Con la agenda y los palacios de invierno casi cerrados, las Familias Reales europeas disfrutan de sus paraísos estivales saltando de sus castillos y mansiones a sus barcos para unas vacaciones de ensueño. Algunos con casi un siglo de historia a sus espaldas, como los buques de Dinamarca y Noruega o el velero de la princesa Carolina; muchos, de última generación, con inteligencia artificial, lo último en sistemas de propulsión o diseño aerodinámico, como el superyate de los Reyes de los Países Bajos… Y otros, como el barco 'Polaris', del Rey Carlos Gustavo y la Reina Silvia de Suecia, 'humildes' frente a las embarcaciones de los príncipes y jeques árabes, que encabezan las listas de los gigayates. Auténticos palacios flotantes, que son obras de arte del diseño y la ingeniería naval y un derroche de lujo y exclusividad. Los auténticos reyes de los mares por sus dimensiones fuera de lo común, con más de 100 metros de eslora y más de tres cubiertas. En estos misteriosos gigantes del mar, cada vez más dispuestos a romper récords, no falta de nada y siempre les espera un helicóptero y un submarino.
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Cinco en el bote 'Alma'
La Familia Real de los Países Bajos disfruta, un año más, de sus vacaciones en Grecia costeando el Egeo en su Wajer 55, 'el superyate más pequeño del mundo', con 16 metros de eslora y 4,4 de manga. El espacio perfecto para disfrute de la Reina Máxima y sus hijas, Amalia, Alexia y Ariadna, mientras el soberano se pone al timón. "Cinco en el bote. Sin seguridad, sin personal, solo nosotros", como dijo el Rey Guillermo Alejandro en 2020, tras conocerse que había cambiado de barco y que al nuevo le había llamado 'Alma' —Alejandro (Alex) y Máxima (Max)—. La embarcación, de dos millones de euros, incluye techo plegable automático, mecanismo para despejar la cabina, una suite principal, camarotes, cocina completamente equipada, baño y cubierta para cuatro hamacas. Después de buscar años un paraíso de verano, la familia Orange lo encontró en el Peloponeso. Allí han vuelto a desembarcar este verano, en el que también han dado un salto a París para apoyar a sus deportistas en los Juegos olímpicos. Tienen una propiedad de 4.000 metros cuadrados, frente al mar, en el pueblo de Doroufi ('Kranidi'), con tres viviendas, piscina, cancha de tenis, cala privada y, por supuesto, un embarcadero para su yate.
El 'Pacha' de Carolina
Cuando llega el verano, la princesa de Hannover eleva anclas y se hace a la mar rodeada de hijos y de nietos en el 'Pacha III', un clásico de las vacaciones del clan Grimaldi. Carolina descubrió el yate con casco de acero, superestructura de aluminio y cubierta de teca, en 1989, en el puerto de Mónaco… Fue un amor a primera vista, y del resto se encargó su marido, Stefano Casiraghi. El empresario modernizó la sala de máquinas y el equipamiento de la embarcación de 36 metros de eslora y seis de manga, construida, en 1936, en Gran Bretaña. Y la princesa guio al decorador Jacques Grange para darle el encanto de los años 30. El matrimonio, que se gastó unos tres millones de euros en ponerlo a punto, tenía un sueño, dar la vuelta al mundo, pero no fue posible. Solo pudieron disfrutar de un último verano juntos. Las idílicas estampas con sus niños, Pierre, Andrea y Carlota (de ahí el nombre, 'Pacha III'), navegando por el Mediterráneo dieron paso a las de la tragedia. Stefano Casiraghi falleció en octubre de 1990, revalidando su título de campeón del mundo de Off-shore. El barco se quedó en tierra y, tras pasar el duelo, Carolina volvió a hacerse a la mar con Ernst de Hannover, el príncipe con el que tendría a su hija Alexandra. Dos largas décadas después, la princesa, que no ha rehecho su vida sentimental, parece feliz recibiendo a su familia cada verano para costear su paraíso azul en el velero de su vida.
