Parecía el eterno viaje frustrado. Estaba previsto que Naruhito y Masako de Japón visitaran Reino Unido en 2020, un año después de su entronización, pero la pandemia hizo imposible este y otros tantos planes. Ahora, cuatro años y una sucesión en la Corona británica después, al fin los emperadores han arrancado su esperado viaje de Estado en Londres. Aunque las circunstancias tampoco son las más óptimas teniendo en cuenta que Carlos III se encuentra en pleno tratamiento contra el cáncer, el Rey ha vuelto a demostrar las ganas que tiene de recuperar la normalidad y ha acogido, junto a la reina Camilla, el primer banquete de Estado en Buckingham desde que recibió el diagnóstico de su enfermedad. Con el semblante tan feliz como viene mostrando en sus últimos eventos públicos, el monarca deja claro que está donde quiere estar y, afortunadamente, cuenta con el beneplácito médico.
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Con la misma buena sintonía que han exhibido durante toda la jornada, los cuatro dignatarios han llegado a la cena de gala sonrientes y sin dejar de intercambiar impresiones. La reina Camilla ha vuelto a apostar por el blanco para esta cita con un look rematado por la tiara birmana de rubíes que heredó del joyero de Isabel II. Se trata de una de las piezas más recientes pues data de 1977 y es un regalo de bodas del pueblo birmano. Masako de Japón, por su parte, ha elegido un vestido color marfil de encaje y ha lucido por primera vez la tiara imperial de los Crisantemos, encargada por la abuela de Naruhito en 1917 y que solo la Emperatriz puede llevar.
También Camilla estrena un detalle muy simbólico, la insignia de la Orden de la Familia Real, una condecoración que concede el monarca a los miembros femeninos de la misma y que creó Jorge IV en 1820. El distintivo es un retrato, en este caso de Carlos III, rodeado de diamantes sobre un lazo de seda y que se suele lucir en ocasiones muy formales como la que nos atañe. El Rey, además de sus medallas, ha lucido también el collar del Gran Cordón de la Orden Suprema del Crisantemo, la distinción más alta de Japón, que le ha concedido el Emperador.
También ha acudido el príncipe Guillermo, sin Kate Middleton -que permanece de baja mientras se trata de cáncer a pesar de su reaparición puntual en el trooping the Colour- los duques de Edimburgo y los de Gloucester. Se ha notado la ausencia de la princesa Ana, que sigue recuperándose en el hospital tras haber sufrido una conmoción cerebral en su residencia de Gatcombe Park. Los invitados han sido recibidos en el salón de baile del palacio de Buckingham con unos canapés de salmón con verduras verdes, unas miniaturas de frambuesas, tartaletas de crema y deliciosas trufas como preámbulo del menú de cuatro platos creado por el chef real. El menú principal ha estado compuesto por langostinos escoceses, rodaballo de Cornualles, huevos de cordorniz, y de postre, bomba de helado con sorbete de melocotón. Todo ello servido en una vajilla de oro con el emblema de Carlos III en el centro.
La historia ha terminado por situar a ambas potencias como aliadas y la buena relación bilateral, a la que el Rey ha hecho referencia en su discurso, se ha dejado ver en multitud de detalles a lo largo de esta primera jornada de la visita de Estado en los que han elevado la pompa al máximo. Ha sido el propio príncipe Guillermo el que ha ido personalmente a dar la bienvenida a los emperadores a su hotel para acompañarles al Horse Guard Parade donde les esperaban los reyes Carlos y Camilla para recibirles con todos los honores.
Ambas monarquías exhiben con orgullo sus símbolos y tradiciones más ancestrales en las grandes ocasiones y los Windsor sabían que los Yamato apreciarían cada uno de los gestos, como el hecho de que sacaran el Ascot Landau, un coche de caballos descapotable con asientos altos del siglo XIX que se utiliza en fechas especial como el desfile de Trooping The Colour, para trasladarse con los emperadores a Buckingham. Ha llamado la atención durante este paseo que la emperatriz Masako llevase puesta una mascarilla. La razón de esta medida de precaución es que padece alergia a los caballos.
Tras el almuerzo en palacio, el jefe de Estado nipón y su mujer han contemplado una exposición con artículos de la Colección Real relacionados con Japón antes de visitar la Abadía de Westminster. El miércoles el Emperador acudirá al Instituto Francis Crick de investigación biomédica y por la tarde, ya con Masako, serán recibidos en un nuevo banquete, esta vez ofrecido por el alcalde del distrito financiero de Londres, Michael Mainelli. El último día de su viaje la pareja imperial tiene una cita con una de las corrientes culturales más influyentes de su país en una exposición dedicada al manga.