“¡Se casaron hace 65 años! Hoy el rey Alberto II y la reina Paola celebran su brillante boda”, recordó este martes 2 de julio la Casa Real Belga en la red social X, donde acompañó el comentario con una fotografía de los reyes abrazados y sonrientes en un banco. Una celebración discreta para un rey que abdicó en medio de la polémica en el año 2013, a cuenta de la hija que había tenido fuera del matrimonio y que terminó reconociendo cuando la Corona belga ya estaba en manos de su hijo, el rey Felipe de los belgas. Más de una década después, cuando la propia reina Paola ha confesado en televisión que su matrimonio fue muy complicado y reconoció infelicidad e infidelidad por parte de ambos, la pareja vive otro tiempo. Alberto II tiene 90 años y la reina Paola 86, su tiempo se reparte entre Bélgica y el sur de Francia, allí llevan una vida tranquila, dicen que han encontrado la felicidad, la compañía y el amor que en otro tiempo les faltó.
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Hijo de rey, hermano de rey: un príncipe que no iba a reinar
Cuando Alberto y Paola se casaron, el 2 de julio de 1959 en Bruselas, reinaba ya el hermano mayor del príncipe, el rey Balduino, que era el hijo mayor de Leopoldo III (con los novios en esta imagen), que se había visto obligado a abdicar en su hijo tras la Segunda Guerra Mundial por lo controvertido de sus decisiones en torno al conflicto. Sin embargo, el rey Balduino todavía era joven, entonces incluso estaba soltero y al año siguiente se casó con la española Fabiola de Mora y Aragón, es decir, el príncipe Alberto ejercía de heredero pero todos esperaban que fuera de forma transitoria. Sin embargo, el rey Balduino murió sin descendencia en 1993 y su hermano pequeño asumió la jefatura del Estado como Alberto II. En esta imagen, además del rey Leopoldo IiI, hay dos mujeres, la de la izquierda es Lilian Baels, la segunda mujer del rey, ya que la primera, la princesa Astrid de Suecia y madre de sus tres hijos, murió en un accidente de coche cuando el entonces príncipe Alberto no había cumplido su primer año.
Él tenía 25 años y ella 22
Su historia de amor comenzó cuando el rey Balduino envió a su hermano a un viaje oficial a Roma con motivo de las ceremonias de investidura del Papa Juan XXIII. Fue durante una velada que organizó el embajador belga ante la Santa Sede donde el príncipe de 24 años conoció a la joven de 21, Paola Ruffo di Calabria, miembro de la alta sociedad romana. Ese encuentro tuvo lugar el 4 de noviembre de 1958, seis meses más tarde el noviazgo se hace público.
Se casaron a los nueve meses de noviazgo
Su historia de amor fue rápida y a los nueve meses de conocerse celebraron la que fue la boda del año en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula. Durante su viaje de novios, que fue a España, se anunció que la pareja esperaba su primer hijo. El príncipe Felipe nació el 15 de abril de 1960, el primero de una nueva generación y por el que pasaría la continuidad de su dinastía. Con el tiempo la reina Paola reconoció que quizá todo fue demasiado rápido y que ambos habían perdido su juventud por el camino.
Primera boda real tras la Segunda Guerra Mundial
Aunque no se esperaba que llegara a la jefatura del Estado, el que se casaba era en ese momento el príncipe heredero y lo hacía además después de la Segunda Guerra Mundial, así que las celebraciones fueron por todo lo alto. Después de la boda el príncipe Alberto asumió más obligaciones a nivel institucional y militar, la pareja hizo una gira por el país y se establecieron en el Belvedere, una residencia de la finca real situada justo enfrente del castillo de Laeken. El 5 de junio de 1962 nace Astrid. El círculo familiar aumenta otra vez el 19 de octubre de 1963 con la llegada del príncipe Lorenzo, el último hijo de la pareja.
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La presión de la vida oficial
La reina Paola reconoció que los primeros años fueron difíciles por las expectativas que se tenían sobre ella y a la presión de los paparazzi. La pareja tenía mucho éxito, sin embargo, no lograban encontrar la felicidad.
Una historia de amor marcada por el perdón
Después de que el rey Alberto II reconociera a la hija que había tenido fuera del matrimonio, la reina Paola habló sin tapujos sobre su matrimonio y las crisis que atravesaron dentro de los muros de palacio en el documental Paola, junto al jardín, emitido por la televisión pública belga. Entonces la reina Paola reconoció que ella también había sido infiel: "Durante diez años, entre 1970 y 1980, fui muy muy infeliz. Estaba muy triste y me sentía muy sola. No sabía a dónde ir. Y existía el peligro del divorcio, pero en aquellos días la gente no se divorciaba", relató. Al pensar en el divorcio, los abogados le dijeron a Alberto que su mujer perdería a los niños con la separación. "Me pareció injusto", explicó el propio Alberto en el documental. Entonces, lucharon por seguir adelante juntos y ella recuerda que hubo una cosa que le hizo tomar esa decisión: "Él me dijo que siempre me había amado y eso me emocionó".
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