No es un verano cualquiera para la familia gran ducal. Luxemburgo está cerca de vivir un cambio de trono, aunque su legislación permite hacer una sucesión especialmente lenta y por fases. En cualquier caso, el primer paso ya está dado. Estas vacaciones estivales serán las últimas del gran duque Enrique con todas sus funciones y poderes, ya que el próximo 8 de octubre, cuando cumpla 24 años como jefe de Estado, los traspasará a su hijo Guillermo de Luxemburgo. Es tiempo quizás de nostalgia en Palacio y la gran duquesa María Teresa ha echado la vista atrás compartiendo algunos recuerdos de sus veranos en familia.
Las fotografías, que proceden de la colección privada de los grandes duques, muestran a la familia en su refugio francés de Tour Sarrasine, en plena Costa Azul. En una de las imágenes Enrique y María Teresa de Luxemburgo posan en su juventud en lo que parece la popa de una embarcación que surca el mediterráneo. Se desconoce la fecha en la que fue tomada, pero su edad delata que aún eran herederos del gran duque Juan, fallecido en 2019, que aparece en otra de las instantáneas junto a dos de sus nietos. También vemos al matrimonio con sus cinco hijos, Guillermo, Félix, Louis, Alexandra y Sebastián, con ropa muy veraniega en una playa rocosa. La misma en la que la Gran Duquesa aparece con Sebastián, el menor en brazos, en otra foto.
El denominador común en todas las imágenes es la actitud relajada, absolutamente informal y el bronceado en la piel propio del verano mediterráneo. Suelen compartir alguna fotografía cada año cuando comienzan sus vacaciones ya despojados de la institucionalidad que impone el día a día, pero, como decíamos, este año el parón estival es aún más significativo. El próximo curso Luxemburgo se prepara para la sucesión y será diferente a la vivida recientemente en Dinamarca.
Aunque el 8 de octubre Enrique de Luxemburgo traspasará sus atribuciones a su hijo, que, tras prestar juramento a la Constitución, se convertirá a los efectos en Gran Duque, aún no estamos hablando de una abdicación. Esta cesión puede ser definitiva o temporal, y el actual jefe de Estado no perderá su título. Por el momento, Guillermo de Luxemburgo será lugarteniente-representante y actuará en nombre de su padre hasta que éste abdique. Se siguen los mismos pasos que con la sucesión del gran duque Juan. El 4 de marzo de 1998 Enrique se convirtió en lugarteniente-representante hasta que en el año 2000, cuando su padre cumplió 79 años, ascendió al trono.
Este movimiento del gran duque Enrique, que anunció a través de un comunicado el pasado 23 de junio, sigue la línea de las declaraciones que hizo solo unos meses atrás en el programa Place Royale de RTL con motivo de su 69 cumpleaños. “Creo que es muy importante dar una oportunidad a los jóvenes. La transmisión y la confianza son dos elementos esenciales en mi relación con mi hijo. En algún momento pienso retirarme. Eso es evidente”, confesó cuando le preguntaron sobre la posibilidad de abdicar dando paso a una nueva etapa que ahora está a punto de inaugurar y que le permitirá pasar más tiempo junto a su mujer, la gran duquesa María Teresa, sus cinco hijos y sus ocho nietos.