Luxemburgo, el segundo país más pequeño de la Unión Europa, ha visto este fin de semana trastocada su tranquilidad con el anuncio del gran duque Enrique, quien ha comunicado que a partir de octubre traspasará el cargo a su hijo, el gran duque heredero Guillermo. El primero en la línea de sucesión asumirá funciones de jefe de Estado como lugarteniente-representante y antes de hacerlo deberá prestar juramento de defensor la Constitución. A pesar de ello, el actual gran duque no perderá su título en este proceso. Una especie de abdicación de segundo nivel que viene seis meses después de otro relevo en el trono, la abdicación de Margarita de Dinamarca, quien el pasado 1 de enero, y contra todos los pronósticos, anunció que ponía fin a su reinado.
A pesar de tener 69 años, una edad relativamente joven para un monarca en activo, Enrique de Luxemburgo no había tenido reparos en los últimos tiempos para hablar de un posible relevo en el trono. El pasado abril, horas antes de su cumpleaños, ya dijo que había planes sobre una posible abdicación. “ Llegará un día en que tendré que hacerlo, y en algún momento pienso retirarme. Eso es evidente”, dijo en el programa Place Royale de RTL. Ya entonces confirmó que había una fecha exacta, pero no ha trascendido hasta ahora. “Todo esto se planea en consulta familiar. Creo que es muy importante dar una oportunidad a los jóvenes. La transmisión y la confianza son los dos elementos esenciales de mi relación con mi hijo Guillermo”.
Dos meses después de esas llamativas declaraciones, la monarca luxemburguesa anunció que en octubre cederá parte de sus funciones a su hijo. A diferencia de otras monarquías europeas, en Luxemburgo hay diferencia entre el lugar tenencia y la abdicación . La primera se refiere a una delegación de los poderes del jefe de Estado de manera temporal o permanente en el primero en la línea de sucesión al trono, en este caso el príncipe Guillermo, quien es el primogénito que asume el papel de lugarteniente-representante. La abdicación representa la renuncia definitiva del monarca, algo que no se ha producido.
El anuncio con el que Margarita de Dinamarca sorprendió al mundo
Aunque este relevo a medias en Luxemburgo no es un cambio de trono como tal, r esulta sorprendente que en tan solo medio año, dos monarquías europeas hayan anunciado que sus monarcas dan un paso atrás. Margarita de Dinamarca comunicó en su discurso de Año Nuevo su intención de abdicar tras 52 años en el trono. Un deseo que determinará enorme, pues nunca había dado muestras de agoamiento y siempre había dicho que el de Reina es un oficio de por vida. Días después, el 14 de enero, comprometió su renuncia, convirtiendo a su hijo mayor en monarca, quien reina con el nombre de Federico X.
En la Corte danesa no había tradición de abdicar y la propia reina Margarita subió al trono tras la muerte de su padre, Federico IX. Sin embargo, los achaques propios de la edad y una operación de espalda la hicieron pensar en el futuro y en la idea de que había llegado el momento de dejar paso a la siguiente generación. A pesar de su renuncia, la antigua monarca sigue conservando su título de Reina y sigue perteneciendo a la Familia Real. Su agenda institucional ha bajado considerablemente el número de actividades y ya no es jefa de Estado.
El rey Federico, tremendamente emocionado, y ante decenas de ciudadanos que llenaron el centro de Copenhague, fue proclamado Rey por la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. Con lágrimas en los ojos, Federico X se dirigió a la nación desvelando el lema de su reinado : “Unido, comprometido, por el reino de Dinamarca” , una tradición que se remonta al siglo XV y que resume los valores y el espíritu que va. . un defensor. Acto seguido salió la nueva Reina consorte con la que se fundió en un beso que tanto recordó al de su boda y los cuatro hijos del matrimonio: los príncipes Christian, heredero al trono, Isabella, Vincent y Josephine.