Los restos mortales del príncipe Kardam ya descansan en suelo búlgaro. En una emotiva e íntima ceremonia familiar, los reyes Simeón y Bulgaria, la princesa Miriam, quien estuvo casada con él desde 1996 y hasta su muerte en 2015; sus hijos, Boris y Beltrán; y los príncipes Kiril, Konstantin y Kalina, con su marido Kitin Muñoz y su hijo el príncipe Simeón, acudieron a este homenaje que tuvo lugar en la víspera del noveno aniversario de su trágico fallecimiento. El economista sufrió un terrible accidente de coche el 15 de agosto de 2008, en el que también se vio afectada su mujer, que le provocaron unas enormes secuelas de las que nunca se recuperó. Falleció el 7 de abril de 2015 y desde entonces ha permanecido en el panteón familiar que tiene la familia Ungría en el madrileño cementerio de San Isidro.
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Con rostro serio y muy afectados, la Familia Real búlgara, participó en esta sencilla e íntima ceremonia el sábado cuando se celebró un funeral en la capilla del Palacio de Vrana, residencia oficial del antiguo monarca, que fue oficiada por el obispo Belogradchik, monseñor Policarpo, primer vicario del trono diocesano de Sofía, junto con Archim Eutimio, supervisor espiritual de la diócesis de Sofía, que se celebró por el rito ortodoxo y en el que el príncipe Boris, nombrado por su abuelo como ‘guardián de la Corona’, posó sus manos sobre el féretro de su padre, ante la triste mirada de su madre y su hermano menor. El rey Simeón leyó una de las lecturas y se acercó, al igual que el resto de sus hijos, hasta el ataúd, cubierto con la bandera de la dinastía, para rendirle su más sentido adiós, en una ceremonia a la que siguió una pequeña recepción de la familia con los oficiantes. El príncipe Kardam ya descansa en la cripta que el Rey mandó construir junto al Palacio, y donde yacen sus antepasados. El único que faltó al funeral fue el príncipe Kubrat pues ese mismo día acudió en Madrid, junto a su esposa Carla Royo-Villanova, a la boda de José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo.
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La muerte de Kardam de Bulgaria fue un duro golpe para la familia, pero muy especialmente para Miriam de Ungría y sus dos hijos. La Princesa se convirtió durante la convalecencia de su marido en un ejemplo de lucha y superación, mientras vencía sus propias lesiones, que le costaron dos operaciones de brazo, muñeca y muchos meses de rehabilitación. La esposa de Kardam se apoyó en su fe y en el amor por su marido para arroparle en todo el largo proceso de recuperación que finalmente no tuvo el final esperado.
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La vida de Miriam de Ungría sufrió un cambio radical hace dos años al casarse con el príncipe Ghazi bin Muhammad, primo hermano del rey Abdalá de Jordania. A pesar de su segundo matrimonio, sigue siendo cristiana ortodoxa, la religión que abrazó tras el gravísimo accidente de coche, aunque fue bautizada como católica. Además de princesa de Jordania lleva los títulos de príncesa de Tírnovo y princesa de Bulgaria. Sus hijos, los príncipes Boris y Beltrán, fueron bautizados en la ortodoxia.