Quedan horas para que Mako de Japón pueda convertirse, por fin, en una mujer casada. La sobrina del emperador Naruhito e hija del heredero, el príncipe Akishino contraerá este martes matrimonio con Kei Komuro, un abogado que trabaja en Nueva York. A pesar de ser Princesa, Mako no contará con los tradicionales ritos de las ceremonias imperiales, sino que simplemente inscribirán su enlace en el registro civil. Después, los nuevos marido y mujer darán una conferencia de prensa informando de sus planes que pasan porque la Princesa abandone su país natal y se instale también en Nueva York. Un escándalo económico de la madre del novio, que provocó una gran polémica en la sociedad y en la Corte nipona, ha hecho que lo que iba a ser una gran boda real se haya quedado en un discreto trámite. A pesar de que tras casarse perderá su estatus y privilegios (en Japón, las mujeres de la Casa Imperial que contraen matrimonio con plebeyos quedan automáticamente apartadas de la institución) sí que ha participado en algunas de las tradiciones que toda novia real tiene que hacer antes del gran día. Eso sí, hechas sin el boato nipón y de manera muy discreta. Después de que se despidiera de sus tíos, los actuales emperadores, Mako ha realizado otra entrañable visita: a sus abuelos, los exemperadores Akihito y Michiko.
Vestida de naranja y saludando desde el coche con una sonrisa que se adivina a pesar de llevar mascarilla, la Princesa ha accedido al Palacio Imperial de Tokio para reunirse con sus abuelos en su último día como soltera. Es la primera vez en más de año y medio que se encuentra con ellos. La primera nieta de los exemperadores, ambos de 87 años, llegó a su residencia por la mañana, mientras eran muchos los curiosos que la esperaban en el acceso al recinto. Todo lo que rodea esta controvertida boda está causando una gran expectación y cada uno de losmovimientos que se hacen al respecto genera un gran interés. Akihito y Michiko sienten una debilidad especial por su primera nieta. De hecho, la exemperatriz anunció hace unos días que la echará de menos. Al respecto, la Agencia de la Cama Imperial dijo: “ La princesa Mako siempre ha sido muy querida por ambos, el emperador y la emperatriz emérita, así que lamentarán profundamente tener que despedirse de ella ante su marcha de la Familia Imperial”.
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Después de cuatro años desde que anunciaron su compromiso, Mako y Kei podrán mañana cumplir su sueño de convertirse en marido y mujer. La boda en un inicio estaba prevista para noviembre de 2018, pero el problema económico de la madre de Kei lo trastocó todo. Su expareja le reclamaba 31.000 euros que según ella fueron un regalo y, según él fueron un préstamo para poder hacer frente a los estudios de Derecho de su hijo. A partir de ahí los aplazamientos del enlace han sido repetidos. Finalmente, el príncipe Akishino, heredero y padre de la novia, dio su consentimiento y la pareja pudo fijar una fecha definitiva a condición de que se arreglase la disputa económica. Esta decisión fue muy criticada por un sector de la sociedad.
Durante este camino, que no ha sido precisamente de rosas, la Princesa, para calmar las aguas, no solo ha renunciado a su título, sino a la compensación económica de 150 millones de yenes (algo más de un millón de euros) que el Estado da a las damas que se desvinculan de la Casa Imperial tras casarse. También perderá sus joyas, las que se entregaron cuando cumplió 20 años para ser ‘presentada’ ante el entonces emperador, su abuelo Akihito. Se trata de una tiara, un imponente collar, dos pulseras, pendientes y un broche. Todas las piezas engastadas con diamantes o perlas ya que en Palacio no se usan piedras preciosas de colores como la esmeralda, el rubí o el zafiro. Además, Mako dejará la vida que ha conocido hasta ahora de palacios y fiestas para empezar desde cero en un apartamento de Nueva York.