Francisco de Paula Joaquín de Borbón y von Hardenberg-Zu Fürstenberg y Sophie Elizabeth Karoly se conocieron, hace más de cinco años, mientras disfrutaban de unas vacaciones en Montenegro. Un amigo en común los presentó. “La verdad es que no podíamos ser más diferentes, pero justo eso creó la chispa”, reconoce Francisco, que es el tercer hijo de Francisco de Paula de Borbón y Escasany , V duque de Sevilla y Grande de España, y de la inolvidable condesa Beatrice von Hardenberg y princesa Zu Fürstenberg. “Supe desde el primer momento que Sophie era la mujer de mi vida”, añade el aristócrata, de cuarenta y dos años.
“No estoy segura de que supieras tan pronto que yo iba a ser tu mujer, pero es verdad que, justo después de conocernos, me invitaste a cenar”, admite ella, una atractiva austríaca experta en Marketing y Comunicación. “Para mí estaba claro que acababa de conocer al hombre de mi vida. La persona más asombrosa, brillante y con los pies más en la tierra que jamás he conocido, la más amable y divertida”, dice la novia. Desde aquel verano, son inseparables. El tres de noviembre de 2017 tuvieron a su único hijo, Francisco Máximo. Cuatro años después, Francisco y Sophie se han casado en la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Sevilla, con su pequeño como testigo.
De Sevilla a Marbella
Han sido cuatro días de celebraciones entre Sevilla y Marbella, con más de 350 invitados. Entre los asistentes se encontraban Marisa y Alfonso de Borbón y su hijo, Alfonso de Borbón (que acudió sin su mujer, la top model Eugenia Silva); Manuel Díaz, ‘El Cordobés’, y Virginia Troconis; Hubertus y Simona de Hohenlohe; Manuel Martos; Myriam Lapique; Israel Bayón, y Cristina Sainz. Hubo un cóctel de bienvenida en el que se sirvieron platos típicos andaluces y, la noche previa al enlace, los novios ofrecieron una cena de pedida, de estilo flamenco, en Casa de Pilatos, el palacio sevillano de los Medinaceli. Sophie llevó un traje de inspiración flamenca, diseñado a medida por Lina 1960, y el novio, un traje de corto con zapatillas deportivas. Bailaron música de los Gipsy Kings y disfrutaron de un show de flamenco fusión-láser. Al día siguiente, después de la ceremonia religiosa, dieron una gran fiesta en el Marbella Club, y el domingo, un brunch de despedida.
“¿Por qué damos este paso ahora? Porque somos una pareja moderna y se nos pasó”
La gran fiesta del sábado se celebró en la Villa del Mar del hotel Marbella Club. Se sirvió un cóctel amenizado por un saxofonista y, luego, una cena de cuatro platos: crema de bogavante, tartar de atún, filete de ternera asada con salsa de trufa y un bufé de postres. Hubo un concierto del cuarteto de cuerda femenino Amadeus Electric Quartett, un show de drones, baile y DJ, y un espectáculo pirotécnico que iluminó el cielo de la Costa del Sol. La artista Katie Geis pintó ‘en vivo’ los instantes más memorables de la noche.
La novia lució un diseño de escote corazón con falda de tul. El novio llevó el uniforme de gran maestre de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén. El hijo de ambos llevó los anillos
Detrás de cada elección de esta boda había un significado. El tío del novio, Alfonso de Hohenlohe, fue el fundador del Marbella Club. Y fue allí donde los padres de Francisco se conocieron. El aristócrata escogió la capilla real de la catedral de Sevilla para casarse como homenaje a su padre, el duque de Sevilla. También le rindió homenaje llevando el uniforme de gran maestre de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, orden de caballería establecida en los tiempos de las Cruzadas, que su progenitor también presidió en su día.
Reservada para unos cuantos privilegiados, la catedral de Sevilla ha sido testigo de grandes enlaces, como el de la duquesa de Alba y Luis Martínez de Irujo, en 1947; el de la infanta doña Elena y Jaime de Marichalar, en 1995, o el de Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo, en 1998. Francisco de Borbón está emparentado con el Rey Juan Carlos (su padre es primo en cuarto grado del monarca) y, a través de su madre, también desciende del Rey Carlomagno y entronca con grandes familias nobiliarias de Alemania, como los Von Thurn und Taxis, los Von Hohenlohe y los Zu Fürstenberg.
Francisco escogió la capilla real de la catedral de Sevilla para casarse como homenaje a su padre, el duque de Sevilla, que es primo del Rey don Juan Carlos
Una ceremonia emotiva
El novio llegó al templo del brazo de su hermana Olivia de Borbón , que ejerció de madrina. Su madre, Beatrice von Hardenberg, falleció en marzo de 2020, pocas semanas después de la muerte de su hija, Cristina de Borbón. La “princesa hippie”, como se la conoció en la década de 1980, llevaba años luchando contra la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). “Olivia siempre ha sido mi pilar y la persona que más admiro. Después de perder a mi madre y a mi hermana, nos apoyamos muchísimo y no había posibilidad de que ella no estuviera a mi lado en mi boda”, explica el aristócrata. “Cuando le dije que me casaba, me respondió: “¿Te casas? ¿Tú?”. Pero estaba feliz”. La madrina, que asistió con su marido, Julián Porras-Figueroa, deslumbró con un vestido verde esmeralda, a juego con el uniforme de su hermano. Un diseño realizado para ella por el diseñador Roberto Diz. Completó su look con una gran pamela de rafia natural, de Mimoki, y pendientes de esmeraldas y brillantes, de Del Páramo.
