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A pesar de la distancia, la reina Sofía sigue muy unida a la Familia Real griega y por eso no ha dudado en desplazarse hasta Atenas para el funeral de su tío abuelo, el príncipe Miguel, quien murió el pasado domingo a los 85 años. Era el último de los nietos del rey Jorge I, fundador de la dinastía que reinó en el país heleno hasta 1967. El último adiós al también escritor e historiador ha tenido lugar en la iglesia de los Santos Teodoro del Primer Cementerio y después se ha llevado a cabo el entierro en el cementerio de Tatoi, donde descansan sus antepasados, incluidos los reyes Pablo y Federica, abuelos maternos de don Felipe y su tío, el rey Constantino, quién falleció el 10 de enero de 2023.
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Doña Sofía, en compañía de su hermana la princesa Irene, se ha desplazado a su país de origen procedente de Mallorca, en donde lleva unos días pasando el verano. Junto a los reyes Felipe y Letizia, acudió el lunes por la noche a la recepción ofrecida a las autoridades y a una representación de la sociedad balear en el Palacio de Marivent de Palma. La madre de Felipe VI, muy afectada, ha querido arropar a su cuñada, la reina Ana María, y a sus sobrinos. El cortejo lo ha encabezado su viuda, Marina Karella, vestida de blanco, un color que en algunas culturas está asociado al luto. A continuación se ha visto a la reina Ana María, al príncipe Pablo, actual jefe de la Casa Real griega tras la muerte de su padre, con su mujer, la princesa Marie Chantal. Así mismo, también ha acudido la princesa Alexia, casada con el arquitecto canario, Carlos Morales, con quien vive en Lanzarote. Tras ellos, el príncipe Nicolás, el príncipe Philippos y la princesa Theodora, quien tiene fijada su residencia en Los Ángeles (Estados Unidos) y protagonizará el 28 de septiembre la próxima gran boda real en Atenas. Todos ellos de riguroso negro y visiblemente conmovidos y emocionados.
Los allegados de Miguel de Grecia han expresado que todos aquellos que tuvieran intención de mandar una corona de flores realizaran en su lugar una donación a la Sociedad ELIZA contra el abuso infantil, una organización que fundó y con la que estaba muy involucrado a raíz de la conmoción creada por el asesinato de la niña Eliza Izquierdo en Nueva York. Aun así, tres coronas de rosas blancas con la bandera española han sido enviadas de parte de los Reyes de España, de los reyes Juan Carlos y Sofía y la princesa Irene. También el primer ministro Kyriakos Mitsotakis ha hecho llegar un arreglo floral y su esposa, Mareva Grabovski Mitsotakis ha acompañado a la familia. Además, había una corona procedente de Alberto y Charlene de Mónaco y de los reyes Simeón y Margarita de Bulgaria. Don Felipe y doña Letizia no han podido desplazarse hasta Grecia, ya que el monarca se encuentra en las regatas de vela de Palma y la Reina está en París dando su apoyo a los atletas españoles que participan en los Juegos Olímpicos.
Aunque era un gran desconocido para el gran público, Miguel de Grecia era muy querido dentro de la Familia Real helena y en los círculos de la realeza europea. Con él se pone fin a una generación de royals y a una vida de leyenda. Fue el único hijo que tuvo el príncipe Cristobal de Grecia, hermano pequeño del rey Constantino I (abuelo de doña Sofía, de Irene de Grecia y de Constantino II) y, por tanto, primo carnal de Felipe de Edimburgo, marido de Isabel II de Reino Unido, del conde de París Enrique de Orleans y del rey Miguel I de Rumanía, así como de la princesa Marina de Grecia, duquesa de Kent.
Muy querido por la reina Sofía
La relación de la reina Sofía con su tío abuelo era especialmente estrecha, ya que ella es solo un año mayor que él. Según informa Hello Greece, los dos habían desarrollado un vínculo especial desde pequeños que iba más allá de sus lazos familiares. Para el príncipe Miguel, la madre del rey Felipe y la princesa Irene eran sus ‘primas favoritas’, ya que al ser de edades parecidas, tenían una relación más cercana que la de tío y sobrinas.
Miguel de Grecia nació el 7 de enero de 1939 y fue el único hijo de Cristóbal de Grecia y de Francisca de Orleans. Su vida estuvo marcada desde bien pequeño por la tragedia ya que cuando tenía un año su padre murió. La Segunda Guerra Mundial estallaba y comenzó un exilio que le llevó primero a vivir junto a su madre en Larache, al noroeste de Marruecos, donde tenía propiedades su familia materna. De allí fueron a Málaga y después a París, hasta que en 1953, cuando tenía 14 años, la tragedia llamó de nuevo a su vida. Su madre moría víctima de una depresión y se hizo cargo de él su tío, Enrique de Orleans. A pesar de eso, pasó largas temporadas con la Familia Real griega. Tras estudiar Ciencias Políticas en la capital gala, decidió con 20 años regresar a la patria, donde el rey Pablo le acogió como a un hijo. “No descubrí mi país hasta los 20 años y cuando llegué dije: '¿Qué pasa si no me gusta Grecia? ¿Qué pasa si no les agrado a los griegos? Pero fue amor a primera vista”, recordó. Tal fue su idilio con la nación helena que permaneció allí tras el Golpe de los Coroneles y siempre conservó su ciudadanía.
Renunció por amor a sus derechos dinásticos
Aunque no se encontraba en los primeros puestos de la sucesión al trono griego, renunció a sus derechos por amor. El 7 de febrero de 1965 se casó en Atenas con Marina Karella, una pintora y escultora que no tenía sangre real. Lejos de suponer un problema, el príncipe Miguel experimentó la libertad de poder dedicarse a lo que quisiera al no pertenecer de forma oficial a la Familia Real. Fue entonces cuando descubrió su pasión por la escritura que le llevó a ser autor de biografías reales y novelas históricas, bajo el seudónimo de Michel de Gréce.
Juntos tuvieron dos hijas, las únicas personas de la Familia Real helena de ascendencia griega: la princesa Alejandra, casada con Nicolás Nirzatyantz, y la princesa Olga, casada con Aimón de Saboya-Aosta, miembro de la Casa Real italiana de Saboya y actual duque de Aosta tras la muerte de su padre en 2021. Aunque durante algunos periodos la familia vivió en París y Nueva York, lo cierto es que finalmente se instalaron en Grecia para vivir a caballo entre Atenas y Patmos, la pequeña isla del mar Egeo.
La última vez que la reina Sofía coincidió en Tatoi con su familia griega fue el pasado enero. En compañía de las infantas Elena y Cristina, arropó a la Familia Real helena en el primer aniversario de la muerte del rey Constantino, una misa íntima y muy emotiva que tuvo lugar en la iglesia de la Santa Resurrección, junto al citado camposanto real.