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Se casará el 26 de octubre con Kei Komuro

Empieza la cuenta atrás: Mako de Japón se despide de los emperadores antes de su boda

La todavía Princesa ha acudido al Palacio Imperial de Tokio donde se ha reunido con sus tíos, Naruhito y Masako, en una ceremonia muy discreta


Actualizado 22 de octubre de 2021 - 16:15 CEST

Mako de Japón ya ha comenzado la cuenta atrás para su boda. El 26 de octubre se casará con Kei Komuro, su novio desde hace nueve años al que conoció en la universidad. La pareja no lo ha tenido fácil en los últimos tiempos debido a un escándalo financiero que salpica a la madre de él y que ha dividido a la sociedad nipona hasta tal punto que se dudó que el enlace pudiera celebrarse. Además, la Princesa va a dejarlo todo por amor. En el momento en que se convierta en una mujer casada perderá su título y sus privilegios. En Japón, las damas de la Casa Imperial que se casan con plebeyos quedan automáticamente desvinculadas de la institución. La hija del príncipe heredero Akishino ya ha comenzado a decir adiós a su vida y por eso ha visitado por última vez como Princesa a los emperadores, uno de los últimos pasos que le quedan antes de poder emprender una nueva etapa con su futuro marido.

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Mako de Japón ha acudido al Palacio Imperial para despedirse de los emperadores

Con un conjunto azul celeste, con sombrero incluido, la Princesa ha acudido al Palacio Imperial de Tokio para reunirse con sus tíos Naruhito y Masako de Japón. Es tradición que las novias de la Corte tengan un encuentro con los emperadores antes de sus nupcias. Es lo que se conoce como el rito Choken no Gi. Sin embargo, Mako no ha podido disfrutar de las milenarias tradiciones nupciales por contraer matrimonio con una persona sin sangre azul. En su lugar, la cita con sus tíos ha sido a puerta cerrada, sin los trajes típicos y en la más absoluta intimidad. Dentro de unos días, la víspera de su ‘sí, quiero’ también será recibida por sus abuelos, los exemperadores Akihito y Michiko. La abuela de la Princesa cumplió hace unos días 87 años y aprovechó para pronunciarse sobre su nieta. A través de un mensaje difundido por la Agencia de la Casa Imperial se dijo lo siguiente: “La princesa Mako siempre ha sido muy querida por ambos, el emperador y la emperatriz emérita, así que lamentarán profundamente tener que despedirse de ella ante su marcha de la Familia Imperial”.

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A Mako, que este sábado cumplirá 30 años, y a Kei se les privará de las vistosas celebraciones imperiales. El acto en sí de su matrimonio consistirá en su registro civil y una posterior conferencia de prensa donde informarán de sus próximos pasos. Se espera que tras abandonar el país del sol naciente, los recién casados se instalen en Nueva York, ciudad en la que el novio lleva ya un tiempo trabajando como abogado. Aunque en un primer momento el compromiso, allá por el año 2017, fue recibido con gran alegría en el país, pronto se convirtió en un problema. La boda se había previsto para noviembre de 2018, pero salió a la luz el escándalo económico de la madre de Kei y todo se torció. Su expareja le reclamaba 31.000 euros que según ella fueron un regalo y, según él fueron un préstamo para poder hacer frente a los estudios de su hijo. La polémica generó un gran revuelo y causó una grave crisis en Palacio. En 2020, el príncipe heredero Akishino, padre de Mako, dio su aprobación al enlace, aunque poniendo como requisito que el conflicto financiero se resolviese, lo que también fue muy cuestionado.

Tanta tensión ha pasado factura a la Princesa, que ha sufrido de un cuadro de estrés postraumático. En un intento de conseguir más aceptación, ha rechazado la ayuda económica de 150 millones de yenes (algo más de un millón de euros) que el Gobierno japonés otorga a las mujeres de la Casa Imperial que dejan su estatus para casarse con un plebeyo. También ha renunciado a la tiara de diamantes y a sus joyas imperiales, que se le entregaron cuando cumplió 20 años para poder ser ‘presentada’ ante su abuelo y empezar con sus tareas oficiales. Se trata de una tiara, un imponente collar, dos pulseras, pendientes y broche que han vuelto al joyero de Palacio.