Es posible que esta sea una de las historias de amor más bonitas de la realeza: un flechazo adolescente que ha superado a la muerte. La princesa Ana María de Dinamarca era la pequeña de las tres hijas que tuvieron los reyes Federico IX e Ingrid, los abuelos del actual soberano danés, y todavía era menor de edad cuando conoció a Constantino de Grecia, que era seis años mayor que ella y uno de los príncipes herederos más prometedores de Europa. Se enamoraron en 1962 y acordaron esperar a la mayoría de edad de ella para casarse. La boda, que se publicó entonces en la revista ¡HOLA!, se celebró hace sesenta años, el 18 de septiembre de 1964. Así comenzó el matrimonio de los que fueron los reyes más jóvenes de Europa y, tras la caída de la monarquía helena, atravesaron juntos una vida distinta a la planeada en la que la prioridad absoluta fue el amor que sentían el uno por el otro y por la familia que formaron.
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Era un momento distinto en la historia de Europa y de las casas que reinaban en ella. Constantino y Ana María de Grecia se enamoraron en la boda de los reyes Juan Carlos y Sofía, que se celebró también en Atenas en 1962, un enlace real sin precedentes en un país que había visto a la Familia Real griega exiliarse ya en varias ocasiones. La princesa Ana María, la hermana pequeña de la que con el tiempo sería la reina Margarita de Dinamarca, ejerció de dama de honor de la princesa Sofía, mientras que Constantino tuvo un papel especial como hermano de la novia y quiso escoltar personalmente la carroza de la novia montado a caballo. Ese fue su regalo a la hermana a la que estaba unido como uña y carne y que pronto tendría que dejar su reino para apoyar el futuro de Juan Carlos como rey de España.
Ana María era muy joven aunque estaba decidida a casarse con Constantino y con todo lo que ello implicaba: dejar Dinamarca, instalarse en Grecia y asumir algún día la Corona de un país con una política cambiante y convulsa. Los padres de ambos, el rey Pablo de Grecia y el rey Federico de Dinamarca, dieron el visto bueno a un enlace que era el sueño de las casas reales de la época: un matrimonio entre iguales impulsado por un amor genuino. Ambos llegaron al acuerdo de que la boda se celebraría cuando la princesa fuera mayor de edad y no antes, lo que nunca podrían imaginar es que seis meses antes de la fecha fijada para la boda el rey Pablo fallecería y Constantino llegaría a esa boda convertido ya en el nuevo rey de los helenos y, por tanto, Ana María ingresó en la realeza griega como la reina más joven de Europa.
Su boda fue uno de los acontecimientos más relevantes de la época y arrancó con la llegada de los primeros invitados que se sentaron en sillones rojos, azules y dorados que se habilitaron para la ocasión. Hasta el templo, iluminado con un millar de cirios y diez mil gladiolos rojos, llegó primero Constantino de Grecia del brazo de su madre y madrina, la reina Federica, en una comitiva real de la que formaban parte don Juan Carlos y doña Sofía; el duque de Edimburgo, que era príncipe griego de nacimiento; Elena de Rumanía, Balduino y Fabiola de Bélgica, Rainiero de Mónaco o Gustavo Adolfo de Suecia. Minutos después, sobre las 10.15 horas de la mañana y también en carroza al igual que el novio, comenzaba el camino de Ana María de Grecia al altar acompañada de su padre, Federico IX de Dinamarca. Tras ella se encontraban vestidas de blanco las seis damas de honor: la princesa Clarisa de Hesse, la princesa Tatiana de Radziwill , Cristina de Suecia, Margarita de Rumanía y Ana de Inglaterra.
La novia eligió un vestido inspirado en el siglo XVIII del modista danés Holger Bloom y que con el tiempo tendría su propia historia, ya que durante el exilio quedó olvidado en un desván de Tatoi y no fue encontrado hasta noviembre de 2023. La tiara nupcial fue una pieza icónica de la Familia Real danesa, una joya que perteneció a su abuela materna, Margaret de Connaught, nieta de la célebre reina Victoria, y con la que se han casado todas las princesa danesas de cuna: Margarita, Benedicta y Ana María de Dinamarca, y también la princesa Alexia de Grecia y las dos hijas de Benedicta. La reina Ingrid dejó esta pieza en manos de la reina Ana María tras su muerte y ella la ha llevado en numerosas ocasiones.
La ceremonia, celebrada por el rito ortodoxo y oficiada por el arzobispo Crisóstomos, tuvo dos partes: los esponsales y la coronación. Ambas se hicieron en el altar central, donde había una mesa en la que se encontraban los Evangelios, las coronas y dos alianzas de oro que les regaló un joyero griego. Ana María y Constantino se situaron frente a esta mesa y tras ellos la reina Federica, las damas de honor y los seis príncipes que formaban el cortejo de honor, entre los que destacan Harald de Noruega, el príncipe Michael de Kent o Alejandro de Yugoslavia.
A las 11.30 de la mañana la Princesa, que es la hermana pequeña de Margarita de Dinamarca, se había convertido ya en Reina, comenzando de esta manera un nuevo capítulo en la historia de la realeza del país heleno. Se dispararon desde el monte Lycabetos 101 cañonazos para anunciarlo. Ya como matrimonio recorrieron seis kilómetros del centro de Atenas mientras para saludar al pueblo que había salido a la calle para festejar esta unión y celebraron un banquete en el Palacio Real de Atenas.
La celebración de sus bodas de oro
En septiembre de 2014, los reyes Constantino y Ana María, rodeados de sus seres queridos y representantes de diferentes Casa Reales, brindaban por sus bodas de oro. Para conmemorar el 50 aniversario de su enlace, los tíos de Felipe VI organizaron varios actos. Primero una cena informal en el Museo de la Acrópolis y al día siguiente, el de su aniversario, una cena de gala en el Club Náutico, próximo al puerto de El Pireo. Antes del banquete disfrutaron de la actuación del cantante griego Nicholas Karagkiaouris y vivieron momentos de gran emoción gracias a un vídeo en el que se resumieron algunos de los momentos más entrañables y familiares de su matrimonio e intervinieron sus nietos. Además, revivieron su gran día acudiendo nuevamente a la catedral en la que se produjo su enlace. Durante la ceremonia en este templo lleno de recuerdos se colocaron en los dos tronos que usaron en su enlace y recibieron la bendición del arzobispo de Atenas.
El fallecimiento del rey Constantino
El rey Constantino falleció en Grecia el 10 de enero de 2023 a los 82 años después de haber pasado una última etapa de su vida en el país que tuvo que dejar en 1967. Junto a la reina Ana María disfrutó de sus cinco hijos y de la compañía de todos sus nietos. En el Reino Unido o en Grecia, en Porto Jeli o en Mallorca, los reyes Constantino y Ana María fueron inseparables. "Tu familia y nuestra madre lo eran todo para ti", dijo su hijo, Pablo de Grecia, en el emotivo discurso que pronunció en un funeral en el que la reina Ana María y sus hermanas, la reina Sofía y la princesa Irene, estaban totalmente destrozadas. La reina Ana María está arropada por sus hijos, nueras y nietos, también participa en algunos actos de la máxima relevancia institucional como fue la coronación del rey Carlos III en el Reino Unido, sin embargo, desde la muerte del rey Constantino su pena es evidente. Un amor hasta la eternidad.