Un año después de que Mako de Japón diera un volantazo a su destino y comenzara una nueva vida con su marido Kei Komuro en Nueva York, su vida parece cada vez más encauzada. Mientras la sobrina del Emperador encontraba su sitio fuera de palacio y comenzaba a trabajar como voluntaria en el Metropolitan Museum de la Gran Manzana, Kei luchaba por conseguir el título que le permitiera ejercer la abogacía en la ciudad. Después de dos exámenes suspensos, finalmente ha conseguido superar la prueba. "Esta vez he aprobado. Ya soy miembro de la comunidad de abogados", ha dicho el joven letrado al medio japonés NHK.
Así es la vida de Mako de Japón un año después de la decisión que lo cambio todo
Komuro se licenció en Derecho por la universidad neoyorquina de Fordham, y actualmente trabaja como asistente legal en un buffette de abogados. Sin embargo, para ejercer ciertas funciones de su profesión en Nueva York debía superar este examen estatal al que se presentó por tercera vez en julio junto a más de 9.600 personas más, de las que solo aprobaron el 66%. Se abre ahora una nueva etapa en el terreno laboral para el marido de Mako.
Por su parte ella continúa colaborando en una sala de arte asiático del emblemático museo neoyorquino. Ha estado involucrada de manera muy activa en la preparación de una exposición de pinturas inspiradas en la vida de un monje del siglo XIII que viajó por todo Japón para introducir el budismo. Mako es toda una experta en la materia pues se graduó en la Universidad Cristiana Internacional, donde conoció al que hoy en su marido, en arte y herencia cultural. También estudió historia del arte en la Universidad de Edimburgo antes de hacer un master en estudios de museos y galerías de arte en 2016 en la Universidad de Leicester. Mientras era Princesa también hizo algunos trabajos como investigadora especial en el Museo de la Universidad de Tokio.
La pareja vive a tan solo diez minutos del Metropolitan en una zona llamada Hell's Kitchen donde alquilan un lujoso apartamento de una habitación por unos 4.000 euros al mes. Por el barrio se le ha visto realizando compras y recados tanto con su marido como completamente sola y sin equipo de seguridad, a pesar de que se trasladó a Estados Unidos con seis guardaespaldas.
Mako de Japón y Kei Komuro tienen mucho que celebrar porque el camino hasta llegar a tener una vida estable en Nueva York ha sido de todo menos fácil. Se prometieron en 2017, pero no se dieron el 'sí, quiero' hasta cuatro años más tarde, una espera lastrada por las polémicas y también por la pandemia. El novio de la princesa, no solo se vio invuelto en un escándalo financiero familiar, sino que, además, no tenía noble linaje y eso implicaba que al casarse, Mako perdería su título. Aún así las estrictas normas de la dinastía Yamato prevén una compesación del estado para la esposa que renuncia por amor valorada en un millón de euros. Sin embargo, la hija del heredero al trono del Crisantemo también se negó a recibir esa dote con el fin de neutralizar cual otro atisbo de polémica o de reacción por parte de la opinión pública.
Finalmente, la pareja se casó hace un año haciendo el menor ruido posible. En martes, sin los rituales tradicionales de la Casa Imperial ni recorrido por las calles de Tokio. Hasta la rueda de prensa, como colofón a los trámites en el registro civil, fue pagada del bolsillo de la novia, que no quería más reproches ahora que tenía un futuro desconocido por delante.
Haz click para ver “Mako y Kei Komuro, los “Meghan y Harry” de Japón”, un documental donde esbozamos un retrato de la princesa Mako, sobrina mayor de Naruhito, actual emperador de Japón, y su pareja Kei Komuro. Una pareja que se comprometió hace cuatro años y que ha tenido que posponer su enlace en varias ocasiones. Tras la boda, la pareja comenzará una vida en Estados Unidos, lejos de su país natal, lo que les ha valido el apodo de los “Meghan y Harry” de Japón.