Sus abuelos fueron enemigos, ellos solo han reinado en tiempo de paz. Carlos III ha conocido a tres emperadores japoneses y ha presenciado dos entronizaciones de la Casa Imperial; Naruhito de Japón, bajo el amparo de Isabel II, estudió en una universidad británica y los Windsor le acogieron, entre otras cosas, en el balcón del Palacio de Buckingham. Las relaciones entre el Reino Unido y Japón han pasado distintas etapas en la historia reciente: enemigos durante la Segunda Guerra Mundial y aliados durante la Guerra Fría. Los soberanos de la era anterior (Isabel II y el emperador Akihito) hicieron el trabajo de restablecer unos lazos que ahora están en manos de sus hijos, cuando está a punto de comenzar el viaje de los emperadores de Japón por el Reino Unido, repasamos cómo ha sido la relación entre los Windsor y los Yamato.
A grandes rasgos las dos dinastías tienen bastantes cosas en común: son muy antiguas, sobre todo la japonesa, arrastran ceremoniales intactos y conservan tradiciones de un tiempo en el que los reyes y emperadores se presentaban ante su “pueblo” como deidades. Sin embargo, mientras los japoneses prefieren extinguirse antes de sentar a una mujer en el trono, los británicos han normalizado el pasado amoroso de Carlos y Camilla. Por otro lado, los japoneses consiguieron que se aprobara una ley que permitiera la abdicación del emperador, mientras que para los británicos es un gesto que abre el complejo episodio de cuando Eduardo VIII abdicó en su hermano para casarse con Wallis Simpson, una decisión sin la que hoy no sería Carlos III el que estaría recibiendo a Naruhito en visita de Estado.
Una señal de los vínculos que tiene el emperador japones con el Reino Unido es que la visita de Estado arranca de forma oficial el martes 25 de junio, sin embargo, los emperadores Naruhito y Masako han querido aterrizar en Londres tres días antes para hacer visitas privadas y que se reservan un día al terminar para lo mismo. El programa oficial también sirve para hacerse una idea del nivel de la importancia que le dan a sus relaciones: una ceremonia de bienvenida, un banquete de Estado, una procesión que recorrerá The Mall hasta el Palacio de Buckingham jutno a los reyes y el príncipe Guillermo, una visita a la Abadía de Westminster, la presencia de los duques de Edimburgo en el banquete que se brindará en el Guildhall y, especialmente significativo, es que el Emperador visitará en privado la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, para depositar una ofrenda floral en la tumba de la reina Isabel II, en la Capilla del Rey Jorge VI. Muchos gestos para marcar la importancia que le quieren dar a esta visita y que recuerda que Naruhito es apreciado en la Casa Windsor.
Hay que remontarse a los años ochenta para encontrar a un joven príncipe Naruhito, que todavía era el heredero del heredero, disfrutando del Trooping the Colour desde el balcón de Buckimghan con todos los Windsor, incluidas Diana de Gales y la Reina Madre, también los pequeños Guillermo y Harry. Entonces el príncipe Naruhito estudiaba en la Universidad de Oxford y trabajaba en una tesis doctoral sobre la navegación del río Támesis en el siglo XVIII. Isabel II, que atravesaba un buen momento de su reinado, le acogió en público y en privado, sabía que en el futuro ese joven universitario podría ser un aliado, además, para el Reino Unido convenía más llevarse con el futuro que con el presente, ya que en ese momento el emperador era Hirohito, con una implicación controvertida durante la Segunda Guerra Mundial.
El emperador Naruhito no había nacido y su padre, el emérito Akihito, era un niño, cuando el Imperio japonés en pleno plan expansionista se lanzó a la conquista de, entre otros territorios, las colonias británicas de Malasia, Singapur y Hong Kong. Ese plan solo era posible si neutralizaba la flota de los Estados Unidos en el Pacífico y entonces lanzó el famoso ataque de Pearl Harbor (Hawoi) contra la base naval estadounidense. El Reino Unido le declaró la guerra al Imperio de Japón a través de una carta escrita por Wiston Churchill, Primer Ministro británico, que pasó a la historia por ser une escrito curioso, inesperadamente amable. “A algunas personas no les gustó ese estilo tan ceremonial, pero, después de todo, cuando vas a matar a un hombre no cuesta nada ser cortés”, dijo Churchill con el tiempo.
En ese momento, y durante toda la Segunda Guerra Mundial, reinaban Jorge VI, abuelo de Carlos III, y el emperador Hirohito, abuelo de Naruhito. Japón fue derrotada y firmó su rendición en septiembre de 1945, lo que dio comienzo a un periodo de ocupación que fue liderado por los Estados Unidos, que no atendió las peticiones para que el emperador (ni nadie de la familia imperial) fuera juzgado por su papel y decisiones tomadas en tiempo de guerra. En 1951 terminó la ocupación y fue entonces cuando el Reino Unido y Japón comenzaron a reconstruir sus relaciones, aun así, la Familia Real británica no quiso estar presente en la investidura de Akihito como príncipe heredero en 1952, pero sí le dio un lugar importante durante la coronación de Isabel II en 1953, lo que simbolizó una nueva etapa en las relaciones.
Dentro de ese programa privado que tienen cerrado los Emperadores de Japón en Londres está la visita a la Universidad de Oxford, el lugar en el que estudiaron ambos porque mucho se habla de la preparación del soberano japonés, pero su mujer, antes de entrar en la Casa Imperial tenía una carrera diplomática de altísimo nivel, formada en Harvard y en Oxford se resistía a dejar su vida para formar parte de una institución de inmovilista que primero la juzgó por sus dificultades para aportar descendencia que diera continuidad a la dinastía de los Yamato y luego despojó a su única hija de posibilidades de llegar al trono.
Por este pasado bélico, Akihito de Japón convirtió su reinado en un símbolo de paz y nunca ocultó su tristeza y arrepentimiento por las guerras en las que se embarcó Japón para su expansión por el océano Pacífico e Índico. Durante su era, Akihito y Michiko modernizaron su figura e hicieron habituales las visitas de Estado, fueron los primeros emperadores en querer entrar en contacto con otros jefes de Estado, países y culturas. Akihito de Japón, que abdicó en su hijo en abril de 2019, era consciente de la importancia de abrirse al mundo y muestra de ello es que quiso que su hijos estudiara fuera, conociera y viajara todo los posible. De este modo Naruhito, desde joven, tuvo buena relación con prácticamente todas las monarquías europeas y ha estado presente en bodas reales, coronaciones y funerales de Estado, estando presente incluso en la vigilia de Isabel II. Como anécdota contar que, después de la separación de Carlos y Diana en 1992, cuando la princesa comenzó a volar en solitario, Naruhito y Masako siguieron brindándole cálidas bienvenidas en Japón.