Los duques de Sussex continúan con su viaje a Colombia, una visita que nunca podría ser de Estado, porque el príncipe Harry y Meghan Markle no pueden representar a la Corona británica, pero la invitación de la vicepresidenta del país, Francia Márquez, y del ministerio de Igualdad les ha brindado la oportunidad de volver a poner a prueba su popularidad internacional como ya ocurrió con su viaje a Nigeria el pasado mes de mayo. Tras una primera jornada intensa propia de una agenda 'royal' en la que se han dado varios baños de masas, han lucido sus mejores looks y han puesto el foco estratégicamente sobre ellos para lanzar los mensajes que deseaban transmitir en apoyo a las causas de su Fundación Archewell, han cambiado ligeramente de registro este segundo día, en el que han realizado una visita a un colegio en uno de los distritos más humildes de Bogotá y en la que han dejado ver su lado más cercano.
Para esta visita al colegio La Giralda, de Bogotá, situado en el barrio de Las Cruces, en Santa Fé, y considerado uno de los mejores del mundo según el ranking de World's Best School Prizes de T4 Education, Harry y Meghan han optado por un atuendo mucho más informal. Ella, con unos pantalones pitillo tobilleros y americana marrón, zapato plano y un cómodo moño bajo y él, con unos pantalones beige y camisa, sin corbata ni chaqueta han sido recibidos a su llegado por Francia Márquez y el director del educativo, Serafín Ordóñez.
De la mano de unos niños que lucían el uniforme de la escuela, atendían a las explicaciones durante su recorrido por el colegio, en el que también han visitado un memorial en honor a los colombianos fallecidos en los conflictos que han azotado al país a lo largo de su historia. Como homenaje a ellos, han ayudado a plantar unos árboles. En concreto, el hijo menor de Carlos III colaboró en el trasplante de un pequeño guayacán, un árbol autóctono de América Central y del Sur, y su mujer, un nogal.
En una tierra como la colombiana en la que el ritmo forma parte de su ADN, el príncipe Harry se ha atrevido a arrancarse con un baile mientras caminaba animado por los presentes, aunque finalmente desistía vencido quizá por la timidez. Decidía entonces adoptar el papel de espectador para admirar las danzas y cánticos tradicionales interpretados por los estudiantes.
También se han adentrado en las aulas de los más pequeños, donde han ayudado a los niños -que tenían la misma edad que su hijo Archie- a hacer puzles, e incluso se ha visto a Meghan fundirse en un abrazo con una de las niñas después de demostrar su habilidad con el español, idioma que aprendió en Argentina. Más sorprendente aún ha sido oír al príncipe Harry preguntar los nombres y edades de los pequeños en el idioma de Cervantes. Tras la inusual sesión con los duques de Sussex, los alumnos, además de homenajearles con unas canciones, les han hecho entrega de varios regalos. Por un lado, unos ponchos para ellos, y por otro, muñecos para sus dos hijos, así como cartas manuscritas.
Tras visitar la escuela y disfrutar de un almuerzo privado con la vicepresidenta colombiana — quien invitó a los duques de Sussex a su país hace más de un año después de sentirse conmovida por su historia tras ver en Netflix sus producciones — Harry y Meghan han acudido a las instalaciones del Centro de Rehabilitación Inclusiva, administrado por la Dirección de Veteranos y Rehabilitación Inclusiva (DIVRI), donde han disfrutado de una sesión de entrenamiento con el equipo de Colombia de los Invictus Games, unos juegos adaptados internacionales en los que participan veteranos y heridos en combate, que son el gran proyecto del príncipe Harry y acaban de celebrar su primera década.
Para la ocasión, los duques se cambiaron de ropa. Meghan lució una camisa de seda de carácter oversize de Giuliva Heritage que conjuntó con una falda Amaime del diseñador colombiano Juan de Dios. Una prenda femenina confeccionada en algodón y seda y con estampado de Chintz en verde y marfil. Un look al que puso el toque final con unas sandalias mules Etana 50 de Jimmy Choo que también llevó nada más aterrizar en el territorio y unos pendientes de Ecksand junto al brazalete Cartier. Por su parte, Harry optó por un look cómodo compuesto de un pantalón vaquero y un polo en color oscuro y unas zapatillas grises.
En esta visita, en la que también estuvieron acompañados por la vicepresidenta del país y su pareja, Rafael Yerney Pinill, fueron recibidos por varios funcionarios militares que les saludaron y les enseñaron las instalaciones. Durante el recorrido por el centro, recorrieron la piscina del centro, el gimnasio con muro de escalada y las instalaciones de rehabilitación, donde aprovecharon para mantener una agradable conversación con los atletas sobre sus programas de ejercicios.
Como podemos ver en las imágenes, tanto Meghan como Harry se mostraron muy cercanos mientras recorrían la sala de arte del centro, donde se exhiben las obras creadas por atletas de Invictus, a quien la duquesa definió como "increíbles". Durante esta visita, un veterano de la Guerra de Corea le regaló un cuadro tejido a mano y un collar de cuentas con pendientes a juego y el príncipe recibió una placa conmemorativa del Ministerio de Veteranos de Defensa Nacional.
Durante el encuentro también disfrutaron de un partido de voleibol. El príncipe se unió a los deportistas y como vemos en las imágenes, se lo pasó en grande mientras Meghan junto a la vicepresidenta le animaban. "Es sorprendente ver cuántas personas pueden unirse para formar un equipo", dijo Harry al finalizar.
A pesar de la enorme cercanía que transmiten las imágenes, donde incluso vemos a los duques posando y realizándose selfies con los presentes, la visita se ha desarrollado en medio de un imponente dispositivo de seguridad. Según informa el Daily mail, fueron escoltados hasta este distrito de la capital bogotana por 16 vehículos policiales armados.