El viaje de Naruhito y Masako de Japón a Indonesia no es un viaje cualquiera. Es su primera visita oficial al extranjero desde la llegada al trono del Emperador hace cuatro años -solo les vimos fuera del país nipón en Londres con motivo del funeral de Isabel II-. Además, es un paso de gigante para la emperatriz, que lleva años con la agenda mermada debido a sus problemas de salud mental, pero con mucha voluntad de cumplir con sus compromisos. Durante este viaje, que comenzó el pasado sábado, la presencia de la llamada 'princesa triste' en cada uno de los actos se decide a última hora en función de cómo se encuentre. De momento, no solo ha estado junto a su marido sino que ha desafiado a su sobrenombre con una enorme sonrisa.
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El Palacio Imperial de Japón: una jaula de oro en la que enmudecen las princesas
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Impecable en ese segundo plano que el Trono del Crisantemo reserva a la esposa del emperador, la hemos visto con su habitual look de traje chaqueta y sombrero a juego saludando al presidente indonesio, Joko Widodo, y la primera dama, Iriana, que les recibieron en el aeropuerto de Yakarta para despues mantener un encuentro y un almuerzo en su honor en el palacio presidencial de Bogor. Al día siguiente se mostró especialmente cercana en un encuentro con varios indonesios que mantienen vínculos con Japón, sobre todo descendientes de soldados que se quedaron en Indonesia a luchar por la independencia del país tras la Segunda Guerra Mundial. Precisamente, a estos soldados la pareja imperial rindió homenaje en su visita al cementerio de Kalibata con una ofrenda floral.
El efusivo abrazo de doña Letizia a Masako
El único compromiso hasta el momento en el que hemos visto a Naruhito de Japón sin su esposa ha sido en la visita al metro de alta velocidad de Yakarta. Masako siempre ha dejado clara su disposición a seguir dando pasos para incrementar su presencia pública. Tal y como ella misma dijo en su 57º cumpleaños dirigiéndose a la ciudadanía. "Quiero hacer más esfuerzos para recuperarme a fin de apoyar al emperador y cumplir con mi papel de emperatriz". Era 2020, el año en el que estaba previsto que el primer viaje internacional de los emperadores a Reino Unido, pero la pandemia lo impidió y la mala fortuna quiso que el motivo de su visita al país el año pasado fuera el funeral de la Reina.
Ahora, en su debut internacional, la emperatriz ha demostrado que sus esfuerzos no han sido en vano y no ha dado un paso atrás en su recuperación. Referirse a Masako como 'la princesa triste' es muy literario, pero tremendamente impreciso. La emperatriz no está triste, sino que sufre depresión desde hace décadas, pero no fue hasta 2004 cuando el Palacio Imperial reconoció públicamente la enfermedad que impedía a la esposa del entonces heredero cumplir con sus funciones, puesto que la intensa agenda oficial le hacía resentirse también físicamente. Su sonrisa en Indonesia puede ser de satisfacción o por pura cortesía, pero su presencia en cada acto de este intenso viaje de cinco días la sitúa donde siempre quiso estar: dedicada "a la felicidad de la gente", como ella misma dijo antes de la entronización de Naruhito.
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