Poco después de la llegada del novio y la madrina, la novia hizo su entrada a la catedral del brazo de su padrastro, Ernst Thomas (su padre, el doctor Ernst Murnberger, falleció). Sophie llevaba un impresionante y voluminoso traje “efecto nube” que no dejó indiferente a nadie. El vestido, obra de Hervé Moreau para Pronovias, era un diseño de escote corazón con pomposa falda de tul a infinitas capas, tan abundantes que necesitó la ayuda de sus seis damas de honor para bajar del coche. Las damas lucían sencillos vestidos lenceros en diferentes tonalidades.
Siguiendo la tradición, Sophie llevó “algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul”. “¡Para la buena suerte! Mi vestido era “algo nuevo” y mi brazalete era “algo viejo y algo prestado”: la esmeralda de la pulsera formaba parte de una tiara de la emperatriz Elisabeth, “Sissi”, de Austria y fue un regalo de la Reina austríaca a la familia de mi buena amiga la condesa Sophie Batthyany”, revela. “También llevaba algo azul, pero nadie podía verlo”, añade entre risas.
“En la ceremonia, mi amigo, el tenor italiano Massimo Giordano, cantó el Ave María mientras yo caminaba hacia el altar”, recuerda emocionada. Pero ni Francisco ni ella son unos novios “convencionales”. Hicieron su entrada a la fiesta con la canción de la película Top Gun y no quisieron bailar el vals. Ella se cambió de vestido y lució otro suntuoso look nupcial, un diseño de Milla Nova. Él llevó un esmoquin con la pajarita desanudada y unas zapatillas deportivas. Tras cuatro días de festejos y emoción, hablamos con la pareja sobre su boda y el recuerdo de aquellos que no pudieron estar presentes en su gran día.
—Francisco, el año pasado fue muy duro. ¿Eso te ha unido más a tu hermana y a tu padre?
—Sí, la verdad es que no es fácil explicar lo que se siente cuando pierdes a tu hermana y a tu madre en el mismo mes… Estaba y sigo destruido porque eran todo para mí. Pero tengo que decir que Olivia, mi padre y Sophie me han ayudado muchísimo.
Por la noche, los novios dieron una gran fiesta en el Marbella Club con Manuel Díaz, ‘El Cordobés’; su mujer, Virginia Troconis, y Manuel Martos, entre los invitados
—¿Hubo alguna mención especial o recuerdo a tu madre y a tu hermana?
—Sí, hicimos una oración por ellas. Pero Olivia y yo queremos hacer un evento en su memoria el año que viene. No pudimos tener funerales, por la COVID, y necesitamos honrarlas como se merecen.
—¿Tu madre ya sabía que te ibas a casar?
—Por suerte, mi madre pudo conocer a Sophie y a su nieto, Francisco Máximo. La tenemos muy presente. Siempre tenemos ranitas por ella (Beatrice era una gran coleccionista de figuras de ranas y se sentía muy identificada con esos seres inteligentes e intuitivos).
—¿Cómo le propusiste matrimonio a Sophie?
—Fue un momento de amor… Poco más puedo decir.
—Sophie, ¿le dijiste ‘sí’ inmediatamente?
—Sí, al instante.
—Francisco, ¿qué te dijo tu padre cuando le anunciaste que te ibas a casar?
—Solo me pidió que me cortara el pelo para la boda (risas). Él adora a Sophie, está feliz.
—¿Y cuál fue la reacción de vuestro hijo? ¿Está ilusionado?
—Él es muy pequeño, pero está encantado de ver a tanta gente.
“No es fácil explicar lo que se siente cuando pierdes a tu hermana y a tu madre en el mismo mes… Eran todo para mí. Pero Sophie, mi padre y mi hermana Olivia me han ayudado muchísimo”, dice Francisco a ¡HOLA!
—¿El pequeño tuvo un papel especial en la ceremonia?
—Sí, llevó los anillos.
—Lleváis juntos más de cinco años, ¿por qué habéis decidido dar este paso ahora?
—Porque somos una pareja moderna y se nos pasó (risas).
—Sophie, tu familia es austríaca. ¿Han venido desde allí para acompañarte en este gran día?
—Sí, mi familia y amigos de todas partes del mundo vinieron a Sevilla. Y mi padrastro me acompañó hasta el altar.
—Francisco, tras la boda, hubo una cena en el Marbella Club. ¿Por qué habéis escogido ese sitio?
—El Marbella Club fue fundado por mi tío Alfonso de Hohenlohe. Además, mis padres se conocieron allí. Ahora, uno de mis mejores amigos es el dueño del hotel. Es un sitio muy especial e importante para nosotros.
—¿Qué planes tenéis para la luna de miel?
—¡Es una sorpresa!
—¿Os gustaría volver a ser padres?
—Sí, ¡muchas veces!
—Olivia y tú estáis trabajando en la Fundación Beatrice von Hardenberg para la lucha contra la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). ¿Qué nos puedes contar sobre el proyecto?
—Para Olivia y para mí es lo más importante en este momento. Hemos dedicado todo nuestro legado a que la gente que sufre EPOC pueda tener una vida mejor. Es una enfermedad muy complicada y nos dolió mucho ver a nuestra madre sufriéndola. Queremos ayudar en lo que podamos.