Mako y su marido abandonaron Japón este fin de semana. Inicialmente, estaba previsto que Kei viajara primero a los Estados Unidos para incorporarse a su trabajo, pero la muerte del abuelo materno de la exprincesa, el pasado 4 de noviembre, los obligó a cambiar de planes.
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Están listos para empezar su nueva vida en EEUU y embarcaron el pasado domingo, 14 de noviembre, en el aeropuerto de Haneda (Tokio). Kei, abriendo fila, sin mirar atrás… Mako, con su pasaporte recién estrenado en la mano -tuvo que esperar a hacer todos los trámites como señora Komuro-, su visado y su carné de conducir internacional, con seis escoltas a sus espaldas y tirando de su maleta.
La última reverencia de Mako antes de embarcar
Fue un adiós a toda prisa, en el último momento y con cien periodistas esperándolos cerca de la puerta de embarque, pero a Mako todavía le quedó tiempo para hacer una última inclinación de cabeza.
El matrimonio Komuro ha estado viviendo durante estas semanas en un condominio de Shibuya Ward, con alta seguridad, cerca de la zona de moda llena de boutiques y cafés. Desde su boda, estuvieron protegidos por la policía metropolitana, y contaron con la ayuda de un miembro del personal de la Agencia de la Casa Imperial, contratado de forma privada, que se encargaba de las compras.
La oleada de informaciones pudo hacer pensar que después de su matrimonio, Mako perdería la conexión con la familia imperial, pero la ‘ayuda’ continúa. El eslabón más seguro sigue siendo la familia Akishinomiya, sus padres.
Los ahorros de una princesa Imperial
Los problemas financieros de la familia Komuro y el de qué vivirían en Nueva York los primeros años hasta que no asentaran su vida y sus trabajos, después de que Mako renunciara a la dote, centró la atención en el dinero que recibe la familia imperial, pero no hay de qué preocuparse.
Los medios japoneses han hecho sus cálculos y han llegado a la conclusión de que, en el peor de los casos, Mako tendría ahorrados más de un millón de euros.
Además, y aunque renunció a la dote imperial - 1,15 millones de euros- que le habría permitido duplicar largamente su fortuna, se da por hecho que su familia, dentro de los límites marcados por la transferencia de la propiedad imperial, también le habrá hecho el mejor de los regalos.
La Familia recibió doce mil millones y medio de yenes, en 2021
En 2021, el presupuesto para los gastos imperiales de todos los núcleos familiares, fue de casi doce mil millones y medio de yenes y lo incluye todo: desde el dinero que se invierte en rituales sintoístas (un 30%) a los gastos necesarios para mantener la ‘dignidad real’.
Como príncipes herederos, los Akishinomiya (la familia de la sucesión al trono) han contado con 128,1 millones de yenes. Y de ese presupuesto, a Mako se le ha asignado 9,5 millones. La misma cantidad que recibió anualmente desde que cumplió 20 años. En total, 91,5 a los que habría que añadir los 61 entregados hasta la mayoría de edad. Tres millones y medio cada año, desde su nacimiento hasta su vigésimo cumpleaños, que celebró en 2011 con grandes celebraciones y regalos, incluida su tiara de diamantes.
La ex princesa será el soporte con sus ahorros y su sueldo, que por el momento será mejor que el de su marido
Todo apunta a que, al menos estos primeros años, la exprincesa será el soporte. Con sus ahorros, hasta ahora ‘secretos’ y con su sueldo, que por el momento será mejor que el de su marido.
Mientras se prepara para el examen que le permitirá ejercer como abogado en el estado de Nueva York, después de no haber aprobado en el primer intento, Kei seguirá trabajando como asistente legal en un bufete de abogados. Se graduó en mayo, con el título de Juris Doctor, en la facultad de derecho de la Universidad de Fordham, pero, en América, no es suficiente.
En cuanto a la exprincesa, que tiene una maestría en estudios de museos y galerías de arte de la Universidad de Leicester (Gran Bretaña) y fue empleada no remunerada de un museo en Tokio durante cinco años, se da por hecho que ha sido nombrada curador del Museo Metropolitano de Arte, uno de los más importantes del mundo.
Una ex princesa en el Upper West Side
Su nueva casa, apuntan diferentes informaciones desde Tokio, está en el Upper West Side de Manhattan; al lado del río Hudson, Central Park y bastante próxima, tanto a la oficina de Kei Komuro como al Museo Metropolitano de Arte. El apartamento tendría unos 100 metros cuadrados y dos habitaciones. Suficiente para empezar, aunque una miniatura frente al palacio Akasaka donde se tomó la última imagen familiar. Mako, despidiéndose de sus padres con un sinfín de inclinaciones de cabeza y de su hermana Kako con un abrazo entrañable. El único gesto de amor, emoción y ‘dolor’ en lo que supuso el adiós a su vida con los ojos un poco llorosos, pero sin volver la vista atrás.
Había dejado de formar parte de la familia imperial japonesa. Ya no saludaba con la mano al paso de su coche, ni tampoco sonreía. Ahora se llama Mako Komuro. Fue el cuento de hadas al revés… La boda real del año en Japón, aunque no fue ni boda ni real. Mako y Kei se casaron el pasado 26 de octubre sin la presencia de sus familias, sin las ceremonias y ritos de las bodas imperiales japonesas, y entregando sencillamente un funcionario de palacio el registro del matrimonio en el ayuntamiento.
“Vamos a empezar una nueva vida juntos. Sé que habrá dificultades”
La hija mayor del príncipe heredero Fumihito de Akishino y la princesa heredera Kiko ha hecho múltiples sacrificios para unirse al hombre de su vida, después de una revolución en palacio y más de cuatro años de espera, pero lo ha conseguido. Fue su elección. “Kei es insustituible para mí. Casarnos era una decisión necesaria para vivir, mientras escuchamos a nuestros corazones… Vamos a empezar una nueva vida juntos. Sé que habrá dificultades, pero como hasta ahora, uniremos fuerzas y avanzaremos juntos”, dijo en la rueda de prensa que dieron tras quedar inscrito su matrimonio.
Una conferencia en la que Kei también tomó la palabra para decir que “amo a Mako y quiero pasar la única vida que tengo con la persona que amo” y que “estos últimos años, tanto mi madre como yo lo hemos pasado mal” refiriéndose a los problemas financieros de su madre. Kayo Komuro, la ‘malvada’ que cambió la historia y casi destrozó el cuento de hadas nipón, creó mucha hostilidad contra su hijo, pero para ella, también corren nuevos tiempos. Estará muy lejos de su hijo, y seguramente destinada a no volver a tener relación con la familia imperial, pero a partir de ahora podrá vivir en paz. Antes de irse a EEUU, Kei resolvió el problema financiero que dio la vuelta al mundo.