
Con la perspectiva del tiempo y una vez las aguas volvieron a su cauce, el príncipe Joaquín aseguró en una entrevista al Washington Post que habían pasado página. Aún así, su esposa insistía en que lo que les dolió fue la forma en la que se hizo. Sabe que es un asunto delicado porque fuera de los círculos de la realeza es difícil de entender que esta cuestión sea tan crucial para quien, además, se labra su camino al margen de la familia real. Admite que es complicado, pero lo intenta explicar: "Es también su nombre. Es su identidad desde que nacieron, así que es más que lo que la gente ve como un título".
Como decíamos al principio, su encaje nunca fue fácil, pero el hijo menor de la reina Margarita y su esposa parecen dispuestos a seguir ejerciendo de príncipes también en el reinado de Federico X, aunque ni Marie ni sus hijos hayan estado presentes en la coronación. Al fin y al cabo, ella siempre ha dicho que Dinamarca es un país en el que se siente cómoda. En sus primeros compases como princesa, ella misma contó que se autoimpuso demasiada presión. Quería hablar danés a la perfección y hacer que la gente estuviera orgullosa de ella. Sin embargo, al final no fue tan difícil como pensaba ya que Dinamarca resultó ser un país extremadamente respetuoso en el que, dice, es muy fácil vivir.