Un barco en cada puerto
La Familia Real sueca reparte sus vacaciones entre Solliden, su palacete de estilo italiano, en la isla de Öland (mar Báltico), y su residencia en la Costa Azul. Dos 'puertos' donde siempre hay un barco a la espera. Al Rey Carlos Gustavo le encanta navegar y pescar con sus hijos. "Estar solo en el mar genera de alguna manera pensamientos filosóficos", dijo el Rey en el pódcast Värvet. "Ir en barco es fantástico". Por eso, aunque no hay información oficial, se dice que tiene varios. Uno siempre a mano en Suecia, además del 'M/Y Ancylus', que regaló a su hijo, el príncipe Carlos Felipe. Y otro, el más conocido, al que bautizó como 'Polaris', un J-Craft superexclusivo del año 2000, en Saint-Maxime, en el sur de Francia, donde tiene una mansión, 'Villa Mirage', erigida frente al Mediterráneo. El barco aerodinámico del Rey, con un casco de color agua y una cubierta de caoba brillante, mide 11,6 metros, dispone de salón y de una cocina muy bien equipada.
El 'A', el coloso del mar
El 'Azzam', el yate privado más largo del mundo, con 180,6 metros de eslora y casi 21 de manga, es propiedad del emir de Abu Dhabi y presidente de los Emiratos Árabes Unidos, el jeque Mohamed bin Zayed al-Nahyan. Tiene capacidad para 36 invitados —asistidos por 70 tripulantes—, puede navegar a una velocidad máxima de 32 nudos, está decorado al estilo Imperio de principios del siglo XIX y diferentes informaciones apuntan a que dispone de tecnología militar con radares, sistema antimisiles. Fue construido por Lürssen en Alemania y se dice que le costó al soberano alrededor de 600 millones de dólares. Destaca por la ausencia de cubiertas al aire libre —son seis en total— y las estancias blindadas. Tiene pinacoteca, un salón de 180 metros cuadrados con lámparas de araña que ni tintinean, paredes con paneles de oro y zócalos de jade, piscina semicubierta, discoteca, cine, instalaciones de golf… y un submarino.
El palacio flotante de la Familia Real de Catar
El 'Katara' es propiedad de la Familia Real de Catar, país que ahora gobierna el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, hijo del exemir y la exjequesa Mozah bint Nasser, y fue construido en 2010 en el astillero alemán Lürssen. Según diferentes fuentes, costó más de 300 millones de dólares, tiene 124 metros de eslora, cinco cubiertas y 18 camarotes para alojar hasta 34 huéspedes, con una tripulación permanente de 70 personas. Está construido con un casco de acero y una superestructura de aluminio, tiene cinco cubiertas, ascensor, luces subacuáticas, club de playa, gimnasio, piscinas y, por supuesto, helipuerto.
Un barco de los años 30 para Mary y Federico
La Familia Real danesa ha tenido ocho barcos y flotas diferentes durante los últimos 300 años. El 'Dannebrog' es el cuarto de una serie y data de 1932. Al igual que sus palacios y castillos, a este buque, que va camino de los cien años, se le considera residencia oficial y privada de la Familia Real en sus cruceros por Dinamarca o cuando hacen visitas oficiales al extranjero. Es de acero, mide 78 metros de largo y puede albergar a 14 pasajeros. Su tripulación, de 52 miembros, se elige en gran parte cada año entre los mejores de la Marina. Tiene una proa clipper y forma elíptica. La zona privada, decorada por la Reina Margarita con muebles del siglo XIX, consta de estudio, comedor, sala de estar y camarotes. Federico y Mary estrenaron como Reyes el imponente buque real en mayo, cuando trasladaron su residencia oficial al castillo de Fredensborg, donde pasan una parte del verano junto a sus hijos, Christian, Isabelle, Vicent y Josephine.
De buque de guerra a barco real
El 'Norge' es el orgullo de la Familia Real noruega. Entró en servicio en 1937, con el nombre de 'Philante', como uno de los yates más grandes de su época; sirvió a la Armada británica durante la Segunda Guerra Mundial y, en 1947, fue comprado por Noruega. Se le puso el nombre de 'Norge', se reformó por completo y se le entregó a la familia. Desde entonces, ha sido usado por el Rey Haakon, el Rey Olav y el Rey Harald desde 1991, aunque ha viajado en él desde que tenía once años, y ha cumplido 87. Además de las visitas oficiales, los Reyes, los príncipes herederos Haakon y Mette-Marit —que heredarán la propiedad del barco— y sus hijos, los príncipes Ingrid y Sverre, usan el 'Norge' en viajes privados. Tiene 80,2 metros de eslora, 11,6 de manga, cubierta de madera y una tripulación de 54 personas de las Fuerzas Armadas de Noruega. La última vez que lo vimos en España fue en Mallorca, en 2019, cuando Harald, que ahora tiene problemas de salud, participó en la Copa del Rey de Vela.