Nina Flohr, ciudadana suiza e hija de Thomas Flohr, “el rey de los jets privados”, acaba de inaugurar su propio resort de lujo sostenible y centro de bienestar en la isla de Benguerra, en Mozambique. La isla, en el Archipiélago de Bazaruto, en el Índico, tiene solo 55 kilómetros cuadrados y es famosa por sus playas vírgenes de arena blanca, sus aguas cristalinas y su excelente pesca. Se trata de un paraíso en la Tierra, un edén con bosques, sabanas y lagos de agua dulce donde conviven cocodrilos del Nilo, monos azules, tiburones ballena y más de ciento cuarenta especies de aves.
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Flohr, que trabajó durante diez años como directora creativa de VistaJet, la empresa de aviación privada de lujo de su padre, ha bautizado su paraíso como Kisawa Sanctuary . En noviembre, la empresaria y filántropa inauguró veintidós bungalows, repartidos por 300 hectáreas frente al mar. Las cabañas, que tienen entre 200 y 600 metros cuadrados, cuentan con piscina privada y están ubicadas en diferentes partes de la isla: algunas están al lado de una cala, otras están perdidas entre las dunas o en medio del bosque. El resort no solo ofrece máxima privacidad al visitante, sino también máximo cuidado del medio ambiente.
Mayordomo y chef privados
En el reino de Nina, sus invitados son atendidos a cuerpo de rey. Un mayordomo privado se ocupa de desempacar las maletas y atender todas las necesidades que tenga el huésped durante su estadía. También hay un chef privado para cada visitante. El personal está disponible las 24 horas del día, los siete días de la semana. El hotel está dirigido por un equipo de 220 empleados, casi todos ellos africanos (menos del 10% son de fuera del continente).
Pero el gran reclamo de Kisawa es su Centro de Bienestar Natural, ubicado entre las dunas, que ofrece tratamientos individuales y programas personalizados basados en la medicina ayurvédica . El primer día, el huésped recibe una “cura” contra el jet lag o síndrome del cambio de horario, que incluye un masaje de noventa minutos. También hay una sala para Pilates y una sauna japonesa Iyashi que utiliza calor infrarrojo para promover la curación.
Diseño y cocina mozambiqueña
Nina ha participado en el diseño de cada detalle del resort y ha ideado todo el proyecto con una premisa: que las construcciones se mezclen con el entorno y tengan el menor impacto en la naturaleza. Durante la construcción no se utilizó maquinaria pesada, y la heredera contrató a los habitantes de la isla para que aportaran su artesanía y diseño: tejedores, artesanos, carpinteros, fabricantes de textiles… El 80% de la fuerza laboral que participó en las obras era de Benguerra. Y la mitad de ellos eran mujeres.
Las zonas comunes están decoradas con valiosas piezas traídas de toda África, que conviven con muebles hechos a medida por los artesanos locales. Hay siete restaurantes que ofrecen platos típicos mozambiqueños y africanos, elaborados con productos orgánicos cultivados en la isla. Nina ha creado una red de proveedores y agricultores que garantizan que todos los alimentos sean locales, frescos y del día. El marisco es el plato estrella. Las cocinas se rigen por una estricta política de “cero residuos” y “cero ingredientes procesados”.
Un observatorio oceanográfico
El “país de las maravillas” de Nina no solo ofrece atención personalizada e intimidad a sus huéspedes VIP. También les permite apoyar la investigación y conservación marina. La empresaria ha fundado el Centro Bazaruto de Estudios Científicos, el primer observatorio oceanográfico permanente de África, que monitorea los ecosistemas y el cambio climático en todo el Océano Índico Occidental. Para la heredera, se trata de “un proyecto simbiótico” mediante el cual la hostelería con fines de lucro contribuye directamente a la investigación y las ciencias marinas. El centro ofrece charlas y experiencias únicas de exploración y navegación. Los más aventureros pueden pasar el día marcando tiburones desde la cubierta del barco de investigación, o practicando kayak, surf y esnórquel para apreciar las especies marinas que habitan en los arrecifes de Benguerra: ballenas jorobadas, orcas, rayas, tortugas, meros y delfines.
Pasar un día en el reino de Nina Flohr tiene su precio. El bungalow más barato cuesta 5.000 euros la noche.