La infanta Elena siempre ha llevado una vida muy sencilla y cotidiana, donde encuentra hueco para combinar su trabajo -es directora de proyectos culturales y sociales en el Instituto de Acción Social de la Fundación Mapfre-, con hacer deporte (le apasiona la equitación) o pasar tiempo con su madre, sus hijos y sus amistades. Todo ello, sin dejar de lado otros compromisos como el que tuvo la semana pasada, en los premios taurinos de la peña Las Meninas, de la que es presidenta de honor. A sus 60 años, cumplidos el 20 de diciembre, la infanta sigue llena de energía y vitalidad, siempre amable y dispuesta a dedicar tiempo a todas aquellas cosas que le hacen feliz. Además de sus ‘obligaciones’ profesionales y familiares, la primogénita del rey Juan Carlos y doña Sofía es una mujer que disfruta de numerosas aficiones como leer, bailar, el cine -en concreto las románticas y las de suspense- y las series de televisión, cocinar, la costura...
El pasado 11 de febrero, la infanta Elena disfrutó de un agradable taller junto a sus amigas en la tienda de Chiticris, situada en pleno barrio Salamanca. La actividad consistía en aplicar la técnica decoupage, un tipo de decoración artesanal que tiene su origen en Francia y consiste en decorar objetos a partir de ir pegando sobre su superficie distintos recortes de papel de diferentes colores. Estos talleres son de un día, más o menos de unas 2 horas de duración, no necesitan conocimiento previo y todos los materiales son ofrecidos por la propia tienda.
Según ha podido saber ¡HOLA!, la infanta pasó un rato de lo más agradable y divertido, rodeada de sus amistades imprescindibles (como la condesa Rita Allendesalazar y la Cierva, muy íntima de la infanta, Isabel Olazábal, Rocío Morales, Diana Rivera y sus hijas Teresa y Ana Roca) y realizando una actividad donde se fomenta muchísimo la creatividad. Disfrutaron tanto que quedaron pendientes de repetir el taller próximamente.
Chiticris es una marca de decoración ‘made in Spain’ que nació como un hobbie para su fundadora, Cristina Pamies, pero que poco a poco fue convirtiéndose en el negocio de su vida y ha ido creciendo poco a poco hasta que actualmente se pueden comprar “chiticris” -así se conocen a las fuentes o platos de vidrio customizados a mano con la técnica decoupage- en lugares como Australia, Boston o Reino Unido. Ahora la empresa cuenta con dos tiendas en Barcelona y en Madrid, un taller de producción propio en España, y más de 40 puntos de venta por todo el mundo.