La egregia señora Beatriz Ricoy de Borbón fue despedida entre lágrimas y emotivas palabras de recuerdo el jueves 4 de julio en la iglesia de los Doce Apóstoles de Madrid, antigua capilla del colegio de la Asunción del que fue alumna. Descendiente en línea directa de Carlos IV, era hija de Juan Ricoy y Beatriz de Borbón y Rich, esta última, prima hermana del duque de Sevilla y sobrina muy querida del Rey Alfonso XIII, quien se encargó de su educación.
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Nació en Santa Uxía de Ribeira en plena Guerra Civil, vivió los primeros años en A Coruña y, después la familia se trasladó a Madrid, donde se formó académicamente y contrajo matrimonio con el abogado José Antonio Martínez del Campo, nieto del que fuera presidente del gobierno, Montero Ríos, con el que tuvo seis hijos.
Jubilada ya, volvió a la capital de Barbanza, su hogar, donde residió durante dos décadas. Su casa estaba en un bosque de eucaliptos con vistas al Océano Atlántico y tenía a sus pies la playa de Vilar, en el Parque Natural de las Dunas de Corrubedo.
Con muchos problemas de salud regresó a Madrid hace tres años para estar cerca de sus hijas, Beatriz, Blanca, Uxía y Viqui, que la cuidaron hasta el último día, al igual que su único hijo, José Antonio, aunque fue madre de otro varón, Eduardo, que murió al mes de nacer.
Doña Beatriz falleció el 27 de junio a los 87 años en su casa de Madrid y fue enterrada en el cementerio de Ribeira junto a su madre con las medallas de Hija de María que le fue concedida por Pío XII en el Vaticano, y la de oro de la Cruz Roja que le entregaron por su labor de por vida. Durante décadas, presumía con la Reina Sofía de ser las dos mesas que más recaudaban en el Día de la Banderita.
Días después, doña Beatriz, que también compartió muchos momentos de juventud con su primo, el Rey don Juan Carlos, fue despedida en Madrid como ella quería: en la mayor intimidad, rodeada de su familia y sus amigos más queridos y con una emotiva ceremonia marcada por tres momentos musicales: el himno de España, en la Consagración, 'La Muerte no es el final', en la Comunión y la Salve Regina al final de la misa funeral.
Acudieron a la iglesia todos sus hijos, sus ocho nietos (Beatriz, Mónica, Blanca, Álvaro, Paula, Alejandra, Victoria y Pablo) y sus cinco bisnietos (Elena, Paloma, Fabiola, Vicente y Blanca). De todos ellos, es Mónica Sada la más conocida de la dinastía por su matrimonio con Vicente Calderón, nieto del emblemático presidente del Atlético de Madrid, y por su labor al frente de Unicskin, marca que ha triunfado internacionalmente.
La joven empresaria estaba muy unida a su abuela, que era también su madrina y, al igual que sus tías y algunos de sus primos, le rindieron homenaje tomando la palabra en la iglesia de los Doce Apóstoles, adornada con cientos de hortensias que recordaban a las de su casa de Galicia y no pudo ver florecer este verano.
"Nos enseñó que la vida es mucho mejor cantando", dijo Mónica en su intervención. "Y así la hemos despedido en sus últimos días, sus hijos, nietos y bisnietos, cantando con ella sus canciones favoritas y recitando poesías, que era algo que le encantaba. Entre ellas, la que le escribió una de sus monjitas y guardó en su memoria como oro en paño. Y dice: "Beatriz posee un oído de finura sin igual y valiente como el Cid se atreve sola a cantar, desafiando a las masas que a su lado hacen primera. Recibe todo en la vida cantando de esta manera...”