Mientras prosigue la investigación en torno a Marius Borg, hijo mayor de Mette-Marit de Noruega, tras haber sido detenido y posteriormente puesto en libertad con cargos acusado de causar lesiones físicas y psicológicas a una mujer, la Policía ha decidido investigarle también por otros dos casos de violencia diferentes tras escuchar la declaración de dos de sus exnovias.
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Días después de que el suceso saliese a la luz pública, el acusado decidió difundir un comunicado a través de su abogado admitiendo los hechos que le imputan, confesando que padece trastornos mentales y pidiendo perdón tanto a su novia como a su familia. "He luchado contra el abuso de sustancias durante mucho tiempo, algo por lo que he estado en tratamiento en el pasado. Ahora retomaré este tratamiento y lo tomaré muy en serio. El consumo de drogas y mis diagnósticos no excusan lo que pasó en el apartamento de Frogner la noche del domingo pasado. Quiero ser responsable de lo que he hecho y le explicaré sinceramente a la policía", expresó entonces.
Casi al mismo tiempo, dos de sus exnovias, Julianne Snekkestad y Nora Haukland, compartieron en redes sociales su experiencia con Marius. Fue entonces cuando las autoridades policiales decidieron tomar declaración a las dos mujeres. Tras escucharlas, se investigarán sus casos por separado y en el marco de violencia de pareja, tal y como han confirmado los abogados de ambas al diario noruego Dagbladet.
Marius Borg es el hijo que tuvo Mette-Marit de Noruega antes de casarse con el príncipe heredero. Desde el matrimonio de su madre, ha participado en citas y acontecimientos relacionados con la casa real, pero no tiene deberes reales ni título. La Princesa, que cumplió este lunes 51 años, no se ha manifestado públicamente, pero sí se ha conocido que se ha puesto en contacto con la víctima, según ha confirmado Palacio al portal de información noruego Aftenposten. Este movimiento está siendo ampliamente analizado en su país ya que, obviando su buena fe, algunos medios de comunicación se han hecho eco de juristas que apuntan a que este gesto podría considerarse una injerencia en la investigación.
El único miembro de la casa real noruega que se ha pronunciado en público sobre el caso ha sido el príncipe Haakon, aunque tan solo con una escueta frase que dijo a los medios en París durante la celebración de los Juegos Olímpicos: “Es un asunto grave cuando la policía está involucrada de esta manera”.