Jorge Romanov, el hijo de la gran duquesa María Vladimirovna Romanova y del príncipe Francisco Guillermo de Prusia, y la escritora Rebecca Bettarini ya son marido y mujer. Días después de celebrar su ceremonia civil en el Ayuntamiento de Moscú, la pareja ha sellado su amor con una boda religiosa por el rito ortodoxo en la Catedral de San Isaac de San Petersburgo, la más suntuosa y grandiosa de todos los templos de la capita rusa con una capacidad de hasta 10.000 asistentes. Los contrayentes han sido recibidos con una enorme expectación a las puertas del templo, ya que se trata de la primera boda Romanov en un siglo. La última pareja en casarse fue el príncipe Andrei Alexandrovich de Rusia y Elisabetta di Sasso-Ruffo en junio de 1918.
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-Margarita Vargas, sublime en San Petersburgo con vestido exclusivo y tocado artesanal
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Antes de contrer matrimonio, Rebecca Bettarini, hija del embajador de Italia Roberto Battarin, se convirtió a la fe ortodoxa con el nombre de Victoria Romanovna, de acuerdo con el comunicado difundido por la cancillería de la jefa de la Casa Imperial rusa. Convertida ya en princesa de Romanov y junto al heredero al trono de Moscú, han pronunciado el sí, quiero' en una ceremonia por el rito ortodoxo ante más de un millar invitados procedentes de la aristocracia y 20 casas reales europeas y dinastías de todo el mundo. El gran duque Jorge de Rusia es descendiente directo del emperador Alejandro II de Rusia, la reina Victoria de Inglaterra y el kaiser Guillermo II de Alemania. La lista de invitados se ha mantenido en la más estricta privacidad por razones de seguridad, sin embargo entre los ilustres asistentes que se dieron cita un día antes en la recepción previa a la boda ofrecida en el palacio de Vladimir de San Petersburgo se encontraban Luis Alfonso de Borbón, Margarita Vargas, Manuel Filiberto de Saboya, Aimon de Saboya o el príncipe Leka de Albania. Los novios eligieron este imponente palacio imperial para el cóctel de bienvenida no solo por su belleza y su ubicación sobre el río Neva, sino sobre todo por su valor histórico y sentimental, ya que fue propiedad del bisabuelo del novio, el gran duque Vladímir de Rusia, hijo del zar Alejandro II.
-De los duques de Anjou a Simeón de Bulgaria: la gran cita 'royal' en la boda de Jorge Romanov
El gran duque de Rusia es ahijado de los reyes don Juan Carlos doña Sofía, y ya adelantó en ¡HOLA! que les invitaría a la ceremonia, aunque finalmente no han podido asistir. En cambio, otro de sus padrinos de bautismo, el rey Simeón de Bulgaria, sí ha acudido acompañado de su esposa Margarita, así como de su nuera, Miriam Ungria, viuda del fallecido Kardam de Bulgaria, y el hijo de ésta, el príncipe Boris, que ha sido uno de los primeros royals a los que se ha visto en el interior de la catedral junto a los contrayentes. Los duques de Anjou estaban situados durante el oficio religioso junto a los duques de Braganza, don Duarte e Isabel de Heredia.
Un vestido clásico de Reem Acra y la tiara Lacis de Chaumet
Para la ceremonia religiosa Victoria Romanovna ha escogido un vestido de corte clásico, de manga larga, sobrio, refinado y elegante de la diseñadora libanesa Reem Acra, confeccionado en Milkado de seda, con una cola de seis metros de largo cubierta con un velo bordado con el aguila bicéfala rusa en dorado símbolo del país. A lo largo de dicha cola se extendía también una capa relizada por la diseñadora Elina Samarina, con la que la novia selló la mezcla de ambas culturas, la italiana y la rusa. Un diseño que ha acompañado por un ramo de orquídeas blancas y la fabulosa tiara Lacis, una pieza de alta joyería creada por Chaumet, engastada con dos grandes diamantes centrales, uno de 5,02 quilates, y otro en forma de pera de 2,21, y 438 diamantes en pavé en una montura de malla de oro blanco. Esta preciosa joya que ha lucido es un homenaje a la forma del kokoshnik ruso, el tradicional tocado ruso y posee guiños y detalles en honor a la familia imperial rusa. Su forma simula la vela de un barco soplada por el viento, ya que el gran duque sirve en la base naval de San Petersburgo, y la tatarabuela del novio era una de las fieles clientas de la prestigiosa maison Chaumet.
La novia ha llegado al templo del brazo de su padre y padrino, el embajador de Italia Roberto Bettarini, y ha hecho su entrada en este imponente edificio neoclásico acompañada de las damas de honor Beatrice y Veronica Scheda, hijas de su prima, Giulia Cacciatore, y cuyos vestidos fueron realizados a mano por las monjas del monasterio Danilov en Moscú, en terciopelo siguiendo el estilo tradicional ruso y en la cabeza han lucido tocados de estilo kokoshnik. Durante la ceremonia el gran duque Jorge y la princesa Victoria intercambiaron sus alianzas de boda de la firma de joyería de origen ruso con base en Suiza Fabergé.
Un segundo vestido para la cena de gala
Una vez convertidos en marido y mujer, los recien casados agasajarán a sus invitados con una cena de gala celebrada en el Museo Etnográfico ruso en San Petersburgo, a la que asistirán alrededor de 550 invitados. Alrededor de las siete de la tarde dará comienzo la recepción y se servirá un menú a base de platos típicos de la gastronomía rusa, regados con vinos italianos y champán francés. La velada estará amenizada por unos músicos clásicos de renombre en los salones de este museo, construido ex profeso por Vasili Svinine, y que alberga una colección dedicada a las 150 etnias que poblaban el territorio del antiguo Imperio ruso. Para la cena de gala Victoria Romanova se cambiará de vestido y lucirá otra creación de Reem Acra de tul decorado con perlas, apliques y bordados y una capa blanca con mangas abullonadas de Mikado de seda creada por Elina Samarina.
Al día siguiente, y como colofón a tres días de celebraciones, los recién casados ofrecerán un brunch en el palacio Constantine, anteriormente hogar de la rama Konstantinovichi de la familia imperial. Será un encuentro más distendido e informal en el que no habrá dress code y al que se prevé que asistan alrededor de 700 invitados que participarán en una subasta benéfica y asistirán a un concierto con motivo de la inauguración de la Sociedad Musical Imperial Rusia. Los novios despedirán así a sus invitados antes de partir rumbo a su luna de miel con destino desconocido.
La pareja pone el broche de oro a su historia de amor que comenzó hace casi una década, aunque se conocían de años atras cuando eran adolescentes. Volvieron a coincidir en el año 2012 en un evento en la embajada de Francia en Bruselas, entonces ambos trabajaban como lobistas en la capital de la Unión Europea, y Jorge Romanov le pidió a Rebecca Bettarini que le ayudara a establecer su fundación en Rusia. Meses después su amistad se tornó en noviazgo y en agosto de 2020 el gran duque le pidió matrimonio con un impresionante anillo engastado con un rubí cabujón, símbolo del amor, la pasión y la nobleza; y dos diamantes, que representan la pureza y la fuerza de sus sentimientos. La gran duquesa María regaló esta pieza a su hijo en su dieciocho cumpleaños, como anillo de compromiso para la mujer que algún día se convirtiera en su futura esposa. Y así ha sido, la pareja ha hecho realidad sus deseos de casarse en la ciudad de los zares y su boda está siendo todo un acontecimiento histórico en Rusia.