La monarquía jordana vuelve a estar de actualidad, casi un año después de que un intento de golpe de Estado amenazara los cimientos de la Corte Hachemita. El príncipe Hamzah bin Al Husseein, hermanastro del rey Abadalá, le ha enviado una carta de disculpa por el “capítulo lamentable que el país superó, guiado por la sabiduría, la paciencia y la tolerancia de Su Majestad”. El príncipe, hijo del difunto rey Hussein y de su cuarta esposa, la reina Noor, ha estado bajo arresto domiciliario desde abril de 2021 por su presunta participación en la conspiración. Él negó los hechos, fue indultado por el monarca y los dos escenificaron la reconciliación días más tarde en los actos del centenario del reino hachemí. Sin embargo, meses después ha entonado el mea culpa y reconoce que cometió “un error” y asume “la responsabilidad” de sus acciones. Un giro inesperado en la crisis que amenazó con desastibilizar al país de Oriente Próximo y que ya se daba por superada.
Abdalá II recibió la misiva a principios de esta semana, después de una conversación que ambos mantuvieron el domingo. En ella, el príncipe Hamzah reconoce que “Jordania había sido testigo el año pasado de circunstancias difíciles y de un capítulo lamentable en su historia, que el país superó, guiado por la sabiduría, la paciencia y la tolerancia de Su Majestad”. Desde abril de 2021, el hijo de Noor de Jordania, que a finales de este mes cumplirá 42 años y que acaba de convertirse en padre por séptima vez, técnicamente ha estado en arresto domiciliario, pero para la Corte Hachemita “ha permanecido en su palacio con su familia, bajo el cuidado de Su Majestad tras comprometerse con varios miembros de la Familia Real, la Constitución y el legado de la familia Hachemita”.
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Palacio asegura en su comunicado que: “El Príncipe ha dicho que los últimos meses le habían brindado la oportunidad de reflexionar sobre sí mismo y lo obligaron a escribir a Su Majestad, el hermano mayor, expresando su esperanza de pasar página en ese capítulo del país y en la historia de la familia”. El Príncipe reconoce, además, que había cometido un error. “Me he equivocado, Majestad, y errar es de humanos. Por lo tanto, asumo la responsabilidad por las posiciones que he tomado y las ofensas que he cometido contra Su Majestad y nuestro país en los últimos años, que culminaron en la sedición. Busco el perdón de Su Majestad, sabiendo que siempre ha sido muy indulgente. Pido disculpas a Su Majestad, al pueblo de Jordania y a nuestra familia, por mis acciones que, si Dios quiere, no se repetirán”. A juzgar por sus palabras se entiende que sí que participó de alguna manera en el complot contra su hermanastro, algo que siempre había negado hasta ahora y “ha reafirmado su compromiso de permanecer siempre fiel al legado de los hachemitas al servicio del pueblo jordano y de acatar la Constitución bajo el liderazgo de Su Majestad. El reconocimiento de su error y la disculpa por parte del príncipe Hamzah representan un paso más en la dirección correcta en el camino para recuperar su papel como miembro de la Familia real, al servicio de Jordania en función de los deberes que le asignó el Rey".
Las tensiones entre los dos hijos del difunto Rey se remontan a 1999 cuando Hussein de Jordania nombró poco antes de morir, como heredero a su hijo Abdalá, nacido de su segundo matrimonio con Antoinette Avril Gardine. Al acceder al trono, el marido de la reina Rania cumplió con las últimas voluntades de su padre, quien deseaba que se nombrara heredero al príncipe Hamzah. Sin embargo, en 2004, Abdalá introdujo un cambio en la línea sucesoria para que su heredero fuera su primogénito, el príncipe Hussein, y no su hermanastro.
Están siendo unos meses un tanto difíciles para la monarquía jordana. Hace unas semanas, Palacio se vio obligado a salir al paso de unas filtraciones a la prensa en las que se informaba que Abdalá y Rania eran titulares de varias cuentas en el banco suizo Credit Suisse, una de ellas con un saldo de 215 millones de euros, según The Guardian. Según la declaración institucional, el Rey habría obtenido “187 millones de euros por la venta de un avión Airbus 340 que se cambió por un Gulfstream, más pequeño y menos costoso”. Abdalá heredó dos aviones de su padre que fueron vendidos y el dinero obtenido con la venta se utilizó en el proceso de reemplazo de otros aviones durante los últimos veinte años lo que “permitió ahorrar una cantidad que se usa junto con los fondos y activos de Su Majestad Abdalá II para cubrir los gastos privados de la familia hachemita, además de financiar varias iniciativas reales durante los últimos años”.