La boda de la princesa Mako está cada vez más cerca a juzgar por la última imagen que se ha podido ver en el aeropuerto. Kei Komuro, prometido de la sobrina del emperador Naruhito, ha aterrizado en el país dos años después de marcharse a Estados Unidos para comenzar con los preparativos de su enlace, tal y como señala The Japan Times. El novio de la princesa, que ha sorprendido con nueva imagen y tiene el pelo más largo y recogido en una coleta, deberá cumplir ahora con los protocolos que imperan en el país debido a la alerta sanitaria: tendrá que guardar 14 días de cuarentena. Después de ese tiempo de aislamiento, podrá hacer vida normal y ultimar los detalles de una boda que podría celebrarse en las próximas semanas (no se ha confirmado la fecha pero se especula que será este mes de octubre). La última vez que se pudo ver a Kei Komuro en público fue en 2017, durante la rueda de prensa que se dio para anunciar su compromiso.
Kiko de Japón opina sobre la cuestionada boda de su hija Mako
La polémica propuesta de Japón para solucionar la crisis sucesoria en la Familia Imperial
El enlace de Mako será de todo menos tradicional. La polémica suscitada por los problemas económicos de la familia del novio ha provocado modificaciones en los planes de futuro de la pareja, pero también en la organización de los festejos que no contarán con algunos de los ritos ancestrales de la Familia Imperial. Parece que no se celebrará el Nosai no Gi -ceremonia de compromiso oficial en la que los allegados de los novios intercambian obsequios- ni tampoco el Kokki no Gi -jornada en la que se anuncia la fecha oficial del "sí, quiero" y los contrayentes se reúnen con el emperador y la emperatriz.
Renuncia a la dote
Se sabía además hace solo un par de días que Mako ha renunciado a la dote de 150 millones de yenes, aproximadamente 1,15 millones de euros, que se otorga a las mujeres de la Familia Imperial que abandonan la Casa Real tras casarse. El gobierno japonés ha aceptado la solicitud de la hija del heredero al trono imperial Akishino, que además tiene previsto mudarse a Estados Unidos, concretamente a Nueva York, donde su prometido vive desde hace dos años (allí Komuro ejercerá de abogado). El matrimonio de una princesa con un plebeyo conlleva su desvinculación de la Familia Imperial, por lo que Mako perderá además su título y posición después de su boda.
Es precisamente esta desvinculación uno de los puntos que se ha situado en el centro del debate sucesorio en las últimas semanas. Parece que una de las opciones que bajara el Gobierno japonés es permitir que las mujeres de la familia conserven su posición a pesar de su enlace con un plebeyo lo que supondría que sus hijos entrarían en la línea sucesoria. La escasez de varones en la familia ha provocado que solo queden dos personas en la línea de sucesión (Akishino y su hijo Hisahito) por lo que esta podría extinguirse dado que la ley establece que la mujer no puede acceder al trono. Abolir la ley sálica ya ha sido rechazado.
Un boda marcada por la polémica
La princesa Mako, que está a punto de cumplir 30 años, anunciaba en 2017 su boda con la que pretendía poner el broche de oro a una historia de amor que comenzó durante la etapa universitaria. Entonces los problemas económicos de la madre del novio -su expareja afirmaba que esta le debía más de 4 millones de yenes (aproximadamente 31.000 euros)- desataron el escándalo. Komuro se ofreció a saldar la deuda, pero el revuelo provocó que abandonara el país para estudiar en Nueva York y la boda, prevista para 2018, se retrasó.
El príncipe Akishino, heredero al Trono, dio su aprobación en 2020 a la boda de su hija, poniendo como condición que Komuro tenía que solucionar este incidente, algo por lo que fue bastante cuestionado. “Nunca ha habido ataques tan virulentos contra miembros de la Familia Imperial. Pensábamos que la familia había hecho una transición sin problemas a la nueva era (que comenzó con la llegada de Naruhito al trono), y no esperábamos que el asunto del matrimonio alcanzara esta dimensión. Ahora la familia del heredero está siendo cuestionada”, afirmaba un representante de la Agencia de la Casa Imperial. Kiko de Japón comentaba también hace unos días que, aunque había aspectos en los que no estaba de acuerdo con su hija, quería “respetar al máximo sus sentimientos y felicidad”.