"¿Eres la Reina?", "Yo me llamo Charles". Imposible contener la sonrisa ante la ingenua espontaneidad con la que los niños de educación primaria del colegio Christ Church C de Londres han recibido este miércoles a la reina Camilla. Se preparaban, además, para celebrar un festival literario y los libros es una de las cosas que más entusiasman a la esposa del monarca, por lo que su disposición, cercanía y buen humor han ido in crescendo durante toda la visita.
La bienvenida ya fue de categoría. Marina y Lexi, dos alumnas de nueve y ocho años, habían estado practicando sus reverencias y sorprendieron a la Reina con su dominio del protocolo. Además de escuchar los trabajos literarios de los más mayores del colegio de cara al festival que comenzará el próximo 10 de junio, ha recorrido sus instalaciones hasta llegar a un mosaico que representaba a Carlos III con su corona y cetro de Rey para conmemorar su coronación. "¡Oh Dios mío! Es mi marido", ha dicho recalcando su sorpresa ante los niños a los que ha felicitado por el resultado del retrato. Durante el paseo, también conoció a una alumna llamada Kamilla, con la que bromeó: "Hola Kamilla, de parte de otra Camilla".
Solo algunos se atrevían a conversar con la Reina, la mayoría de los niños observaban en silencio como su profesora jamás les había visto. "Según me vaya por la puerta ya irá subiendo el ruido", le comentaba entre risas la esposa de Carlos III que, aprovechando que tenía la plena atención del alumnado, ha insistido en la importancia de fomentar la lectura desde muy temprana edad. Leer y leer es la única manera de convertirse en "estrellas", les ha dicho tratando de persuadirle.
No es ningún secreto que la reina Camilla es una apasionada del mundo de la literatura lo que le lleva a impulsar el club The reading room para analizar lecturas descubrir nuevos talentos. Además, el éxito de esta iniciativa la llevó a poner en marcha un podcast con el mismo objetivo y en cada episodio responde a una pregunta literaria diferente.
No es de extrañar, por tanto, que se encontrara en su salsa compartiendo su amor por la lectura con los más pequeños. Este acto, en el que ha vuelto a constatar que Camilla donde más gana es en las distancias cortas, le ha servido también para cambiar completamente de registro tras la cena de gala con la que culminó ayer la primera jornada de la visita de Estado de los emperadores de Japón. Cambió la tiara birmana de rubíes, el fastuoso vestido blanco con la banda azul surcada por las condecoraciones, entre ellas la de la Orden de la Familia Real que lucía por primera vez, por un cómodo vestido de flores en blanco y negro con el que dirigirse a un público que, probablemente, nunca antes había visto a una Reina.