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El discurso del rey Felipe en el décimo aniversario de su proclamación

En el Salón de Columnas del Palacio Real ha tenido lugar el acto de imposición de condecoraciones de la Orden del Mérito Civil


19 de junio de 2024 - 22:01 CEST

Después de presidir el solemne relevo de la Guardia Real desde el balcón del Palacio Real, las celebraciones por el 10º aniversario de la proclamación del rey Felipe VI ha continuado en el Salón de Columnas del Palacio Real. En esta emblemática estancia, que ha acogido los acontecimientos más importantes de la reciente historia de España, ha tenido lugar el acto de imposición de condecoraciones de la Orden del Mérito Civil que han recibido 19 personas, una por cada Comunidad o Ciudad Autónoma. Seguidamente, el Rey ha tomado la palabra y a continuación reproducimos sus palabras:

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Sean todos muy bienvenidos al Palacio Real de Madrid, en un día que es muy especial para la Corona. Y sé que lo es también para vosotros, queridos condecorados, puesto que acabáis de recibir un reconocimiento 'al Mérito Civil' por obras e iniciativas que han tenido un impacto positivo y extraordinario en la sociedad. Nos sentimos muy honrados por celebrar este día con vosotros.

Así lo hemos querido la Reina, la Princesa de Asturias, la Infanta Sofía y yo mismo, para felicitaros y agradeceros vuestro ejemplo. El mérito que se os reconoce es valioso y nos lleva a reflexionar sobre cómo los ciudadanos, sin importar su origen, condición o profesión, sois tantas veces actores protagonistas del bien común, tejiendo la fibra social con esfuerzo, ética y humanidad, ayudando a construir un país mejor.

Hoy hace 10 años fui proclamado rey ante las Cortes Generales tras prestar el juramento previsto en nuestra Constitución. Aquel 19 de junio de 2014 compartí con todos los españoles mi compromiso firme de total entrega a España, fundamentado en el texto constitucional. Diez años ante la Historia puede no parecer un periodo extenso, pero en términos institucionales y personales supone ya un tiempo suficiente para hacer balance con serenidad y perspectiva.

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A la Constitución y a sus valores me he ceñido –y me ceñiré siempre– en el cumplimiento de mis responsabilidades. Son guía para el ejercicio de mis funciones. Fue –y es– el compromiso de un rey constitucional, que trasciende la exigencia del deber: lo es también en el plano personal y moral, como expresión profunda de mi respeto y lealtad al pueblo español, al que me debo.

Hoy me reafirmo con entusiasmo y determinación en aquel compromiso que ha permeado cada gesto y cada palabra en la década transcurrida; en la que he procurado que este propósito se consolidara en todas mis actuaciones como jefe del Estado.

Siempre he creído en la importancia de ser coherente con los compromisos asumidos. Esta actitud es la base de la integridad e implica ser fieles a nuestros principios y valores en todas nuestras decisiones y actos; implica esforzarse en escuchar, en discernir lo que es correcto de lo que no lo es, y en actuar de forma responsable con ese discernimiento, asumiendo incluso el coste personal que ello pueda conllevar.

Coherencia e integridad son los criterios sobre los que deben basarse siempre los actos de la Corona y el ejercicio de las funciones que la Constitución le encomienda a la Jefatura del Estado. La Corona contribuye así, por su vocación integradora, a la estabilidad de nuestro sistema institucional y a la cohesión de nuestra sociedad.

En todo este tiempo he contado con el gran apoyo de la Reina. Con voluntad, dedicación y sensibilidad, su actividad institucional ha contribuido enormemente a dar visibilidad y atención a las necesidades de las personas, especialmente las más vulnerables.

Del mismo modo, hemos contado −la Reina y yo− con el creciente apoyo de nuestras hijas, y queremos que este sea también un aniversario especial para ellas. Junto a los jóvenes de su generación, han empezado a vivir y comprender −con necesario espíritu crítico y afán de aprendizaje− las realidades de nuestra vida colectiva y las complejas dinámicas del mundo.

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Señoras y señores,

Durante estos años, el servicio, el compromiso y el deber han sido los pilares de mi desempeño como rey. Por ello, “servicio, compromiso y deber” es el lema que he elegido para este aniversario.

SERVICIO, porque es inherente y parte medular del propósito de la Corona, que está siempre en permanente proceso de adaptación para afrontar los retos y dificultades de nuestra sociedad. Servicio que se impregna de los intereses, inquietudes y aspiraciones de todos los españoles.

COMPROMISO entendido como obligación asumida. Compromiso con nuestra Constitución, con los valores que sustentan nuestra convivencia democrática y con los principios éticos y morales que consideramos universales. Y es un compromiso que tiene continuidad en la Princesa de Asturias, como quedó de manifiesto en su juramento como heredera de la Corona ante las Cortes Generales al alcanzar la mayoría de edad.

Y DEBER, porque del sentido del deber emerge la voluntad de actuar siempre del modo más correcto y de cumplir las obligaciones de manera íntegra y ejemplar.

Por tanto, Servicio, Compromiso y Deber son elementos inseparables de un todo, actúan en equilibrio y se refuerzan entre sí; y articulan el ejercicio de mis responsabilidades en defensa de los intereses generales de España.

Señoras y señores, queridos condecorados,

La Corona se debe a la sociedad y por eso hoy sois vosotros los protagonistas. El reconocimiento de vuestras trayectorias es un homenaje a las personas que en su quehacer diario son reflejo de los valores en los que se asienta la fortaleza de nuestra sociedad. Nos acompañáis 19 mujeres y hombres de diferentes lugares, distintas generaciones y vidas diversas, pero con algo muy importante en común: vuestro esfuerzo, trabajo y actitud nos mejoran a todos.

Promovéis las mejores virtudes cívicas que revierten en beneficio del conjunto de la sociedad y refuerzan nuestra convivencia democrática. Sois necesarios, sois importantes: vuestra convicción y sentido del deber demuestra que siempre hay referentes. Gracias por proyectar esperanza, gracias por devolvernos el optimismo, gracias por ser ejemplares.

Y gracias por fomentar el valor de la cohesión, que es lo que permite que las sociedades sean más sólidas, más fuertes. De ahí viene el término solidaridad, lo que asegura que nunca perdamos de vista las desigualdades sociales y las demandas de los colectivos más vulnerables. Vuestras acciones solidarias son lo que mejor define el capital cívico y social de nuestro país.

Estoy orgulloso de la sociedad española, a la que me honro en representar y servir. Estas condecoraciones al Mérito Civil reconocen lo que hacéis y lo que sois. Y son la muestra de que hay millones de españoles que, igual que vosotros, trabajan con esfuerzo para ser mejores y hacernos mejores; para conseguir una sociedad más libre, más responsable, más diversa y más tolerante. Un futuro esperanzador que se construye cada día y que nos retrata como la gran nación que somos.

La unidad, que nace y se afianza sobre la base de esa solidaridad y ese servicio a los demás lleno de respeto y tolerancia, es el mayor valor que tenemos, porque una sociedad fuerte y cohesionada es capaz de hacer frente a cualesquiera desafíos que puedan surgir.

Solidaridad, unidad y diversidad son valores que están protegidos en nuestro texto constitucional. Servicio, compromiso y deber, son principios de acción que guían la labor diaria de la Corona. Sobre esta base, seguiré adelante con mis obligaciones inherentes a la Jefatura del Estado. Vuestra conducta, queridos condecorados, es una gran inspiración en este desempeño y nos trasmite la confianza para seguir trabajando por nuestro país, por nuestra Nación, por España.

Felicidades a todos y gracias.